Plan anticrisis de Bruselas: 750.000 millones de euros

  • Dos tercios de las transferencias serán a fondo perdido

Un plan potente, sin ingeniería financiera y con dos tercios de transferencias a fondo perdido. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, presentó este miércoles ante el Parlamento Europeo las líneas principales de su plan anti-crisis, bautizado como “Next Generation EU”. 750.000 millones de euros de los que 500.000 serán transferencias y 250.000 préstamos.

Ante la peor crisis económica de la historia de la Unión Europea (el Banco Central Europeo actualizó hoy sus previsiones y prevé un hundimiento del PIB de la Eurozona de entre el 8% y el 12%), Bruselas cambia de paradigma. De las soluciones graduales, tardías y a base de préstamos de la última crisis, el Ejecutivo europeo pasa a un plan financiado con la mayor emisión de deuda de la historia de la UE. O como argumentaba el vice primer ministro belga Alexander De Croo: “Una revolución copernicana”.

En la práctica el plan consiste en aumentar, con esos 750.000 millones de euros de una emisión de deuda, los presupuestos de la UE del período 2021-2027 de 1,1 billones a 1,85 billones. 900.000 millones se gastarían en 2021, 2022 y 2023 y 950.000 millones en 2024, 2025, 2026 y 2027. Ese aumento serviría para aumentar considerablemente las partidas que quiere fomentar Bruselas.

La clave de reparto del plan hace que España e Italia se lleven más del 40% del total.

De los 750.000 millones:

  • España se haría con unos 140.000, de los que 77.300 serían transferencias.
  • Italia, primer beneficiario, recibiría más de 170.000, 81.800 en transferencias.
  • Los demás grandes beneficiarios, contando las transferencias porque cada uno decidirá si pide o no los préstamos, serán Francia (38.800 millones), Polonia (37.700 millones), Alemania (28.800), Grecia (22.500) y Portugal (15.500).

El eurodiputado Luis Garicano aplaudía este mediodía un plan que considera “ambicioso y diseñado de acuerdo con los principios planteados en la propuesta del Parlamento Europeo”. Von der Leyen fue más poética: “Europa es una historia de generaciones. En los momentos difíciles, cada generación eligió dar unidad el salto adelante. Porque para Europa, las medidas más audaces serán siempre las más seguras. Eso es lo que nos ha permitido construir un modelo único en el mundo”.

Al otro lado del espectro político, el eurodiputado Ernest Urtasun, de las filas de UP, decía: “Queríamos más, pero el paquete de 500.000 millones en transferencias es sin duda un salto adelante. Necesitamos inversión en lo social, lo ecológico y lo digital y dejar atrás la austeridad y las reformas antisociales”.

¿De dónde sale el dinero?

El plan de la Comisión Europea se financiaría únicamente a través de una emisión de deuda de 750.000 millones de euros. Esa emisión se garantizará con el propio presupuesto europeo. Von der Leyen explicó en conferencia de prensa que el plan es extraordinario para esta crisis, no una solución permanente, no un Tesoro europeo, pero añadió: “Pero me gusta la palabra Tesoro porque quiere decir que hay algo preciado”. Los intereses se irán pagando con partidas del presupuesto europeo y el capital se devolverá, a partir de 2028 y hasta 2058 con un ligero aumento de los presupuestos europeos de las futuras décadas.

Refuerzo de los sistemas sanitarios

El fondo incluiría una partida específica para invertir en los sistemas sanitarios centrado en reforzar la capacidad de respuesta a crisis y pandemias, la prevención de enfermedades y la vigilancia epidemiológica. También partidas para reforzar los sistemas de protección civil. Habría 9.400 millones de euros para evitar que en el futuro haya falta de medicamentos o de material sanitario de primera necesidad. También para reforzar el papel de la Agencia Europea del Medicamento y de la Agencia Europea de Prevención y Control de Enfermedades.

Prioridad a la eficiencia energética

El plan incluye importantes partidas de gasto para eficiencia energética que suman 91.000 millones de euros entre transferencias y préstamos para subvencionar la renovación de edificios: aislamiento, sistemas renovables de calefacción o paneles solares. Ese dinero debería atraer inversiones privadas hasta 350.000 millones de euros. Por ejemplo: una comunidad de vecinos podría decidir poner paneles solares que serían financiados en parte por este nuevo fondo. La prioridad la tendrán las escuelas, hospitales y viviendas sociales.

Habrá además 25.000 millones de euros en inversiones en 2021 y 2022 para financiar generación de energías renovables de una potencia de 15 gigavatios. Y otros 10.000 millones en préstamos para apoyar proyectos de renovables.

El plan incluye 20.000 millones de euros en transferencias y préstamos para fomentar el despliegue de vehículos “verdes” y la creación, de aquí a 2025, de dos millones de puestos de recarga de vehículos eléctricos y de hidrógeno. Las inversiones en trenes que no generen emisiones contaminantes llegarán a un mínimo de 40.000 millones de euros.

Nuevas impuestos europeos

El plan incluye la creación de tasas europeas de suficiente envergadura como para que lo que generen sirva para ir pagando los intereses de la emisión de deuda. Uno de los impuestos de nueva creación consistiría en hacer pagar una tasa del 0,1% a todas las empresas europeas que tengan una cifra de negocios superior a 750 millones de euros.

Las otras tasas serían ampliar el mercado de emisiones de carbono a los sectores náutico y aéreo, un impuesto a los gigantes digitales y una tasa carbono a las importaciones de productos contaminantes, que según su diseño debería aportar entre 10.000 y 15.000 millones de euros anuales. Bruselas calcula que el coste de la emisión de deuda (pago de intereses y gestión) será de 17.400 millones de euros (algo menos de 2.500 millones de euros al año), que se pagarán con fondos del presupuesto comunitario.

Austria, Países Bajos y Suecia anclados en el no

La bronca política parece centrada en los ‘tacañones’, de los que Finlandia se descolgó a principios de semana por la presión de los ecologistas y entre los que Dinamarca parece tomar una postura ligeramente distinta. En contra de las transferencias que propone el plan quedarían tres países: Austria, Países Bajos y Suecia. Los tres suman el 12% del PIB de la UE y el 8% de la población.

Un diplomático holandés reaccionaba así esta mañana: “Las posiciones están muy separadas y esto se decide por unanimidad. Las negociaciones tomarán tiempo. Es difícil imaginar que esta propuesta sea el final de las negociaciones”. A pesar de esa postura, su oposición es menos dura de lo esperado, como también la austríaca, en parte porque el primer ministro Sebastian Kurz depende de los ecologistas para mantener su Gobierno y estos están a favor del plan.

Salvar el mercado común

El fondo transferirá más dinero a los países del sur que a los del norte pero a la vez servirá para salvar el mercado común europeo, que beneficia más a los del norte. Según un informe de la Comisión Europea, los beneficios de la pertenencia al mercado común equivaldrían a una transferencia directa de más de 1.000 euros anuales a cada alemán, holandés o danés y de poco más de 500 euros a cada español.

¿Con qué condiciones?

La condicionalidad será para modernizar las economías con inversiones en asuntos como economía digital y lucha contra el cambio climático. Bruselas usará como guía sus propias recomendaciones en el marco del Semestre Europeo, el proceso que hace dos veces al año y por el que indica a los gobiernos que sectores deben reforzar o reformar. La condición para recibir las transferencias será usar el dinero para los fines dispuestos en el plan, pero no habrá troikas ni hombres de negro.

Proceso de aprobación

La propuesta de la Comisión Europea necesita el visto bueno de los 27 gobiernos del bloque y del Parlamento Europeo. Fuentes comunitarias dan por hecho que a partir de finales de junio será necesario reunir físicamente a los dirigentes en una cumbre europea que dé el visto bueno al plan. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, apuntó ya al 19 de junio. Si al final se hace una cumbre presencial, será la de las mascarillas. Si todo va bien, el fondo se activaría el próximo 1 de enero de 2021.