¿Conseguirán las sardinas derrotar a Salvini?

  • En Italia ha surgido el debate sobre su hipotético salto a la política

  • Los expertos señalan que ahora mismo pueden ayudar a una izquierda abstencionista

El pasado 14 de noviembre un grupo de treintañeros con formación universitaria, ideas progresistas y un fuerte hartazgo por la omnipresencia de Matteo Salvini llamaron a filas a sus correligionarios a través de Facebook. El objetivo era contrarrestar la visita del líder ultraderechista a Bolonia. Esperaban agrupar a unos pocos miles, pero la concentración dobló las expectativas y comenzó a extenderse por todo el país.

Las sardinas llevan un mes apretujándose en las plazas italianas. Desde entonces han celebrado 113 manifestaciones, desde las ciudades más importantes a pequeños núcleos urbanos. El sábado pasado vivieron su consagración en la gran explanada romana de San Giovanni, el tradicional punto de reunión de la izquierda, al que acudieron decenas de miles de personas.

Tras el éxito de la movilización, dan por zanjada la llamada “fase uno”, la de la presentación en sociedad. Y ahora comienza la segunda etapa, la de la organización. El nuevo estadio arrancó oficialmente el pasado domingo con el primer encuentro, celebrado en Roma, entre unos 150 organizadores de distintas ciudades.

Pusieron en común una serie de reclamaciones, como que los políticos realicen su actividad en las sedes institucionales sin dedicarse a una campaña electoral permanente; que desaparezca la violencia verbal del discurso; o que se derogue el severo decreto migratorio aprobado por Matteo Salvini cuando era ministro del Interior, que todavía está en vigor. Sin citarlo, se trata de un manifiesto antiSalvini. La gran duda es cómo se articulará esta lucha.

¿Salto a la política?

Yuri Antonovski, uno de los organizadores de la manifestación de Roma, responde que es un tema “del que ni siquiera se ha hablado”. “En esta asamblea nos conocimos, pusimos en común nuestras ideas y pensamos cómo continuar la extensión por el territorio”, sentencia. Los periodistas preguntan desde el primer día a quienes ejercen de portavoces si están pensando en convertirse en un partido y su respuesta siempre ha sido “no”.

Aseguran que es muy pronto para pensar en qué ocurrirá después y que de momento están satisfechos por haber actuado como catalizador de un descontento que estaba presente y no se había mostrado. O que había quedado eclipsado por la presencia de Salvini en las calles, medios tradicionales y redes sociales.

El primer éxito de las sardinas es haberle arrebatado el monopolio de la opinión pública al ex ministro del Interior.De hecho, su respuesta en redes, colgando imágenes de gatitos, para contraatacar ha quedado neutralizada. Ahora Salvini trata de ofrecer una imagen más centrada llamando a un consenso nacional en una serie de materias.

El fundador de las sardinas, Mattia Santori, ya se ha convertido para los medios en el rostro visible de un movimiento que rechaza un liderazgo. Sin embargo, gracias a su carisma, tampoco ha cerrado la puerta a la política. “Nunca se puede decir nunca”, asegura. Lo más importante para él es “haber propuesto una alternativa por medios totalmente modernos que puede resultar cool”.

Ante su escepticismo formal de dar el salto a la política, llama la atención que se expresen como los partidos. “Nuestro objetivo es llegar a más del 25% de la población”, ha manifestado Santori. El resto de miembros se remiten a los comunicados oficiales en Facebook, que ejerce como una especie de órgano central.

Para Lorenzo Castellani, polítologo de la Universidad Luiss, sólo hay dos opciones: “Que algunos de ellos se integren en el Partido Democrático (PD) o que formen un nuevo partido de izquierdas”. Mattia Santori sería el líder al que todos cortejan.

¿A quién beneficiará su tirón?

Ellos rechazan etiquetas ideológicas, pero su perfil es bastante claro. Clases medias, jóvenes con cierto nivel intelectual, mayores que votaban comunista, colectivos LGTBI o partidarios de una sociedad abierta y de la inmigración son quienes acuden a las manifestaciones. Un fenómeno intergeneracional, con el ‘Bella ciao’ como himno, que en Italia no es una cuestión de modas, sino que ha sonado en todas las manifestaciones de la izquierda desde hace décadas.

Si hay una corriente que ha querido aglutinar a todos estos colectivos -y que ha fracasado en los últimos años- es la socialdemocracia, representada en este caso por el PD. En Italia no existe actualmente un partido mínimamente importante más a su izquierda. Sólo el Movimiento 5 Estrellas (M5E) incluye algún sector progresista, que recientemente se ha visto arrollado por una ola antisistema escorada a la derecha. Esta corriente después se ha querido corregir virando al centro, posicionándose en ninguna parte.

Por tanto, “las sardinas pueden convencer a electores descontentos con la izquierda, que en las últimas elecciones se han pasado a la abstención”, opina Lorenzo Castellani. “Su valor actualmente es, sobre todo, movilizador”, añade. Y en el calendario electoral hay sobre todo una fecha: las elecciones de Emilia Romaña del próximo 26 de enero.

¿Unas elecciones cruciales?

Lo son, más que nadie, para las sardinas. Porque allí nacieron y porque no hay un lugar más favorable para doblegar a Salvini. Emilia Romaña es sinónimo de lucha interclasista, de un campesinado comunista que ascendió a clase media. Su capital, Bolonia, es una de las cunas intelectuales del país. De allí salió Romano Prodi, el profesor que se presentó como antídoto contra Silvio Berlusconi. Y en su universidad estudió, por ejemplo, Pablo Iglesias.

La izquierda, agrupada en torno al PD, sigue siendo la favorita para imponerse en los comicios. Mientras que la Liga, el partido de Salvini, ha aupado a una candidata que ha hecho carrera gracias a sus salidas de tono, con la que la derecha radical pretende derribar un nuevo muro rojo. Se enfrentan una coalición derechista frente al PD, que no estará apoyado por el M5E, como sí lo está en el Gobierno.

Desde las sardinas reconocen que esta cita marcará para ellos el futuro más inmediato. Si ayudan a vencer al centro-izquierda, aspiran a seguir alimentando el modelo en otros territorios. Pero si pierden, su efecto puede desvanecerse.

En caso de victoria de la Liga, el Gobierno del PD y el M5E volverá a tambalearse, aunque hay otras cuestiones que afectan al largo plazo del Ejecutivo, por lo que tampoco se puede sobrevalorar la importancia de Emilia Romaña. Menos aún en caso de un resultado negativo para Salvini, lo que no supondría de ninguna manera una derrota definitiva. Actualmente, el líder de la Liga casi dobla a sus competidores en los sondeos a nivel nacional.

¿Durarán las sardinas?

Los expertos fían su suerte más inmediata a estas elecciones. Sin embargo, ya ha habido otros colectivos muy similares en Italia, sobre todo en la época de Berlusconi, que terminaron en nada. El otro ejemplo es el del Movimiento 5 Estrellas, que ahora se ha transformado en partido de Gobierno. Sin embargo, hay diferencias fundamentales entre estos y las sardinas.

El M5E nació desde arriba, bajo el liderazgo de Beppe Grillo; mientras que las sardinas lo hacen desde abajo, de forma horizontal. Además, el Cinco Estrellas surgió como una reacción de cabreo generalizado, lo que se tradujo en un movimiento antipolítico, antipartítico y antiestablishment.

El rechazo de las sardinas no es al sistema, sino hacia una figura muy clara: la del populismo soberanista que encarna Matteo Salvini. Tanto él como las sardinas representan modelos identitarios opuestos, que ahora se desafían mutuamente.