Un cardenal del cónclave vació el minibar de su habitación creyendo que era gratis: "Le llegó la factura"

Varios cardenales del cónclave
Varios cardenales del cónclave. Cordon Press
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Tras el fallecimiento del papa Francisco, que se notificó el pasado 21 de abril, el puesto del Sumo Pontífice ha quedado vacante. Como ordena el protocolo, y dentro del plazo establecido, va a celebrarse el cónclave en el que hasta 133 cardenales votarán para elegir a su digno sucesor. Y, aunque la Constitución Apostólica establece normas estrictas para que ninguna información sea revelada ni durante ni después de su desarrollo- bajo penas de excomunión - los purpurados y adjuntos sí pueden contar anécdotas pasadas que no afectaron a la gran votación.

Así lo ha hecho en la prensa italiana el arzobispo jubilado Anselmo Guido Pecorari, de 79 años, quien le ha contado al Corriera della Sera algo que ocurrió en la que fuera la residencia de Bergoglio durante su pontificado. Si bien las votaciones siempre tienen lugar en el interior de la Capilla Sixtina, es en Santa Marta donde los cardenales van a dormir, comer, rezar y charlar hasta que se anuncia la esperada fumata blanca. Y en una de esas veladas, se produjo una divertida confusión que, ahora, ha trascendido a los medios de comunicación:

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"Cuando le llegó la factura, se molestó"

"No puedo decirle su nombre porque es un gran amigo mío, pero un cardenal extranjero que creía que todo era gratis invitó a unos colegas a su habitación a charlar después de cenar, y así terminaron rápidamente todos los licores en miniatura del minibar. Solo entonces los encontró en la cuenta y se molestó", ha asegurado el arzobispo en la prensa local, sin que se sepa si ni la identidad del anfitrión ni el cónclave exacto en el que esto ocurrió.

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Lo que no sabía este purpurado es que la residencia de Santa Marta tiene un régimen similar al de un hotel, aunque también sea el edificio oficial que alberga a todos los cardenales que participarán en el proceso de sucesión.

Cuando arranca la votación, ninguna información puede traspasar sus muros. Tanto los votantes como el personal de apoyo que les asiste durante el cónclave - operarios de mantenimiento y el servicio de comidas y limpieza - tienen que hacer un juramento de confidencialidad por el que no se podrá revelar nada - ni de forma hablada, ni escrita, ni siquiera por signos - sobre el devenir del proceso. Solo el futuro papa estará autorizado para contar, si así lo estima preciso, cómo han sido los detalles de su victoria.

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