El padre de una joven a la que quemaron y mataron en Kentucky hace 25 años exige liberar al supuesto asesino y revisar la condena

El padre de una joven a la que quemaron y mataron en Kentucky exige liberar al supuesto asesino y revisar la condena
Imagen de Jessica Currin y de una zona residencial en Kentucky. RRSS
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Hace 25 años, Jessica Currin, una estadounidense de 18 años, desapareció en la ciudad de Mayfield, en Kentucky. Su cuerpo fue hallado casi dos semanas después, quemado y descompuesto, detrás de la escuela secundaria Mayfield High. Tras las investigaciones iniciales, que apuntaron a varias personas sin pruebas concluyentes, la fiscalía centró sus sospechas en Quincy Omar Cross, un joven que fue detenido y finalmente condenado en 2008 por secuestro, asesinato, violación y abuso del cadáver. No obstante, él siempre ha mantenido su inocencia.

Ahora, el padre de Jessica, Joe Currin, ha solicitado a los tribunales que revisen el veredicto y lucha por la libertad del hombre condenado. Asegura que su apoyo a esta reapertura surge de la esperanza de que se aclare la verdad, ya que, según él, más personas parecen interesadas en ocultarla que en descubrirla. La petición coincide con una fecha clave de la corte en otoño, cuando podría decidirse la realización de una audiencia probatoria para evaluar un posible nuevo juicio, según informa 'People'.

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El caso ha vuelto a la atención pública gracias a la tercera temporada de un podcast local llamado 'Bone Valley', que analiza críticamente la investigación y el juicio que llevaron a la condena de Cross. Desde este espacio han destacado que la acusación se basó principalmente en rumores, testimonios contradictorios y narrativas cambiantes, sin pruebas físicas o ADN que vinculen al condenado con el crimen.

La muerte de Jessica Currin y la falta de pruebas concluyentes

Jessica Currin desapareció a finales de julio del año 2000 y su cuerpo fue hallado casi dos semanas después detrás de la escuela Mayfield High. La investigación se centró rápidamente en un cinturón negro trenzado encontrado en la escena, considerado un elemento clave por la fiscalía. Sin embargo, los peritos y expertos en defensa han cuestionado cualquier vínculo directo entre Cross y este objeto.

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Durante el juicio de 2008, los testimonios de dos jóvenes -Victoria Caldwell y Vinisha Stubblefield- fueron determinantes. Ambas relataron cómo Cross y otras personas habrían golpeado, agredido y finalmente asesinado a Jessica, ocultando luego su cuerpo y prendiéndole fuego. Sin embargo, con el paso del tiempo, las dos testigos principales se retractaron de partes significativas de su declaración, generando dudas sobre la fiabilidad del caso presentado por la fiscalía.

Cross ha mantenido desde el inicio una versión distinta: asegura que el 29 de julio estaba en otra ciudad con amigos, fuera de Kentucky, y que solo escuchó sobre Jessica tras ser arrestado por un cargo menor de drogas la madrugada del 30 de julio. Su defensa también resalta que la investigación inicial estuvo marcada por acusaciones erróneas contra otras personas y violaciones a protocolos policiales.

Los expertos forenses nunca encontraron pruebas concluyentes que conectaran a Cross con la escena del crimen, y la causa exacta de la muerte de Jessica sigue siendo controvertida, dada la avanzada descomposición del cuerpo. Algunos especialistas que han analizado el caso sugieren que la presión social y el deseo de respuestas rápidas pudieron influir en la formación de una narrativa que terminó en una condena que hoy es cuestionada.

Actualmente, Cross sigue encarcelado en la Penitenciaría Estatal de Kentucky. Su equipo legal, junto con el Proyecto Inocencia de Kentucky, busca una audiencia probatoria completa que podría abrir la puerta a un nuevo juicio. Mientras tanto, la historia de Jessica y la lucha de su familia por la verdad continúan resonando, poniendo en evidencia los desafíos del sistema judicial frente a posibles condenas injustas.