Crisis Argelia-España: ¿Escalada o farol?

  • El Gobierno de España sigue sin dar pistas sobre cuál será su estrategia para rebajar la tensión con Argel. El régimen argelino exige a Sánchez “aclaraciones previas y francas” y avisa de que quienes “ingenuamente especulan con un enfado temporal de Argelia no están en sintonía con la realidad”

  • Argel ha retirado a su embajador en Madrid, anunciado un incremento de los precios del gas natural y ya pone trabas a las importaciones de vacuno español. La única certeza, además de que el enfado de Argel estaba cantado tras el giro del Gobierno sobre el Sáhara, es que entramos en terrenos desconocidos

“Esperamos que en un breve espacio de tiempo podamos resolver esta cuestión diplomática”, aseguraba el presidente del Gobierno Pedro Sánchez el pasado lunes al ser preguntado por la retirada del embajador argelino en Madrid, Said Moussi, a raíz de formalizarse el apoyo español al plan de autonomía de Rabat para el Sáhara Occidental. No tardaron desde Argel en responder.

El embajador enviado de Argel para el Sáhara Occidental, Amar Belani, afirmó que “el regreso del embajador de Argelia a Madrid será decidido soberanamente por las autoridades argelinas en el marco de aclaraciones previas y francas para reconstruir una confianza gravemente dañada”. Y lanzó otro aviso: quienes “ingenuamente especulan con un enfado temporal de Argelia no están en sintonía con la realidad”.

En unas relaciones, las de España con sus dos principales socios magrebíes, marcada por las incertidumbres y los sobresaltos, una cosa podía darse por segura, por lógica y natural: a Argelia iba a indignarle el giro español en la cuestión del Sáhara Occidental tras 46 años de neutralidad. Y adoptaría decisiones/represalias.

Todo lo demás, desde la estrategia que pueda estar pergeñando el Gobierno de España para rebajar la tensión con Argel hasta los límites de la reacción argelina, es una pura incógnita. “En las relaciones con Argel, como con Marruecos, los tiempos y las crisis las marcan ellos. Es triste pero es así. En ambos casos. Y toda situación por mala que sea es susceptible de ser empeorada”, advierte a NIUS un antiguo alto funcionario de la Embajada de España en Argelia en condición de anonimato.

Exteriores sigue el mismo guion que en la crisis marroquí

Y una lección. La crisis con Marruecos, resuelta con la carta enviada por Sánchez al rey Mohamed VI el pasado 14 de marzo –aunque conocida por la opinión pública española cuatro días más tarde a través de un comunicado del Palacio Real marroquí- enseña una lección importante para el embrollo argelino: lo aconsejable para las autoridades españolas es afrontar el problema y no negarlo, como hicieron los ministros de Exteriores González Laya y Albares y el propio Sánchez durante meses con Rabat.

El actual jefe de la diplomacia española parece estar siguiendo en la crisis con Argelia el mismo guion que con Marruecos: proclamar una y otra vez lo estratégico y sólido de la relación bilateral y elogiar a Argelia y sus autoridades. El pasado día 21 de marzo –dos días después de la llamada a consultas del embajador Moussi- Albares afirmó que “Argel es un socio sólido, estratégico, prioritario y fiable” para España.

Pero ello no impidió que días después –el 7 de abril- el Gobierno confirmara que el gigante estatal argelino Sonatrach incrementará los precios del gas natural a España ni que las autoridades argelinas comenzaran a poner trabas a la importación de vacuno español (un importante mercado al alza; en 2021 Argelia importó casi un 23% de animales vivos desde España respecto al ejercicio anterior). Entretanto, con el encuentro en Argel entre el presidente Abdelmadjid Tebboune y el primer ministro italiano Mario Draghi, Argelia escenificaba la nueva y flamante alianza energética italo-argelina lanzando un mensaje al Gobierno Sánchez.

Por si acaso, el embajador enviado de Argel para el Sáhara Occidental, Amar Belani, no se olvidó de España: “Italia es un país amigo que siempre ha estado presente en las circunstancias más difíciles y es, sobre todo, un país con un constante apego a posiciones de principios sobre cuestiones regionales de interés común, al contrario de lo que acabamos de experimentar con otros socios de la región, más experimentados en duplicidades y cálculos estrechos y egoístas”.

Por último, este mismo viernes, Albares aseguraba en Roma tras reunirse con su homólogo transalpino que “Argelia es un socio estratégico de España, un socio sólido en materia gasística, es una de sus señas de identidad”. El ministro español de Exteriores restó asimismo importancia al acuerdo de gas entre Argelia e Italia (Sonatrach se comprometió con Eni a incrementar un 40% el suministro de gas -9.000 millones de metros cúbicos anuales- a partir de 2023).

¿Puede Argelia llegar más lejos?

“La ruptura entre Argelia y España está ya consumada, afirma a NIUS la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Exeter Irene Fernández-Molina. “Mi previsión es que la relación se mantenga en este punto bajo durante una buena temporada. No sé si va a empeorar porque tampoco hay mucho margen para que empeore, pero dudo de que mejore en los próximos tiempos”, augura la especialista en el Magreb.

Semejante es la opinión del citado ex alto funcionario español en la Embajada de Argel: “El margen de maniobra a corto plazo de los argelinos es limitado porque necesitan, sí o sí, los ingresos del gas y el gaseoducto que pasa por Almería [Medgaz] no se puede cambiar de ubicación como si fuera de un coche a otro en una gasolinera”. “Nuestro margen de maniobra es también limitado porque los argelinos no compran discursos voluntaristas fácilmente. Es una situación inédita”, advierte el veterano diplomático español a NIUS.

Por su parte, el profesor de geopolítica de la UCM Baba Ahmed Mulay, defiende que “Argelia siempre ha demostrado ser un socio fiable, de hecho ni en los peores momentos de su guerra civil durante la década de los noventa, nunca, ha dejado de bombear gas a España. Argelia nunca ha usado la inmigración como arma de presión contra España, cuando lo puede hacer”.

“Argelia no dejará de venderle gas a España, pero puede que reduzca las cuotas de venta hasta hacerlas residuales en los próximos años. Aunque Argelia ha sido siempre aliada de Rusia, en los últimos años está captando empresas estadounidenses para la agricultura y la industria militar, de ahí que para afianzar sus relaciones con Washington una de las bazas sea dejarle a Estados Unidos una parte importante de su cuota de compras españolas de gas”, admite a NUS el especialista argelino en temas energéticos.

La profesora de Relaciones Internacionales de la UCM Laurence Thieux, por su parte, recuerda a NIUS que, más allá de la situación coyuntural, “Argelia necesita inversión y tiene que presentar una imagen de socio fiable al exterior”, por lo que “no cerrará sus puertas a España”. A la vez, la especialista en temas argelinos observa cómo los generales argelinos están volviendo a “posiciones duras y tradicionales” y la represión está aumentando, al tiempo que el régimen “diversifica, al igual que hacen otros países de la región, sus relaciones y emplea sus estrategias de presión. Argelia ya no ve a Europa como su único referente”.

Buen conocedor de las relaciones entre Marruecos y Argelia, el politólogo Oualid Kebir cree, en cambio, que la reacción argelina es mera pose: “No creo que el régimen argelino tenga muchas cartas. Argelia no tiene interés en tener más pérdidas en el mercado del gas con España. Es más un tema mediático que real”. “El régimen perdió en octubre toda su credibilidad tras la suspensión del gasoducto Magreb Europa. Dicen una cosa y en la práctica hacen otra. No saben separar la política y la economía”, asevera a NIUS el también periodista residente en Marruecos.

Ni Argel ni Madrid parecen tener claras aún claras las estrategias con las que gestionar la situación. Por su parte, recién apagado el fuego del desencuentro con Marruecos, el Gobierno de Sánchez confía en que Argel no incremente la presión en nuevos frentes y diversificar sus adquisiciones de gas para rebajar la dependencia respecto del país norteafricano. No en vano, en marzo, Estados Unidos ya se situó como primer suministrador de gas a España.

Para Argelia la prioridad es mantener la estabilidad –y, en última instancia, la supervivencia- del régimen en un momento de crisis política y social doméstica tras el surgimiento del Hirak y la pandemia y en el que su principal socio, Rusia, sufre las duras sanciones que la comunidad internacional le ha impuesto a raíz de la invasión de Ucrania. En fin, Argelia está indignada con España, pero prudentemente. Lo complejo de la ecuación regional y global así lo aconseja.