Ciudadano Trump

  • Trump no parece una persona que vaya a quedarse de brazos cruzados, jugando al golf y tomando el sol en su mansión de Mar-a-Lago, y ya está preparando su defensa para afrontar su segundo impeachment.

Al igual que Charles Foster Kane, el personaje de Orson Welles basado en la vida de un magnate de la prensa que evoluciona a lo largo de su vida hacia una implacable búsqueda de poder, el expresidente Donald Trump afronta ahora las consecuencias de una presidencia turbulenta. Desde su retiro en Florida, y sin el paraguas protector que le ofrecía su cargo de presidente de los Estados Unidos, el exmandatario se enfrenta a un futuro en el que tendrá que protagonizar el papel de acusado durante un tiempo.

Y no solo por su segundo impeachment, que le dejará señalado como el primer y único presidente del país en haber sido inculpado y juzgado políticamente dos veces, sino por los distintos cargos a los que se enfrenta por posibles delitos cometidos durante su mandato y antes del mismo. De hecho, el miedo a todas estas acusaciones fue lo que le llevó a una frenética lucha por demostrar que en las reciente elecciones se había cometido fraude. Era la única forma de evitar abandonar la Casa Blanca y, con ello, la inmunidad presidencial.

Actividad en su casa de Florida

Pero Trump no parece una persona que vaya a quedarse de brazos cruzados, jugando al golf y tomando el sol en su mansión de Mar-a-Lago. Aunque puede que no renuncie a esas dos aficiones, el ciudadano Trump ya está preparando su defensa para el segundo impeachment, que tendrá lugar a partir de la segunda semana de febrero, y ha montado una oficina desde la que intentará conseguir atención mediática y ciudadana.

Lo anunció recientemente con un comunicado en el que decía que “desde la oficina del expresidente se gestionará la correspondencia, los comunicados públicos, las apariciones y las actividades oficiales para continuar con los intereses de los Estados Unidos”.

Causas pendientes

Aparte del juicio en el Senado, las investigaciones en las que el exmandatario está involucrado son varias: una investigación civil por parte de la fiscal general de Nueva York, una investigación criminal del fiscal de distrito de Manhattan y otra a nivel estatal realizada por el fiscal federal interino del Distrito de Columbia (donde se encuentra la ciudad de Washington), que podría incluir su papel en el asalto al Capitolio.

Además, la abogada Roberta Kaplan lleva el caso de E. Jean Carroll, una mujer que acusa a Trump de difamación, tras haber dicho que ella “estaba mintiendo absolutamente” por su acusación sobre el expresidente de haberla violado, hace 25 años, en el camerino de unos grandes almacenes, según publica el Washington Post.

Y esta demanda se une a la de Mary L. Trump, sobrina del republicano, que señala que este y sus hermanos la privaron de la posibilidad de ser beneficiaria de una herencia millonaria, lo que aumenta la lista de desafíos judiciales pendientes que Donald Trump tenía acumulados a lo largo de su vida, algunos de ellos previos a su llegada a la Casa Blanca.

Futuro de sus colaboradores

Todo ello augura un futuro a corto y medio plazo complicado para Trump, que aunque quiera optar por llevar una vida normal, le va a ser difícil, como también le ocurrirá a algunos de sus colaboradores. Varios de ellos, como su anterior abogado Michael Cohen, están ya en la cárcel, en este caso por fraude financiero en la anterior campaña electoral (2016) y por mentir ante el Congreso.

Otros se han visto favorecidos por los indultos concedidos por el propio Trump antes de dejar la presidencia, algunos de ellos muy cercanos a él. Es el caso de Steve Bannon, su jefe de Estrategia, y otros condenados por su participación en la trama rusa tras la investigación realizada por el FBI, en la que el fiscal Robert S. Mueller III, mostró evidencias de que el exmandatario y sus colaboradores obstruyeron el trabajo de la justicia.

Pero este no es el caso de Rudolph W. Giuliani, el abogado de Trump hasta hace poco, que acaba de ser demandado por difamación por la empresa de máquinas de votación Dominion. Dicha firma le pide más de 1’3 millones de dólares por su papel en la difusión de una “narrativa falsa preconcebida” y contribuir así a la campaña de fraude electoral defendida por los republicanos.

Rol de Biden y antecedentes

¿Y cuál está siendo el papel de Biden en todo esto? Pues de momento, el de mantenerse al margen. Ya en situaciones anteriores, el presidente Gerald Ford indultó a Richard Nixon, al igual que el abogado Robert W. Ray llegó a un acuerdo con Bill Clinton.

Sin embargo, en esta ocasión es la primera vez en la historia de los Estados Unidos que un presidente es sometido a juicio político dos veces y en el segundo caso, además, por un cargo muy grave: incitación a la rebelión, lo que hará que el Senado dicte su veredicto. Al igual que parece que hará el Departamento de Justicia, independientemente de la actitud de Biden, al seguir adelante con su trabajo al respecto de las causas que Trump tiene abiertas.

No obstante, la nueva vida del ciudadano Trump acaba de empezar por lo que aún es pronto para augurar su devenir. De momento solo hay una cosa clara: ambos han elegido Florida para esa nueva etapa. Mar-a-Lago, como el Xanadú de Kane, está viendo discurrir los días del que hasta hace muy poco tiempo era uno de los hombres más poderosos del planeta. Y si bien Kane murió solo en su mansión, Trump aún dispone de un gran apoyo a su alrededor. Algo que el magnate parece querer reivindicar con la última frase que recoge su reciente comunicado: “el presidente Trump será por siempre un campeón para el pueblo americano”.