Un experto en expresión verbal analiza el perfil del nuevo papa, León XIV: "Viene para hacer cambios notables"

Las claves que esconde la primera aparición en público del nuevo papa León XIV
El papa León XIV.Imagen: Reuters / Vídeo: Informativos Telecinco
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Comienza el papado de Robert Prevost, ya como papa León XIV, con una escenografía centrada en dar protagonismo a su figura nada más aparecen en el balcón una vez anunciado el "Habemus Papam".

De entrada, León XIV, el primer papa estadounidense, nos está mostrando un dominio perfecto de la situación, con mucha seguridad y templanza. Es estratégico querer transmitir esa sensación en tiempos tan agitados. En ese arranque público aparece con las manos unidas, las separa a continuación, esboza una sonrisa, e inmediatamente saluda con la mano derecha, une las manos y las agita de nuevo ante la multitud.  

El papa León XIV.

El "papa de todos"

La forma en que mueve sus manos, a modo de abanico, nos presenta una de las claves de su comparecencia para querer abarcar al mundo y ser un papa que quiere llegar a todos los pueblos y a todas las personas, fieles o no. Saluda a continuación con la izquierda para que también las personas que están a ese lado de la plaza tengan su protagonismo. Es el saludo del "papa de todos", a modo de barrido que también realiza con su mirada repartida a un lado y a otro de la plaza de San Pedro. Sabe proyectar su mirada a las personas, pero además domina su posición ante la cámara. 

Destaca especialmente una mirada serena que acompaña toda su presencia y la emoción que deja escapar unas lágrimas de sus ojos a la vez que traga saliva para evitar emocionarse en exceso y controlar la situación. Respira hondo y muestra mucha seguridad en la posición de su cuerpo, rector, firme y a la vez relajado. 

Observamos en el arranque de su alocución, un quiebro en la voz por la emoción contenida, que posteriormente controla con la respiración del diafragma hacia un tono y timbre con cadencia de tonos medios, más propio de una persona joven que de su edad más avanzada. Su voz está en la línea de matices de persona en la franja de treinta a cuarenta años, porque ha cuidado no forzar las cuerdas vocales a lo largo de su vida.  Media sonrisa, bien armonizada con los ojos, es muestra de su equilibrio emocional. 

El papa León XIV.

La estrategia de sus silencios y pausas 

Marca bien las pausas en los puntos y aparte de las frases, sabe tomar el aire, y destacar partes de su intervención, elevando el tono en las palabras clave "la paz esté con todos vosotros". Este frase, en el arranque, está marcando el tono de toda su presentación a los fieles. En el inicio de su saludo ya introduce a "Cristo resucitado", enfatizando el matiz de estas palabras con la mirada y el gesto de las manos. Llama la atención la voz de tono medio bien modulada, cadencia en las pausas y silencios. 

La oratoria del nuevo papa, con ese guiño en español por su diócesis de Perú, es cercana y familiar. Su capacidad de articular mensajes de esperanza es evidente al hablar de "unir dos mundos", que haya "participación de los files" y "aportación cada uno de los miembros de la Iglesia". Y pone de relieve un recuerdo especial al papa Francisco por sus valores, sus logros y el legado que deja como un excelente guía de la Iglesia. 

León XIV realiza un esfuerzo especial por despegarse del papel y elevar la mirada para dirigirse a los asistentes, lo que significa una muestra de confianza en las personas y en el afán de contar con todos los miembros de la comunidad católica. Hay guiños a las familias, a las personas, a toda la tierra… "La paz sea con vosotros" es el principio de cómo va a trabajar el pontífice para evitar los conflictos bélicos y el entendimiento entre los políticos. La "paz desarmante" es uno de sus objetivos. 

El papa León XIV.

Maneja especialmente las pausas y los silencios entre párrafo y párrafo de sus palabras para dejar también que la gente se manifieste abiertamente entre silencio y silencio. Hay que tener en cuenta que en un ritual de estas características, el papel del pontífice tiene que estar en consonancia con las personas que lo aclaman.  

La frase "Todos de la mano de Dios" y avanzando, deja claro que viene para hacer cambios notables. No es fácil mantener un discurso que se ha alargado en el tiempo y mantener el interés de los espectadores. "Ser misioneros y embajadores como hijo de San Agustín" marca el camino de esta nueva etapa en la Iglesia. Es de agradecer especialmente que se despega del papel en ocasiones y así resulte aún más persuasivo su mensaje por no estar a veces leído directamente. 

En la recta final de su alocución resulta aún un comunicador más eficaz porque ha calentado el motor de su voz y su imagen. Es un excelente orador y transmisor de ideas por el poder de captación que tiene con sus palabras y discurso bien templado.

La bendición final, con las palmas de las manos al descubierto, es símbolo de verdad y sinceridad. Las microexpresiones del rostro, labios apretados, párpados firmes y mirada muy directa, transmiten confianza su rostro. 

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