Irlanda del Norte, el punto débil del Brexit

  • Johnson amenaza a la UE con eliminar los controles en la frontera marítima por los problemas sociales y económicos que están creando en la región

  • Los republicanos prorirlandeses le piden que asuma las consecuencias del acuerdo que firmó con Bruselas y apuestan por un referéndum de reunificación

  • El gobierno irlandés abre la puerta a una "modesta extension" del período de gracia del Brexit pero la cierra a una renegociación de los términos del protocolo norirlandés

La situación en Irlanda del Norte es insostenible con el Brexit. Este fue uno de los argumentos de los europeístas durante la campaña del referéndum de 2016 y fue lo que frenó el acuerdo hasta el final y obligó a crear un protocolo para la región anexo al Tratado de Salida de la Unión Europea (UE). Ahora, apenas un mes después que la consumación del Brexit, todos estos problemas han vuelto a aflorar y se habla de regresar a la casilla número uno. Los empresarios norirlandeses le han pedido a Boris Johnson que vuelva a negociar el acuerdo porque es inviable para la región. Johnson culpa a la UE y la UE dice que es lo que firmó.

La semana pasada el primer ministro amenazó a Bruselas con activar el artículo 16 del protocolo para Irlanda del Norte, que es una medida de emergencia que permitiría al Reino Unido anular partes del acuerdo en caso de generar problemas sociales o económicos en la provincia. Esto significaría eliminar la frontera que ahora mismo está en la costa y levantarla en la isla de Irlanda, algo que es incompatible por los acuerdos de paz de 1998. La fiscal general del estado, Suella Braverman, ha dado la razón a Johnson. “Haremos todo lo que sea necesario para obtener un buen acuerdo para Irlanda del Norte y un buen acuerdo para la Unión [de las cuatro naciones que integran el Reino Unido]”, dijo.

Por otra parte, Michael Gove, el segundo de Johnson, pidió su homólogo europeo, Maros Sefcovic, una extensión de dos años del período de gracia de tres meses que concedió la UE a supermercados, transportistas, importadores de carne refrigerada, mensajería de paquetes y proveedores de medicamentos que operan en Irlanda del Norte. Los controles ahora son mínimos y, pese a esto, hay problemas de abastecimiento. Gove le dijo a Sefcovic que Bruselas debía comprometerse urgentemente con las propuestas británicas. La situación se podría complicar todavía más en abril cuando se apliquen definitivamente los controles en la frontera. Sin embargo, este lunes el gobierno irlandés ha abierto la puerta a una "modesta extension" del período de gracia, pero ha descartado una renegociación de los términos del protocolo norirlandés.

La concesión de Johnson

El Brexit, tal y como fue concebido, suponía colocar una frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. La frontera iba en contra de los acuerdos de paz de 1998, que pusieron fin tres décadas de conflicto armado entre republicanos católicos (que quieren que Irlanda del Norte vuelva a ser parte de la República de Irlanda) y unionistas protestantes y lealistas (que desean seguir en el Reino Unido), las dos comunidades que conviven en el territorio. El conflicto dejó un reguero de 3.500 muertos. Los acuerdos del 98, en los que participaron los gobiernos irlandés, británico y estadounidense, dejaban a la región dentro del Reino Unido y eliminaban la frontera con Irlanda. Para poder cerrar el acuerdo con la UE, Johnson accedió a trasladar los controles al mar que separa la isla de Gran Bretaña (donde están Inglaterra, Escocia y País de Gales) y la isla de Irlanda (donde están Irlanda del Norte, que es territorio británico, y la República de Irlanda, territorio europeo).

Johnson hizo esta concesión para poder cerrar el acuerdo de mínimos con Bruselas en noviembre de 2019 y ganar las elecciones. Para conseguirlo sacrificó el apoyo del Partido Unionista Democrático (DUP), que se oponía por temer que se creara una frontera interior que, a la larga, llevara a la reunificación con Irlanda. Johnson aseguró que no cambiaba nada, que no habría frontera interior, que no habría controles. Arrasó en las elecciones de diciembre de 2019. El pasado mes de septiembre ya intentó anular esas concesiones dentro de la ley que regulaba el mercado interior, pero la cámara alta no se lo permitió por considerar violaba un acuerdo internacional que él mismo había firmado.

Los problemas empezaron el primer día que se implementó el Brexit. Los trámites burocráticos están dificultando la entrada de productos británicos a Irlanda del Norte. El DUP le pide a Johnson que active el artículo 16 del protocolo y elimine todos los controles. Ni tan siquiera le parecería bien que la UE extendiera el periodo de gracia dos años más porque considera que solo estaría aplazando el problema.

La presión de los unionistas

Los unionistas probritánicos ya han recogido las 100.000 firmas que hacen falta para que el parlamento de Londres debata la activación del artículo 16. Los republicanos proirlandeses del Sinn Féin se oponen. Unionistas y republicanos comparten gobierno en Irlanda del Norte con la unionista Arlene Foster, líder del DUP, como ministra principal, y la republicana Michelle O’Neill, vicepresidenta del Sinn Féin, como viceministra principal. El Sinn Féin no tiene representación en Londres porque no reconoce al gobierno británico. “Es hora de que haya un flujo ilimitado de mercancías dentro del mercado único del Reino Unido”, espetó Foster.

El problema es que, si se quita la frontera marítima, entonces ésta debe trasladarse a la frontera con la República de Irlanda. Esto va contra de los acuerdos de paz. Por tanto, la UE debería hacer concesiones para eliminar los controles, que es lo que han estado discutiendo todos estos años. Por su parte, Michelle O’Neill calificó la demanda unionista de “irrealista”. “Es irónico ya que el DUP y los ‘tories’ [los conservadores] fueron los que trajeron un Brexit que todos le advirtieron que tenía consecuencias. Y el resultado es lo que tenemos ahora, esta es la realidad del acuerdo comercial que firmaron y no se puede hacer nada al respecto”, afirmó O’Neill. El Sinn Féin quiere lrlanda del Norte vuelva a ser territorio irlandés. Irlanda se independizó de Reino Unido en 1922 y dejó a su provincia del Ulster, en el norte, dentro del Reino Unido.

La última encuesta del diario británico conservador ‘The Times’ dice que la mayoría de los norirlandeses quieren que se celebre un referéndum de reunificación de la isla en los próximos cinco años, aunque todavía no hay mayoría republicana. Según los acuerdos de paz, el referéndum debe celebrarse si hay mayoría. La misma encuesta indicaba que la mayoría de escoceses quieren una nueva consulta de independencia en su territorio. La diferencia es que en Escocia sí que hay mayoría independentista. Una de las consecuencias que advirtieron que podía provocar el Brexit era el desmembramiento de la unión de las cuatro naciones que integran el país, sellada en el Tratado de la Unión de 1707, ya que se entiende el Brexit como una expresión de nacionalismo inglés.

Biden y los grafitis

En 2016, en Irlanda del Norte, donde el 56% de la población se opuso al Brexit, ya se habían calmado los ánimos después del adiós a las armas de los republicanos del IRA y de los grupos paramilitares lealistas probritánicos. En los últimos días han aparecido pintadas de lealistas en muros contra el DUP y contra el exprimer ministro irlandés, Leo Varadkar, al que amenazaban de muerte. También aparecieron pintadas en las ciudades portuarias de Larne y Belfast contra los controles que obligaron a suspenderlos durante cinco días para garantizar la seguridad de los trabajadores.

La policía descartó que los paramilitares estuvieran detrás y afirmó que eran amenazas aisladas. La policía también advirtió del creciente descontento entre las comunidades lealistas por el acuerdo del Brexit. La tensión se incrementó tras el anuncio hace diez días de la Comisión Europea de levantar una frontera terrestre entre Irlanda del Norte para controlar las vacunas del covid que AstraZeneca enviaba al Reino Unido. Pese a que la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, canceló la orden enseguida y pidió perdón, el daño ya estaba hecho. Provocó la desconfianza de Johnson y los unionistas acusaron a la Comisión de crear la tensión en la región.

Otro actor que puede ser determinante en los próximos meses es Joe Biden, el nuevo presidente estadounidense. Biden, de origen irlandés, ya avisó tras ganar las elecciones que, para cerrar cualquier tratado de libre comercio con el Reino Unido, Johnson debía respetar los acuerdos de paz en Irlanda del Norte. El protocolo norirlandés los respeta. Sin embargo, el congresista demócrata estadounidense, Brendan Boyle, en declaraciones al diario irlandés ‘Irish Central’, dijo que era “muy probable” que se celebrara un referéndum de reunificación en los próximos diez años y avisó que las tensiones sectarias entre católicos y protestantes se incrementarían a medida que se intensificara el debate y había que prepararse. “Si llegamos a una situación donde haya una Irlanda unificada, obviamente existe el peligro del terrorismo y del paramilitarismo lealista, y tendremos que lidiar con esto” afirmó Boyle, de descendencia irlandesa como Biden.