Los cimientos de toda Francia se tambalean hoy tras el terrible susto. La famosa catedral de Notre Dame, junto a sus más de 800 años de historia, ardía ayer, lunes 15 de abril, –Lunes Santo y Día Mundial del Arte–, bajo un fuego que mantuvo a los parisinos y a buena parte de ciudadanos de todo el mundo en vilo durante toda la madrugada. Las llamas devoraron la preciosa joya del gótico, Patrimonio de la Humanidad desde 1991, destruyendo tres cuartas partes de su techo del siglo XIII y llevándose por delante su emblemática aguja central, de 93 metros.
Atónitos y conmocionados, fueron decenas y decenas de ciudadanos los que salieron a las calles de Francia para unirse en cánticos y plegarias para que las llamas no arrasasen con todo; para que su estructura no fuese consumida por el fuego. Fueron más de 8 horas de angustia durante las cuales los bomberos, apoyados por la policía, se emplearon a fondo arriesgando sus vidas por salvar uno de los grandes símbolos de Francia. Con su coraje característico y sin descanso en plena noche, los efectivos se entregaron desde el primer momento en una tarea de suma complejidad. Con la estructura profundamente debilitada, cualquier error de cálculo o cualquier precipitación podrían haber resultado fatales. Afortunadamente, no sucedió, y a última hora de la noche era Emmanuel Macron, presidente de Francia el encargado de comunicar que los bomberos eran optimistas y la estructura estaba “a salvo”. Había fe en que Notre Dame resistiría.
Se salvó, ha explicado hoy el secretario de Estado francés del Interior, Laurent Nuñez, gracias a un trabajo “heroico” y decisivo efectuado en un intervalo de entre “15 y 30 minutos”. “15 minutos más y el edificio estaba perdido”, ha asegurado.
El viento, fiero enemigo en los incendios, ayudó a que las llamas se extendieran rápidamente por la cubierta de madera de roble. Los puntos para trabajar en la extinción eran de difícil acceso y además muchos estaban cercados por los andamios dispuestos debido a que la catedral se hallaba en pleno proceso de renovación. De ahí que se apunte a algún material dedicado a esos trabajos como principal hipótesis sobre el origen “accidental” del fuego.
Más allá, los bomberos debían evitar que cayese agua en la parte superior de la catedral, –contrariamente a lo que sugería Donald Trump en las redes sociales–, para evitar que añadiese peso a la estructura provocando su derrumbe. No fue una tarea fácil, pero en esos 30 minutos clave lograron evitar el completo desastre. Fue, ha explicado Laurent Nuñez, después de que se “lanzasen contra el fuego” luchando contra él desde el interior de la catedral.
Ahora, con el fuego ya extinguido gracias a ese esfuerzo y extraordinario trabajo en el cual dos policías y un bombero resultaron heridos, la mayor preocupación reside en las “vulnerabilidades detectadas en la estructura” del edificio, “especialmente al nivel de las bóvedas”, en una parte del “transepto norte” y en el campanario sur.
Por eso, ahora la principal labor en la que se centran todos los trabajadores es en “la seguridad del edificio”, en asegurarse de minimizar tanto como puedan las posibilidades de derrumbes antes de poder entrar para rescatar los tesoros que aún quedan en el edificio, tal y como informa Ouest France.
Excluyendo una motivación criminal, la Fiscalía de París mantiene una investigación por “destrucción involuntaria” tras el triste suceso. Será una investigación larga, compleja y delicada, porque las llamas han destruido las posibles pruebas materiales del origen del fuego que podrían haber recabado.
Durante la pasada noche, la policía judicial ha interrogado a varios trabajadores de las obras que al comenzar el siniestro ya habían terminado su jornada laboral.
Reivindicando el mensaje de ánimo y unidad anunciado al inicio de la aciaga madrugada, Emmanuel Macron ha recalcado que “la catedral será reconstruida porque la historia de Francia lo merece” y porque es lo que “los franceses esperan”. Lo harán todos juntos, ha dicho, al tiempo en que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo reconocía tener llamadas de todo el mundo como muestra de solidaridad y ayuda. De hecho, los primeros 50 millones de euros han sido destinados ya con la idea de convocar una conferencia internacional de donantes. Y son muchas las entidades, políticos y millonarios que ya han manifestado que contribuirán a la causa. Todos juntos para restaurar Notre Dame.
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