Las elecciones locales en Hong Kong medirán este domingo el apoyo a las protestas

  • Las elecciones locales hongkonesas adquieren una dimensión de referéndum sobre las protestas prodemocracia

  • Pekín sigue teniendo la última palabra por lo que las posibilidades de cambio en la región semiautónoma son escasas

Hong Kong celebra este domingo elecciones locales. La población de la región autónoma china podrá expresarse en las urnas por primera vez desde el estallido el pasado mes de junio de las protestas prodemocracia, lo que ha dado a esta contienda electoral una relevancia poco habitual.

Tradicionalmente, las elecciones locales no han despertado un gran interés en la población. De hecho, en las últimas votó el 47% del censo. El pragmatismo de los partidos pro-Pekín suele imponerse a los discursos sobre derechos y reformas democráticas de los grupos opositores en unos comicios en los que tiene más importancia la resolución de problemas cotidianos en los barrios. Además, los candidatos favorables al gobierno chino suelen contar con apoyo de los sectores más influyentes de la ciudad y actualmente tienen una abrumadora mayoría.

La incógnita es si esto cambiará este domingo. Los seis meses de protestas y el clima de violencia en las calles han resignificado estos comicios y les han dado una dimensión de referéndum sobre las manifestaciones y sobre la actuación del Gobierno.

De qué lado está la “mayoría silenciosa”

Esta vez la sociedad hongkonesa se encuentra tensionada y profundamente dividida. Si bien las manifestaciones cuentan con amplio apoyo entre la ciudadanía y las cargas policiales han sido percibidas por muchos como abusivas, la violencia de ciertos manifestantes y los desórdenes diarios en distintos barrios, que han hecho caer la economía local en recesión, han perjudicado a la imagen del movimiento prodemocrático.

La votación de este domingo ha despertado ya más interés que las anteriores. El número de inscritos para ejercer su derecho al voto ha pasado de 3,12 millones de personas en 2015 a un récord de 4,13 millones este año. Muchos de los nuevos registrados son jóvenes, más partidarios de las protestas y entre los que el concepto de orden cala menos que entre la población de mayor edad.

China ha asegurado repetidamente que hay una “mayoría silenciosa” en Hong Kong que está de su parte y que el apoyo a las protestas es minoritario, algo que choca con las encuestas de opinión, con la pobre valoración ciudadana de la jefa ejecutiva, Carrie Lam, y con la asistencia masiva a las manifestaciones pacíficas contra la Ley de Extradición, norma que sirvió antes del verano de catalizador del descontento ciudadano por la creciente influencia de China.

Hong Kong es, desde su retrocesión en 1997, una región autónoma especial de China que cuenta, sin embargo, con leyes, derechos y libertades impensables en la parte continental gracias al principio de “Un país, dos sistemas”. Aun así, la población local ve con preocupación el poder chino en la ciudad y teme que sea un anticipo de lo que ocurrirá a partir de 2047, cuando “Un país, dos sistemas” termine y Hong Kong pase a ser una parte más de la China continental.

Un sistema poco representativo

Las demandas de los manifestantes exigen una profundización del sistema democrático de Hong Kong. Actualmente, las elecciones locales, que se celebran cada cuatro años, son las únicas realmente democráticas, ya que es la población la que elige a la totalidad de sus representantes -452 de 479- en los 18 distritos de la ciudad. Este año, como novedad, los partidos prodemocráticos se presentan a los 452 puestos en liza.

A nivel gubernamental, Hong Kong no cuenta con sufragio universal, sino con un sistema de elección del jefe ejecutivo, el máximo dirigente del territorio, en el que votan únicamente 1200 personas. En su mayoría, son miembros de los sectores económicos, profesionales e industriales de la ciudad y ampliamente partidarios del Gobierno chino, por lo que Pekín se asegura así la lealtad de los dirigentes. Por otra parte, el voto popular en las elecciones al Consejo Legislativo, lo más parecido a un parlamento, solo elige a la mitad de los miembros. La otra mitad es elegida también por sectores empresariales.

Sin embargo, a pesar de su mayor representatividad -o quizá debido a ello-, el poder real de los consejeros de distrito es escaso. Se trata de cargos consultivos que pretenden servir de comunicación entre los ciudadanos y el gobierno.

La mirada puesta en 2022

Pekín sigue de cerca estas elecciones. Un triunfo de los partidos prodemocracia en voto popular supondría un fuerte espaldarazo a los manifestantes y, sobre todo, un varapalo para los Gobiernos chino y hongkonés, cuyo discurso de deslegitimación de las protestas quedaría en entredicho.

Además, aunque en un sistema dominado por China, Pekín tiene la última palabra y las posibilidades de cambio son, por tanto, escasas, la victoria de los partidos antiestablishment podría tener mayores consecuencias.