Italia, donde el cambio climático se enseñará en los colegios

  • Ha habido una gran movilización de los jóvenes en las últimas manifestaciones

  • Italia está a la vanguardia en el reciclaje, aunque no tanto en el uso de energías renovables

  • Una ley para penalizar la producción de plásticos ha enfrentado a la clase política

Hace unas semanas, el ministro de Educación italiano, Lorenzo Fioramonti, anunció que el próximo curso la sostenibilidad ambiental será objeto de estudio en los colegios del país. Lo hizo con un titular grandilocuente: “Italia será el primer país del mundo en el que exista una asignatura sobre cambio climático”. Según sus palabras, otros sistemas educativos incluyen proyectos específicos sobre la materia -generalmente no obligatorios-, pero nadie había ido tan lejos en los programas estatales.

En un encuentro con corresponsales, el ministro explicó que el curso constará de “33 horas anuales dedicadas al aprendizaje de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, una lista de 17 preceptos aprobados por la ONU para proteger el planeta. “Éste es el primer paso, pero la gran revolución se debería producir más adelante, revisando otras asignaturas del currículum escolar para que empiecen a leerse en clave ecológica. Por ejemplo, no se puede estudiar geografía si no es bajo estos estándares”, defendió Fioramonti, del Movimiento 5 Estrellas (M5E).

Los profesores recibirán un curso de formación a partir del próximo enero, para el que ya hay destinados 10 millones de los Presupuestos del Estado. No se espera que haya más costes, ya que la asignatura ocupará el espacio que tenía hasta ahora la Educación Cívica en el calendario escolar. La estudiarán desde niños de 6 años hasta los alumnos de bachillerato.

Manifestaciones masivas

El ministro que anunció esta medida, que tiene previsto acudir a la COP25 de Madrid, ya tuvo su momento de fama en septiembre, cuando animó a los jóvenes a que se saltaran las clases por un día para acudir a las últimas manifestaciones por el clima que se han celebrado en Italia. Aquel viernes 27 de septiembre salieron a la calle en Roma cerca de 200.000 personas, mientras que Milán, Nápoles, Florencia, Turín o Bolonia también acogieron a decenas de miles de manifestantes.

Fue el ‘Friday for future’ más numeroso hasta la fecha, un acontecimiento que ha ido ganando adeptos en Italia y que contrasta con la escasa movilización en otros asuntos políticos. Los jóvenes les han mandado un recado al Gobierno de Roma, sin siglas partidistas y con eslóganes en inglés, fruto de la internacionalización del movimiento, como demostraron de nuevo este viernes. El pasado abril la joven activista Greta Thunberg se presentó en la Piazza del Popolo de Roma como una estrella de multitudes.

A la vanguardia en reciclaje, no tanto en renovables

Italia está a la vanguardia de la Unión Europea en reciclaje, como demuestran los datos de Eurostat de 2016, que revelan que el país transalpino reutiliza un 76,9% de sus residuos industriales (son los que engrosan la media) y urbanos. Ningún otro país europeo recicla más que Italia. Además, hay actividades pioneras como “en Treviso, donde han creado la primera planta del mundo en reciclaje de pañales o el primer plan europeo para prohibir los microplásticos del maquillaje”, asegura Ermete Realacci, presidente de la asociación ecologista Symbola.

Sin embargo, en un país con mucho sol como Italia, las renovables todavía están bastante rezagadas. El año pasado representaron el 18% de la producción de energía del país, por el 13% del carbón o el 42% del gas, del que tiene una gran dependencia. En 2017 el Gobierno aprobó un plan para dejar de producir carbón en 2025, aunque lo supedita a la construcción de otras plantas de energías alternativas.

Desconfianza en la política

“Más que de emisiones, hay un problema político. No tenemos los mecanismos necesarios para cumplir con el Acuerdo de París y falta coordinación a nivel regional y nacional. Tenemos a 2.000 alcaldes dispuestos a reducir las emisiones, pero no reciben fondos para ello ni tampoco ayudas para energías limpias”, afirma Jacopo Bencini, miembro del colectivo Italian Climate Network.

Esta asociación se integra en otra red llamada Clima Europa, que este año presentó en el Parlamento italiano una iniciativa para aplicar los principios del llamado ‘Green New Deal’. Según el fundador de Clima Europa, Luca Bergamaschi, la idea soberanista que planea en la política italiana y que encarna el líder de la Liga, Matteo Salvini, “no sirve para frenar un problema como el cambio climático, que sólo se puede afrontar a través de la cooperación de los Estados”.

Resistencias para penalizar la producción de plásticos

Salvini se encuentra actualmente en la oposición. Pero el Gobierno también se ha encontrado resistencias en otros frentes cuando ha querido aplicar medidas como un impuesto que consistiría en penalizar con un euro por cada kilo de plástico producido.

El Ejecutivo, formado por el M5E y el socialdemócrata Partido Democrático (PD), lo había incluido en el primer borrador de la Ley de Presupuestos, pero ha tenido que reformularlo por las presiones de una industria muy potente y de los líderes políticos de las regiones donde se encuentran estas fábricas. En enero el PD se juega las elecciones en Emilia Romaña, uno de los epicentros de la producción de plásticos, y su candidato se opone a la propuesta del Gobierno.

El PD maneja el Ministerio de Economía, que al final es quien decide; mientras que las políticas estrictamente ambientales están en manos del M5E, que controla el Ministerio de Ambiente, Tutela del Territorio y del Mar. En los próximos Presupuestos, el Ejecutivo plantea dedicar unos 4.000 millones de euros a distintas cuestiones relacionadas con la economía sostenible.

El ecologismo fue una de las banderas del Cinco Estrellas en su fundación. Aunque después se fue perdiendo y sólo ahora están buscando recuperarla, en un intento por volver a los orígenes ante la crisis del partido. Los Verdes europeos, sin embargo, ya han rechazado varias veces que se integren en su grupo parlamentario, al considerar que no respetan sus mismos valores.