Ecuador celebra en la calle la derogación del polémico decreto

  • Al grito de "Sí se pudo" miles de personas han festejado el acuerdo entre el Gobierno y movimientos indígenas

Nadie, ni los más optimistas, pensaban que la primera reunión del diálogo entre el gobierno de Lenín Moreno y los movimientos indígenas fuese a tener un veredicto tan pronto, pero lo tuvo. Tras cuatro horas de reunión en el Centro de Retiro Espiritual San Patricio, ubicado a las afueras de Quito, y bajo estrictas medidas de seguridad, llegó el acuerdo.

Lo leyó Arnauld Peral, representante de la Organización de las Naciones Unidas para Ecuador pasadas las 21:45 de la noche, hora local. Sonrió antes de comenzar y de repente el ánimo subió en la sala de al lado, donde miraban el diálogo través de una pantalla gigante miembros de los pueblos originarios que habían venido a acompañar a sus dirigentes, y la prensa.

"Como resultado del diálogo, se establece un nuevo decreto que deja sin efecto el Decreto 883. Para lo cual se instalará una nueva comisión que elaborará el nuevo decreto, integrada por las organizaciones del movimiento indígena, participantes en este diálogo y el Gobierno Nacional, con la mediación de las Naciones Unidas y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana", señaló. Y para terminar, algo que muchos estaban esperando desde hace días, sobre todo desde que se recrudeciera la violencia policial en las calles: "Con este acuerdo se terminan las movilizaciones y medidas de hecho en todo en Ecuador. Y nos comprometemos de manera conjunta a restablecer la paz en el país".

La celebración fue inmediata. La sala de al lado saltó de júbilo mientras el presidente Lenín Moreno, con semblante serio, aseguró que era “una solución para la paz y para el país”.

El pulso entre las partes fue duro y se mantuvo hasta el final. Ninguna parecía dispuesta a ceder. Los indígenas aseguraban que sin la derogación del decreto 883 que aumentó el precio del combustible en más de un 120%, no continuarían con las negociaciones. Moreno sacaba músculo y en los últimos días había recrudecido la represión en las calles. Represión diaria, violencia, declaración del estado de excepción, militarización de las calles o establecer el toque de queda fueron algunas de sus medidas más impopulares que hacían entrever que no daría su brazo a torcer tan fácilmente.

Pero no es fácil mantener el caos indefinidamente sin consecuencias y con la prensa internacional cada vez más metida en el conflicto y en al país. Y al otro lado, el contrincante era duro y con experiencia en echar presidentes por mucho menos que el 'paquetazo' económico anunciado por Lenín el pasado 1 de Octubre que no solo incluía el famoso decreto de la polémica sino otras medidas de ajuste económico y fiscal a cambio del acuerdo realizado con el FMI por valor de 4.209 millones de dólares, unos 3.820 millones de euros. Nada sale gratis y ahora Moreno tendrá que inventarse un nuevo decreto que contente a todos. ¿Será posible?

La fiesta en el Arbolito, el parque donde se concentró el movimiento indígena durante todos los días de protesta, su campamento base, decretado zona de paz aunque fue atacado por la policía más de una vez; fue una fiesta desde que se anunció su victoria. Música, baile, cláxones sonando sin pudor y alegría sin fin fueron las protagonistas de una noche larga que no paró de corear "Sí se pudo" por las calles del centro histórico de Quito.

"Esta es la victoria de un pueblo entero, no solamente del movimiento indígena. Somos todos los que apoyamos esta lucha y desechamos las medidas de Lenín", afirma Margarita Marrero, una manifestante que acudió con su familia a la celebración.

Juan Sebastián Roldán, secretario particular del Presidente, dijo que "ceder no es perder", y que se quedarán elaborando el nuevo decreto. Habrá que ver cuáles son sus condiciones y de qué manera consigue cumplir con su promesa con el movimiento indígena y a su vez con su pacto con el Fondo Monetario Internacional.