Draghi, el guía de la recuperación europea, acude a la llamada de Sánchez

  • El presidente del Gobierno y el primer ministro italiano se reúnen este viernes en Barcelona

  • El plan de recuperación europeo y la inmigración, los puntos en común

Mario Draghi sí se reunió el pasado fin de semana con Joe Biden. Será un club cada vez más estético que práctico, pero son las ventajas de pertenecer al G7. El primer ministro italiano y su homólogo estadounidense se retrataron sentados, charlando tranquilamente, con las playas británicas de Cornualles de fondo. Al día siguiente, Draghi se plantó delante de un atril y afirmó que China es “una autocracia, que no respeta las reglas multilaterales ni comparte la visión del mundo que tienen las democracias”. Italia fue el primer país del G7 en adherirse a la Ruta de la Seda china y ahora su Gobierno estudia salirse del acuerdo.

La llegada de Draghi al Ejecutivo ha colocado de nuevo a su país en el tradicional eje atlantista, dejando atrás las veleidades con Rusia o China que mantuvo su predecesor, Giuseppe Conte, sobre todo durante su primer mandato, apoyado por la Liga y el Movimiento 5 Estrellas. Las palabras del ex presidente del BCE en la cumbre del G7 telegrafiaban las intenciones de Estados Unidos en esta cita. Un día después de aquello se produjo el famoso paseíllo entre Pedro Sánchez y Joe Biden en la reunión de la OTAN. Para la opinión pública, la posición internacional de España se vio eclipsada por los memes, pero ahora Sánchez tiene la oportunidad de resarcirse.

Tras el entusiasmo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, con el programa para los fondos de recuperación europeos, el presidente español recibe este viernes en Barcelona a su homólogo italiano, Mario Draghi. Será un modo de reafirmar ese éxito económico y diplomático en la UE, con el mejor invitado para hablar de números. Italia es el país que más dinero percibirá del llamado ‘Next Generation UE’ y el banquero se presenta como el mejor garante del plan.

Tras una aparatosa crisis de Gobierno, Draghi fue llamado a los despachos de poder para gestionar este momento y colocarse en lo que las instituciones comunitarias entienden como el lado correcto. Es decir, los Estados Unidos de Joe Biden. El documento italiano todavía no cuenta con el visto bueno de Von der Leyen, que acudirá a Roma el próximo martes para estampar su firma, pero cuenta con el aval de su primer ministro. Durante la negociación, los medios italianos filtraron una conversación con la presidenta europea en la que Draghi le habría dicho que no eran necesarias más explicaciones y que “Italia merece respeto”.

El contenido del plan de inversiones no difiere demasiado al presentado por España. Las ayudas europeas están condicionadas a que se inviertan en la digitalización, la transición ecológica o la modernización de las infraestructuras, por lo que no puede haber muchas variaciones. A esto, Italia añade un esfuerzo adicional en mejorar el acceso laboral a jóvenes y mujeres, reducir las diferencias entre norte y sur o reformar su anquilosada burocracia. La mayor diferencia es que España ha pensado en obtener los fondos de una forma más inmediata, mientras que Italia lo dilatará más en el tiempo.

Italia gana influencia

La principal novedad, por tanto, que presenta Italia no está en el fondo sino en la forma. La enorme influencia de Mario Draghi en Bruselas otorga a su país voz en capítulo en asuntos en los que antes no contaba demasiado. El ex presidente del BCE ya ha intervenido en cuestiones cruciales para la gobernanza europea, como la gestión de las vacunas o las relaciones con Turquía y China. En España cunde la sensación de que después de las excelentes relaciones cosechadas entre Sánchez y Conte, Draghi ahora prefiere jugar en otra liga.

Para Andrea Dessì, experto en Mediterráno del Instituto de Relaciones Internacionales italiano, el hecho de que “Italia se haya acercado más al eje franco-alemán no tiene que perjudicar a España, más bien al contrario”. “Antes de que el terremoto populista arrasara en Roma, la aspiración siempre ha sido sentarse en la mesa de franceses y alemanes, algo que con Draghi es mucho más fácil. Pero habría que dejar atrás esta retórica de los celos y entender que una Italia fuerte beneficia a todos los países del sur”, recalca.

El plan de recuperación europeo ha acercado más a Italia y España que cualquier otra cuestión en los últimos años, aunque en el próximo Consejo Europeo la inmigración volverá a ser uno de los temas calientes. Draghi planea forzar de nuevo el debate para la recolocación de migrantes que llegan a suelo comunitario, un asunto capital para España, sobre todo tras la reciente crisis con Marruecos. “El eje del sur se mantiene sólido. Y, de hecho, es posible que más fuerte. Sánchez y Conte compartieron visiones, pero después era difícil trasladarlas a Bruselas por los errores que cometió Conte en política internacional, agraviando a Francia o acercándose a Rusia y China”, opina Dessì.

Gira internacional

El primer ministro italiano ha aceptado la invitación de Moncloa justo antes de viajar el próximo lunes a Berlín para reunirse con Merkel y posteriormente a Bruselas, con motivo del Consejo Europeo. Ahí se podrá comprobar si esa agenda hispanoitaliana tiene unos cimientos sólidos y consigue imponerse entre el resto de socios comunitarios.

Antes, Draghi asiste a la clausura de las jornadas que organiza el Círculo de Economía en Barcelona -donde recibe un premio-, almuerza con Sánchez y ambos presidirán el foro de diálogo Italia-España. El primer ministro, poco dado a los discursos, tiene previstas dos intervenciones públicas. La delegación transalpina será del máximo nivel, con la presencia de los ministros de Exteriores, Innovación Tecnológica y Transición Ecológica. Un gesto para olvidar rivalidades y demostrar las buenas relaciones entre los dos países.