Los independentistas flamencos rechazan negociar la formación de un nuevo Gobierno

EUROPA PRESS 07/07/2011 14:56

Los independentistas flamencos de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), primera fuerza votada en las elecciones de hace un año en Bélgica, han anunciado su rechazo a la última propuesta presentada por el encargado de negociar la formación de un Gobierno de coalición, el líder de los socialistas valones, Elio di Rupo, lo que complica aún más la crisis política que tiene al país sin Gobierno desde los comicios del pasado año.

"Hemos estudiado en detalle la propuesta, merece nuestro respeto y evaluación seria. Nuestra voluntad era decir 'sí', pero tras un examen en profundidad el texto no es una buena base", ha anunciado en rueda de prensa este jueves el líder de la N-VA, Bart de Wever.

Di Rupo, jefe del segundo partido más votado y visto como posible futuro primer ministro, presentó el pasado lunes a los partidos políticos belgas una propuesta para una profunda reforma del Estado, que las formaciones flamencas consideran condición previa para formar un Gobierno de coalición.

Desde el lunes, varios grupos han aceptado el documento de Di Rupo como un punto de partida para la negociación, entre ellos los liberales valones (MR), los flamencos (Open VLD) y los democristianos francófonos (CDH). Los democristianos flamencos (CD&V) del aún primer ministro en funciones, Yves Leterme, condicionaron su apoyo a las negociaciones a que la N-VA también se uniera.

Sin embargo, los independentistas flamencos han criticado que la propuesta "no aporta nada nuevo" a textos anteriores sobre la reforma del Estado y han considerado insuficientes otras ideas de reforma del documento relativas a la economía, fiscalidad y el estatus de la región de Bruselas.

Di Rupo esperaba reunir las respuestas a su oferta de todos los partidos políticos llamados a negociar la formación de Gobierno para reunirse este viernes con el rey Alberto II, al que debe entregar un informe de conclusiones.

MÁS DE UN AÑO SIN GOBIERNO

Las fuertes diferencias entre las dos principales comunidades del país --flamenca y valona-- que forzaron la crisis política siguen siendo el mayor obstáculo para avanzar hacia un consenso en la profunda reforma de Estado, con mayores competencias para las regiones, que los partidos flamencos han marcado como requisito previo para apoyar la formación de un nuevo Gobierno.

La N-VA de Bart de Weber, que hace un año sumó 27 de los 150 diputados de la Cámara belga y se convirtió en la fuerza más votada del país, ha seguido ganando en popularidad, a tenor de las últimas encuestas, que le conceden un 35,1% de los apoyos en el norte del país (logró un 28,2% en los comicios de 2010), pese a haber sido señalado como el principal responsable de la falta de avances y de frenar al resto de partidos de Flandes en las conversaciones para un compromiso.

Desde el comienzo de la crisis, el rey Alberto II ha nombrado sin éxito a distintos mediadores para tratar de acercar posturas entre los grupos llamados a la mesa de negociaciones (primero siete, ahora nueve), incluidos el propio De Weber, el líder de los socialistas francófonos, Elio di Rupo, y el actual viceprimer ministro y responsable de Finanzas, el liberal valón Didier Reynders.

El pasado mayo, el monarca encomendó por segunda vez a Di Rupo la misión de intentar formar un Gobierno de coalición y evitar tener que convocar de nuevo elecciones este otoño. De lograr su objetivo de "formador", Di Rupo se convertiría en el primer político valón que ocupa el cargo de primer ministro belga desde la década de los setenta.

Entretanto, Bélgica ha ejercido la presidencia rotatoria de la Unión Europea durante el segundo semestre de 2010, ha visto peligrar su imagen en los mercados y su Gobierno en funciones ha podido aprobar un presupuesto con una reducción del déficit mayor que la exigida por Europa y contribuir a la misión internacional en Libia.