Un grupo de españoles cuenta cómo vivieron a 3.000 metros de altura el terremoto de Marruecos: "nos paralizó"

El terremoto de Marruecos del pasado viernes sorprendió a muchos ciudadanos españoles disfrutando de unos días de descanso en este país. Es el caso de Guillem y un grupo de amigos que estaban en las montañas del Alto Atlas realizando unas jornadas de montañismo. Entre los pueblos de Imlil y Asni recorrieron algunos de los picos del país como el famoso Tubqala donde el temblor se ha dejado sentir con mayor intensidad. Ellos han cantado su experiencia a Informativos Telecinco mientras vuelan ya de regreso a España 

Guillem y sus compañeros llegaron a la zona al sur de Marrakech el pasado miércoles seis de septiembre. Una ruta de montañismo le llevó en las horas previas al terremoto a la zona donde el temblor se ha sentido con mayor intensidad. El día que se produjo el temblor y tras una jornada agotadora el grupo llegó a un refugio situado a unos tres mil metros de altura para hacer noche, descansar y prepararse para la siguiente marcha.

"Un golpe de viento nos despertó minutos antes del terremoto por lo que nos pilló despiertos"

Minutos antes de que se produjera el terremoto un fuerte golpe de viento despertó al grupo lo que permitió que sintieran en vivo el temblor de la tierra bajo sus pies.

La primera consecuencia la vivieron cuando una piedra liberada por el seísmo impactó contra uno de los muros del refugio donde pernoctaban provocando daños en la estructura causando heridas en la cabeza a uno de los guías que les acompañaban.

Otros compañeros que se había quedado a dormir al raso fuera del refugio han relatado que unos 15 minutos antes del terremoto vieron una luz que subía por la montaña, a semejanza de un halo eléctrico que envolvía las cumbres, ascendiendo hasta llegar al punto más alto, donde vieron como una explosión lumínica. 

Guillem cuenta que el grupo sigue intentando procesar lo que sintieron en esos pocos segundos de miedo notando la tierra moverse debajo de ellos. Todavía se preguntan cómo pudo aguantar el refugio las ondas del seísmo y por qué no salieron huyendo de aquel lugar.

Las primeras evidencias que el temblor habían sido catastróficas para los habitantes de la zona fueron las llamadas que los guías hicieron a algunos de sus familiares en los pueblos situados a los pies de las montañas. Las noticias hablaban ya de numerosos muertos en pequeños pueblos, algo que confirmaron en la ruta de descenso a la ciudad de Imlil. Por el camino se encontraron con senderos obstruidos por bloques de piedra, viviendas de adobe convertidas en escombros y un aumento de presencia policial que intentaba llegar hasta los pequeños núcleos de viviendas.

"Los servicios de emergencia actuaron rápidos, pero les faltaban medios"

La ruta continuó hasta la localidad de Asni, más al norte y ya camino de vuelta a Marrakech. Las consecuencias devastadoras del terremoto eran cada vez más evidentes, no solo por la magnitud de la destrucción, sino por la mayor presencia de personal de emergencia.

Muchas de las plazas estaban ocupadas por campamentos improvisados en los que los lugareños buscaban refugio alejados de sus casas afectadas por el temblor. En sus rostros se notaba el miedo a que un nuevo seísmo les pillara de nuevo en unas casas ya de por sí muy perjudicadas por el temblor.

Guillem y sus compañeros creen que a diferencia de la percepción que hemos tenido en el exterior, los servicios de emergencias actuaron rápidamente para ayudar a los ciudadanos, pero que la magnitud del terremoto, la debilidad de las estructuras y la falta de recursos materiales y tecnológicos ha lastrado este trabajo solidario.