Malestar social creciente en Marruecos en el comienzo del Ramadán

  • Los profesionales del sector turístico y hostelero se movilizan para reclamar la ayuda del Estado

  • El PIB marroquí retrocedió un 7% en 2020, aunque las previsiones apuntan a un crecimiento de la economía en torno al 4% al cierre del ejercicio

El Ramadán dará una vuelta de tuerca más a la capacidad de resistencia de los marroquíes. El malestar social es creciente, aunque latente: la sociedad marroquí soporta estoicamente las medidas restrictivas para luchar contra la propagación de la pandemia –que repunta en el país magrebí-, la crisis internacional y el golpe sufrido por su economía desde la primavera del año pasado. Además, como el resto del mundo islámico, Marruecos comienza el Ramadán, mes en que en condiciones normales el país funciona a medio gas. “Se percibe un deterioro grave de la situación de muchas personas. Por ejemplo, se ve mucha más gente pidiendo por la calle que normalmente”, percibe Rachid Bennani, pequeño empresario dedicado a la consultoría del comercio internacional en Rabat.

La crisis derivada de la pandemia ha supuesto un frenazo brusco al crecimiento marroquí. Según datos del Banco Mundial, el PIB real cayó en 2020 un 7% -primera recesión desde 1995-, cuando la economía del país norteafricano había crecido un 2,5% en 2019 y un 3,1% en 2018. Las previsiones del Bank Al-Maghrib –banco central de Marruecos- apuntan a un optimista crecimiento del 5,3% al concluir el ejercicio, notablemente por encima de las estimaciones del Banco Mundial y del FMI, entre el 4% y el 4,6%.

Por lo que hace referencia al desempleo, este no ha llegado siquiera al 12% tras los meses del confinamiento. Las cifras son propias de economías de la Europa septentrional, pero la realidad es mucho más compleja: un tercio de los jóvenes de entre 15 y 24 años ni trabaja ni estudia; menos del 30% de las mujeres forman parte de la población activa y el 55% de los trabajadores se desempeña en el sector informal (en 2000 el porcentaje era del 71%). Son estas personas las que se han visto especialmente golpeadas por la pandemia, especialmente durante los tres meses que duró el confinamiento domiciliario estricto (entre marzo y junio de 2020).

“El crecimiento económico de Marruecos no ha sido suficientemente intensivo en mano de obra como para absorber el crecimiento de su población en edad de trabajar. Ha mostrado una capacidad débil a la hora de generar empleo”, recordaba en un reciente informe sobre la situación laboral marroquí la representación del Banco Mundial en el Magreb.

Para tratar de paliar las consecuencias de la crisis, el Estado marroquí viene llevando a cabo todo este año ayudas directas a los trabajadores, tanto del sector formal como del informal, apoyo con inyecciones de liquidez al sistema financiero y además rebajó tipo de interés director del banco central. La creación de empresas cayó casi un 12% en el conjunto de 2020, según datos de la Oficina Marroquí de la Propiedad Industrial y Comercial.

Como corolario de la difícil situación que atraviesa el país, el pasado tres de abril Standard and Poor’s revisaba a la baja la calificación crediticia de Marruecos, que pasa de BBB- a BB+. El país magrebí pierde la categoría grado de inversión. La agencia de notación estadounidense fundamentaba su decisión en “un déficit presupuestario creciente para el período 2021-2024 y un aumento de la deuda pública neta”. El pasado mes de octubre, Fitch había hecho lo propio. De acuerdo con los datos del Banco Mundial, en 2020 el déficit público alcanzó el 7,8% del Producto Interior Bruto y la deuda pública se situaba ya en el 77,8% del PIB.

Golpe al sector hostelero y turístico

Los sectores más afectados por la pandemia del coronavirus son el turístico y hostelero. El turismo supone en Marruecos un 7% del PIB. Los profesionales llevan meses preparando la recuperación de la administración con la administración y han anunciado movilizaciones, pero lo cierto es que el cierre en vigor de fronteras con 40 países, entre ellos los primeros emisores de turistas a Marruecos, no augura unos meses prometedores.

Igualmente el sector de la construcción ha sufrido un frenazo destacado. “La actividad de mi negocio ha caído un 30-40% desde que comenzara la pandemia. Hemos perdido mucha facturación. Las previsiones apuntan a que recuperaremos en los próximos meses parte de lo perdido, pero la incertidumbre es mucha, no solo en Marruecos sino en todo el mundo. Las materias primas han subido y la cadena logística se ha encarecido a nivel global, y esto nos afecta aquí también”, desgrana para NIUS Bennani, cuyo negocio sufre especialmente la caída en las compras desde Marruecos de materiales de construcción europeos.

Marruecos comienza, en fin, un mes sagrado en el que cafés y restaurantes permanecerán cerrados toda la jornada, tras la decisión del Gobierno de adelantar el toque de queda a las ocho de la tarde. Es fácil colegir que la situación de las finanzas de los profesionales del sector va a ser delicada en las próximas semanas. El sector se ha movilizado, aunque la huelga prevista para el 9 de abril pasado acabó suspendiéndose. Por ahora los trabajadores de la hostelería han conseguido de la administración una ayuda directa de escasos 1.000 dírhams (menos de 100 euros) por trabajador al mes, que se antoja insuficiente teniendo en cuenta el coste de la vida en Marruecos.

“No hago nada con mil dírhams, estoy completamente en desacuerdo con lo que el Gobierno está haciendo con nosotros. No puede ser que los ministros cobren lo que cobran y a nosotros nos quieran contentar con esto. Nos obligan a estar cerrados por la tarde, después de la ruptura del ayuno, para que no se cree un agravio con las mezquitas, que van a estar cerradas durante el Ramadán”, explica a NIUS un camarero de un café del centro de Rabat.

No solo los camareros, limpiadores o cocineros se han visto afectados por las medidas adoptadas para combatir la propagación del Covid-19. Laila Bouzar trabaja como freelancer desde la capital marroquí en el diseño de cartas de visita, menús y cartelería para empresarios de la restauración. La crisis del sector le ha golpeado directamente. “He perdido muchos clientes que se vieron obligados a cerrar durante el confinamiento y con los que no perdí tuve el problema de que no me pagaban. Cuando son clientes habituales te ves obligada a seguir trabajando con ellos para no perderlos del todo. Por suerte a finales del año pasado la situación empezó a mejorar y pude respirar. Volvemos a pasar problemas ahora pero no como los que vivimos los meses del confinamiento”, relata a NIUS la empresaria.

Caída del comercio con España

El comercio entre España y Marruecos, que viene batiendo récords en los últimos años, también se ha resentido como consecuencia de la pandemia. En 2013 España se convertía en el primer cliente de Marruecos, desbancando a Francia. Para España, el país magrebí el segundo cliente de sus exportaciones fuera de la UE, tras EEUU, y el primero de África.

Según datos del ICEX, el comercio bilateral “muestra un crecimiento muy dinámico de los intercambios comerciales entre 2010 y 2017. A partir de 2018, los flujos comerciales con Marruecos han seguido creciendo por encima del total, pero a un ritmo mucho más lento”. De un crecimiento de exportaciones del 12,8% en 2017, se pasó a crecimientos de exportaciones españolas del 2,3% en 2018 y del 2,8% en 2019.

La tendencia saltó por los aires por mor de la pandemia del Covid-19: -13,3% en 2020 y -10,8% ya en enero de este año.