Lucía Alfonso González 07 MAY 2025 - 06:40h.

El Vaticano está de luto tras la muerte de Francisco, un periodo de Sede Vacante que permanecerá hasta celebrarse el cónclave, que arrancará este miércoles 7 de mayo, siguiendo la norma de darse entre quince y veinte días tras el fallecimiento del pontífice.

En víspera de los comicios, el cónclave ya ha causado cierta controversia en relación a la polémica del cardenal italiano Angelo Becciu, condenado a cinco años y medio de cárcel por fraude fiscal y destituido de su cargo por el difunto papa Francisco, una decisión ratificada con dos cartas de este, quien se aseguró de que la decisión se respetase pese a su ausencia. Sin embargo, no es la primera vez que un cónclave se ve rodeado de polémica, donde hay voz hay discrepancia, y eso es algo que el Vaticano tiene por norma aprendida.

Tres años, tres muertos

En 1268 iniciaba el que será el cónclave más largo hasta la fecha, de tres años de duración debido a la polarización de los cardenales votantes, y que llegó a presentar situaciones extremas, como el racionamiento de comida, o incluso la muerte de tres de los candidatos cardenales. Este cónclave tuvo fin en 1271, con la elección de Gregorio X como heredero de San Pedro.

Papa y antipapa

Los antipapas son aquellos falsos pontífices que llegan a “obtener” el cargo por un procedimiento no oficial, es decir, sin un cónclave en participación de los electores y candidatos del colegio cardenalicio o sin seguir la norma que marca la iglesia. Estos antipapas eran elegidos en oposición al papa oficial, ya fuese por discordancia ideológica o disconformidad popular, y entre los muchos casos que se han dado a lo largo de la historia, destaca el de Urbano VI, en 1378, quien, una vez elegido papa, vio ascender a su homónimo Clemente VII, falsamente elegido papa, quien encarnó su rivalidad por casi 40 años hasta 1417.

Jus exclusivae

Aunque a día de hoy nadie pueda revocar la decisión de un cónclave, esta norma no siempre se ha mantenido. Es el ejemplo del cardenal Rampolla, quien, en vista de ser elegido en 1903, fue cesado por el emperador austrohúngaro Francisco José, utilizando este su derecho de veto (jus exclusivae) frente al cardenal, por ser demasiado liberal. En su lugar, el cónclave dio como resultado al pontífice Pío X, quien abolió esta iniciativa laica en los cónclaves posteriores.

Treinta y tres días

Pese a todo, los cónclaves suelen darse con relativa fluidez, y el cardenal electo suele salir a los pocos días, esto no siempre significa que vaya a durar mucho tiempo. En 1978 Juan Pablo I recibía el obispado de Roma tras un cónclave de un solo día, pero pese a la rapidez de las votaciones, estas deberían repetirse al poco tiempo debido a que solo treinta y tres días después de ser elegido, este falleciera, una muerte que levantó sospechas y suposiciones dentro de los muros del Vaticano. Las anécdotas son, por tanto, una parte más de la historia de los cónclaves, y el que se celebre tras la muerte de Francisco tampoco estará exento de ellas.

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