Así ha sido el ataque de EEUU a Irán con bombas antibúnker y misiles Tomahawk
EEUU ha recurrido a misiles Tomahawak y a bombas antibúnker para su ataque a Irán
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha cumplido su amenaza sobre Irán con un bombardeo múltiple sobre instalaciones nucleares en el que las Fuerzas Armadas norteamericanas han recurrido a misiles Tomahawak y a bombas antibúnker, piezas clave del arsenal estadounidense.
Israel ya lanzó el pasado 13 de junio una oleada de ataques centrada en objetivos militares y de la industria nuclear, pero la particular construcción de este tipo de infraestructuras hacía imposible que las fuerzas israelíes por sí solas pudiesen alcanzar instalaciones subterráneas clave.
Las bombas de EEUU
Estados Unidos, sin embargo, dispone de bombas como la 'Massive Ordnance Penetrator' (MOP GBU-57), utilizada en los ataques de este domingo y con capacidad para perforar incluso montañas. Puede penetrar más de 60 metros antes de explotar.
El gran peso de esta bomba, superior a las 13 toneladas, hace que sólo sea soportable por los bombarderos B-2, a los que las fuerzas estadounidenses finalmente han recurrido para intentar provocar daños en varias instalaciones.
Por otra parte, Estados Unidos también habría disparado unos 30 misiles de crucero de ataque terrestre (TLAM) BGM-109, de la familia de los Tomahawk, según las fuentes consultadas por medios como 'The New York Times', CNN o NBC News. Para estos proyectiles, Estados Unidos utilizó submarinos de la Marina desplegados en la región.
Estos misiles, con capacidad para portar incluso cabezas nucleares, tienen un alcance máximo de 1.600 kilómetros. Cada misil mide m ás de seis metros de longitud y pesa más de 1.500 kilos.
La bomba antibúnker de EEUU, la única capaz de destruir las instalaciones nucleares subterráneas de Irán
Estados Unidos cuenta con la 'Massive Ordnance Penetrator' (MOP GBU-57), una bomba capaz de perforar montañas y penetrar más de 60 metros antes de explotar, pero que cuenta sin embargo con un gran peso, únicamente soportable por los bombarderos estadounidenses B-2.
El cuerpo de esta bomba, de unos 6 metros de largo y 13,6 toneladas, constituye más del 80 por ciento de su peso total. Esta debe ser lanzada desde una distancia de unos 15 kilómetros de altura y puede ser redireccionada a posteriori. Una vez ha penetrado en el suelo, el detonador de la bomba activa la ojiva.
El coste de estas bombas ronda los 17 millones de euros por unidad.