El nuevo puzle político italiano de la era Draghi: ¿quién es quién en cada partido?

  • La formación de un Gobierno de unidad ha obligado a todos los partidos a recolocarse

  • Vuelve una política de dos bloques en la que diferentes fuerzas compiten por un mismo espacio

La mañana del 17 de febrero se presentó en el Senado el nuevo comandante en jefe. Mario Draghi, hombre de pocas palabras, concluyó su discurso de investidura con una frase lapidaria: “Hoy la unidad no es una opción, es un deber”. El expresidente del BCE, uno de los mayores estadistas de Europa, le dictaba a sus súbditos el camino a seguir. Y la mayoría de grupos parlamentarios, obedientes, le entregaron su apoyo casi incondicional. Draghi los había desplazado, eligió a un grupo de tecnócratas para los puestos clave del Gobierno. Hasta seis partidos quedan integrados en el Consejo de Ministros, pero el acoplamiento general y su papel secundario suponen una especie de reseteo del panorama político italiano. Toca plegar velas y recolocarse hasta la próxima cita electoral.

En los últimos años, el cuadro dibujaba un escenario tripolar. De un lado la izquierda, del otro la derecha y en medio el Movimiento 5 Estrellas (M5E), una fuerza al margen de las ideologías, capaz de pactar con unos y otros. De la alianza entre el M5E y la Liga, de extrema derecha, se pasó a la coalición entre el Cinco Estrellas y los socialdemócratas del Partido Democrático (PD). Y ahí el sistema comenzó su corrección, para volver al mundo bipolar. El centroizquierda, comandado por el M5E y el PD; contra el centroderecha, formado por tres partidos, entre los que prima el radicalismo antes que la moderación. Con la llegada de Draghi, el clásico eje dual se ha acentuado. Los primeros en moverse han sido los partidos que perdieron el Gobierno, pero el corrimiento de tierras ha obligado a todos a levantar los pies del suelo.

Un nuevo M5E “moderado y liberal”

La mayor fuerza parlamentaria se vuelve estéril en un gabinete como el actual. Fueron los grandes perdedores y, por tanto, quienes debían mover ficha antes que nadie. Sobre todo, teniendo en cuenta que el partido lleva en manos de un líder interino más de un año. Su próximo jefe político será el ex primer ministro Giuseppe Conte, que dejará de actuar como figura independiente para trabajar a sueldo del partido. El ministro de Exteriores, Luigi Di Maio, califica el nuevo M5E como una formación “moderada y liberal”. Nació como movimiento antisistema y, tras años de indefinición, debería ocupar un espacio en el centroizquierda.

La transformación ya se venía produciendo desde el pacto con el PD, pero siempre emergían las discrepancias con las infinitas corrientes internas. El M5E ha perdido peso -o ha soltado lastre-, un tercio de los parlamentarios con los que comenzó la legislatura han abandonado el barco. Los últimos son unos 40 miembros, descontentos por el apoyo a Draghi. El politólogo Lorenzo Castellani cree que “la línea mayoritaria debería afianzarse como un partido verde en el contexto europeo, mientras que los disidentes podrían formar un grupo de izquierda populista más cercano a lo que sería Podemos”.

Los socialdemócratas, descabezados

El PD es actualmente el partido de las clases medias, la intelectualidad y las instituciones. Herederos del antiguo Partido Comunista, hace años que aparcaron el discurso de clase para centrarse en el europeísmo como gran eje sobre el que pivotar. Era una época en la que el euroescepticismo había arraigado en Italia. Con estas premisas, el PD sería el partido más afín a lo que representa Draghi, pero una vez más las facciones internas se empeñan en la autodestrucción. Este jueves, el líder de la formación, Nicola Zingaretti, anunció por sorpresa su dimisión, dejando en evidencia que el canibalismo interno no es cosa del pasado.

La principal discrepancia consiste en la relación con el M5E. Zingaretti había defendido una alianza estratégica con el Cinco Estrellas, bajo el liderazgo de Conte como figura independiente, para poder hacer frente al empuje electoral de la derecha. Sin embargo, el fichaje de Conte por el M5E ha alejado esta posibilidad. Ahora ambos partidos compiten por un mismo electorado. Zingaretti ha sido un secretario de transición, llamado a reagrupar las distintas corrientes. Su sucesor deberá definir la relación con el M5E y el rumbo del partido para mantener ese espacio que hasta ahora había capitalizado en el centroizquierda.

Salvini en versión moderada

Si el M5E y el PD han actuado a posteriori, la Liga de Matteo Salvini cambió de piel antes de integrarse en el Gobierno de Mario Draghi. El partido siempre ha tenido dos caras: la tradicional, apoyada por la clase empresarial del norte, donde la Liga tiene sus raíces; y la populista, que sirvió para que la formación se expandiera hasta encabezar todas las encuestas. Salvini es el rostro de esta segunda corriente, con la que llegó tan alto que tocó techo. Sus buenas relaciones con Rusia lo penalizaron cuando era vicepresidente del Gobierno y ahora, con Biden en la Casa Blanca y Draghi en el Ejecutivo, la Liga vuelve a la vieja alianza atlantista. El viraje también comenzó hace más de un año, tras una derrota electoral en Emilia Romaña, bastión de la izquierda que la Liga soñaba con conquistar.

Resulta significativo que el político con mayor influencia dentro del Gobierno sea Giancarlo Giorgetti, líder del ala tradicional de la Liga y muy bien conectado con los poderes económicos. De esta forma, Draghi aleja a Salvini del populismo y permite que su partido se acople con una derecha clásica, alejada del soberanismo. “Es muy difícil volver a los ataques al euro y a la hipótesis de salir de la UE, pero el populismo no ha quedado conjurado. Draghi estabilizará la política unos meses y después su acción determinará el nuevo rumbo de partidos como la Liga”, pronostica Castellani. De hecho, Salvini, incómodo en un segundo plano, ya ha levantado la voz contra la gestión gubernamental de la pandemia.

La ultraderecha en la oposición

El único partido verdaderamente significativo en la oposición es el ultraderechista Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni. Trasladando este inverosímil escenario a España, sería como si se formara un Gobierno de concentración y Vox quedara fuera. Meloni, la aliada de Abascal en Italia, presume de coherencia y de no formar parte de alianzas antinatura. Sin embargo, por otra parte, Hermanos de Italia lleva tiempo construyendo una imagen de derecha de Gobierno, por lo que tampoco se cierra a acuerdos puntuales con el Ejecutivo en materias clave. Parlamentaria brillante, Meloni aspira a convertirse en líder absoluta de la derecha manteniendo una línea firme y, al mismo tiempo, responsable. El mando entre los partidos conservadores, que mantienen su alianza, lo asumirá quien obtenga más votos en las próximas elecciones.

La sucesión aplazada del centroderecha

El único partido de la derecha que pertenece a la familia popular es Forza Italia, de Silvio Berlusconi, último entre los conservadores en los sondeos. Siguiendo su línea europeísta y la voluntad irrefrenable de Berlusconi para estar cerca del poder, Forza Italia no dudó un instante en rendirse a Draghi. Su decisión pudo haber roto la alianza derechista, pero el viraje moderado de la Liga impidió que se formara un bloque soberanista y otro simplemente conservador. Forza Italia es un partido eminentemente personalista, en el que Berlusconi siempre ha impedido el relevo. La ministra de Igualdad, Mara Carfagna, sería una sucesora natural, pero no habrá un nuevo liderazgo hasta que Berlusconi no lo quiera.

¿Dónde están los liberales?

Un poco aquí y allá. El PD, Forza Italia y ahora el M5E pescan votos del centro. Aunque el único partido de centro liberal es Italia Viva de Matteo Renzi. El ex primer ministro lanzó esta formación con la esperanza de construir una corriente a imagen y semejanza de la de Macron en Francia, pero ni el contexto es el mismo ni Renzi genera la más mínima simpatía entre el electorado. Sus expectativas de voto están por debajo del 3%, por lo que la estrategia del político florentino está más bien en las negociaciones por debajo de la mesa que en las urnas. Tras la salida de Zingaretti, se abre una puerta para volver al PD.

¿Qué dicen los sondeos?

La última encuesta de SWG para el canal La 7, ofrece este escenario:

  • Liga, 23,4%
  • PD, 18,5%
  • Hermanos de Italia, 17%
  • M5E, 15,8%
  • Forza Italia 6,9%

Sin embargo, el estudio no tiene en cuenta el paso al frente de Conte en el M5E, que podría escalar posiciones gracias a la popularidad del ex primer ministro, y la crisis interna en el PD. Aún así, los pronósticos actuales valen muy poco. El papel de los partidos en el Gobierno de Mario Draghi es toda una incógnita y ni siquiera está claro cuándo se celebrarán las próximas elecciones. El crupier ha vuelto a repartir cartas, los invitados hacen juego.