Una anciana muere en Nueva York tras recibir un empujón por no mantener la distancia social

  • La víctima y la presunta agresora estaban siendo tratadas como pacientes en el mismo hospital

  • Un hombre que dice tener coronavirus, tose a un policía tras ser detenido por conducción temeraria

  • Un cliente anónimo deja una propina de 10.000 dólares en un restaurante un día antes de que cerrara por el brote de Covid-19

La pandemia del coronavirus extendida por el mundo entero está generando situaciones insólitas a todos los niveles. Propagada por más de 180 países, la despiadada enfermedad que afecta ahora a más de 1.200.000 personas y que ha matado a más de 66.500, está provocando terribles titulares que jamás podríamos haber imaginado.

Lo habíamos visto en las películas, pero era muy difícil concebir que viviríamos una tragedia como esta: al descomunal número de fallecidos, le siguen las fronteras y los espacios aéreos cerrados a cal y canto, millones de personas confinadas en sus casas, dramas y tragedias familiares por la pérdida de seres queridos, hospitales completamente colapsados, mascarillas y guantes convertidos en un bien preciado para la humanidad, una catastrófica crisis económica de la que costará mucho recuperarse… La realidad, supera la ficción con creces.

Se da la circunstancia además de que el brote que tiene en vilo al planeta suscita también situaciones colaterales que ponen a prueba la maldad y la bondad del ser humano.

Así, víctima de la histeria o la locura, hemos sabido del particular caso de una anciana que ha perdido la vida tras recibir un empujón por no mantener la distancia social; también el de un conductor ebrio, que al ser detenido por la policía, dijo que tenía coronavirus y tosió sobre el oficial para contagiarlo; o el del misterioso cliente de un restaurante, que deja una generosa cantidad de dinero para los empleados que estaban a punto de perder su puesto de trabajo, por culpa del coronavirus.

Una anciana pierde la vida por no mantener la distancia social

Janie Marshall, una mujer de 86 años, paciente de un hospital de Brooklyn (Nueva York), se encontraba en urgencias a la espera de un tratamiento por obstrucción intestinal. Al parecer, de manera inocente `agarró un soporte de metal en un pasillo´ cerca de una cama donde estaba sentada la presunta agresora identificada como Cassandra Lundy.

El fatal incidente tuvo lugar en el centro médico y de salud mental NYC Health and Hospitals / Woodhull, tal y como ha confirmado el teniente Thomas Antonetti, portavoz del Departamento de Policía de Nueva York.

La presunta homicida: “no se quedó a más de dos metros de distancia”

Lundy, quien estaba esperando tratamiento psiquiátrico, se abalanzó sobre la anciana propinándole un empujón. La señora Marshall cayó de espaldas y se golpeó la cabeza.

Los hechos ocurrieron a las 2 de la tarde. Cuatro horas más tarde, la mujer de avanzada edad falleció en el hospital mientras esperaba que le hicieran una prueba médica.

Lundy recibió una citación por “conducta desordenada” por parte de la policía del hospital que posteriormente la escoltó y expulsó fuera del centro, antes de que la longeva señora perdiera la vida.

La razón por la que la atacante de 32 años de edad actuó así, según explicó a un oficial de policía, fue porque Marshall "no se quedó a más de dos metros de distancia", como recomiendan el Centro de Control de Enfermedades de EE.UU. para evitar la propagación del Covid-19.

Una cámara de seguridad capturó la agresión

No hubo testigos presenciales pero la agresión fue capturada por una cámara de seguridad del hospital.

La Oficina del Médico Forense será la encargada de determinar la causa de muerte de Marshall. Si se considera un homicidio, como consecuencia del empujón propiciado a la anciana, Lundy sería acusada de cargos mayores.

Según fuentes, la presunta homicida tiene un registro de 17 arrestos anteriores, muchos de ellos por posesión de drogas, allanamiento y asalto.

El hospital tardó en notificar la muerte por dar prioridad a los pacientes de coronavirus

El hospital, por su parte, no contactó con la policía de Nueva York para comunicar el fallecimiento de la octogenaria mujer hasta casi cinco horas después. La demora se debió a la saturación a la que se encuentra sometida el centro médico, abarrotado de pacientes pacientes afectados por el Covid-19.

En un comunicado, Health Hospitals dijo: "Estamos comprometidos a garantizar un entorno seguro y centrado en la salud en estos tiempos tan exigentes para que nuestros heroicos trabajadores de la salud puedan continuar brindando la atención compasiva y de calidad que los neoyorquinos necesitan más que nunca".

El hospital ha manifestado que también está colaborando con la policía de Nueva York en la investigación.

La señora Marshall, una buena mujer

Los familiares y amigos de Marshall están conmocionados por su muerte: "Simplemente nunca se sabe lo que te puede a pasar. Parece increíble que vayas caminando por el pasillo de un hospital y alguien te pueda golpear. Nos gustaría que la gente supiera que era una buena mujer”, cuenta una vecina.

En Florida, un hombre es arrestado por conducir ebrio y tose a la policía diciendo que tiene coronavirus

Otro caso particular que ha generado el brote de la pandemia es el que ocurrió en el condado de Martín (Florida), a unos 180 kilómetros al norte de Miami, en el que un hombre, de 23 años, fue arrestado por la policía por conducir de forma temeraria.

Cuando los agentes lo detuvieron, comprobaron que el joven conductor, llamado Christian Pérez, circulaba bajo los efectos del alcohol.

Al bajarse del coche, Pérez le dijo al oficial que tenía coronavirus. Como medida de prevención para evitar un posible contagio, la autoridad policial le entregó una mascarilla para que se cubriera la boca.

Lo sorprendente fue la reacción del sospechoso: el conductor se quitó la mascarilla y comenzó a toser intencionadamente hacia el policía.

Con el individuo bajo custodia, desde la Oficina de Policía del Condado de Martín, el Sheriff William Snyder ha sido contundente en su declaración: “Tenemos cero tolerancia con este comportamiento despreciable y cualquier persona que ponga en peligro la salud y vida de mis oficiales, se enfrentará a los mayores cargos”.

Christian Pérez será finalmente acusado por amenazar y asaltar a un servidor público.

Un hombre deja una propina de 10.000 dólares (9.000 euros)

Aunque el brote de Covid-19 genera tensión y comportamientos inverosímiles, también salen a la luz noticias extraordinarias que denotan el buen corazón de las personas.

Es el caso un señor de identidad desconocida que acudió a comer hace unos días a un restaurante de la cadena The Skillets situado en Naples, en la costa oeste de Florida, y decidió que las personas que le habían atendido merecían una recompensa.

El misterioso hombre, que prefirió permanecer en el anonimato, dejó una propina de 10.000 dólares (9.000 euros): "Quiero que cada persona en este restaurante tenga 500 dólares (453 euros) de propina", le hizo saber al gerente del local.

La buena acción tuvo lugar un día antes de que el gobernador de Florida, Ron DeSantis ordenara el cierre de todos los restaurantes excepto para envíos a domicilio, como medida de prevención para frenar la crisis del coronavirus.

El protagonista de esta noticia pidió expresamente que, por favor, no se revelara su identidad. "Es gracioso porque tenemos clientes frecuentes que vienen siempre, que son nuestros amigos, pero no siempre sabemos sus nombres. Conocemos sus caras, sus órdenes, sus mesas favoritas, pero no sabemos exactamente quiénes son", dijo Ross Edlund, propietario del restaurante.

“Tenemos una increíble familia en The Skillets que se extiende también a nuestros huéspedes. No podríamos estar más felices, por formar parte de una comunidad donde existe este tipo de generosidad".

Los 20 trabajadores del local recibieron 500 dólares (462 euros) cada uno. Al día siguiente, Edlund cerró sus nueve restaurantes en Florida y despidió a 90% de sus 200 empleados.

A pesar de todas las historias negativas que escuchas en este momento- continuaba Edlund agradeciendo en las redes sociales-, hay personas realmente fantásticas en el mundo”.