Una heroica profesora salvó a 40 alumnos en los 16 segundos de terror en Santa Clarita

Una heróica profesora salvó a 40 alumnos en los 16 segundos de terror en Santa Clarita
El desalojo del Saugus High School de Santa Clarita. REUTERS
Rubén F.
  • Nathaniel Berhow abrió fuego indiscriminadamente el día de su 16 cumpleaños

  • Una profesora escondió a 40 alumnos y prestó auxilio a una herida en medio del tiroteo

  • El tiroteo en el instituto Saugus High School de Santa Clarita dejó dos muertos

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Era el día de su cumpleaños y se presentó en su instituto con una pistola del calibre 45. Nada más llegar, sacó el arma de su mochila y abrió fuego indiscriminadamente. Dos muertos, cinco heridos: ese fue el balance dejado por el enésimo tiroteo en un centro educativo de Estados Unidos.

Esta vez, el drama sacudió al instituto Saugus High School de Santa Clarita, Los Ángeles, California, donde nuevamente volvían a reproducirse imágenes que parecen haberse convertido ya en un ‘ritual del dolor’ con el que Estados Unidos desgraciadamente está familiarizado: niños corriendo despavoridos por las aulas, intentando escapar del centro o esconderse del atacante; mensajes de texto enviados desde el interior desatando todos las alarmas, sembrando la incertidumbre y el dolor en unos padres cada vez más aterrados ante la idea de que sus hijos ya ni siquiera estén seguros en su escuela; vehículos y brigadas policiales irrumpiendo, rodeando y acordonando un centro escolar; niños saliendo con los brazos en alto y en fila mientras son supervisados uno por uno; la eterna espera de los padres hasta poder reunirse con ellos… Todo es parte de ese ritual que aterra, duele e indigna a la misma vez.

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16 años, 16 segundos

Nathaniel Berhow, en el día en que cumplía sus 16 años, sembró el terror en su instituto disparando contra todo aquel que se cruzaba. Fueron 16 segundos de pánico y masacre, y la última bala la reservó para él. Se pegó un tiro en la cabeza, pero no se mató. Quedó herido de suma gravedad y fue trasladado a un hospital.

Nadie lo vio llegar. No había la más mínima sospecha de que aquel joven enigmático fuese a llegar el día de su cumpleaños ataviado con una gorra y ropa oscura para a continuación abrir fuego contra sus compañeros en aquel centro de 2.500 estudiantes. Sus víctimas mortales fueron una joven de 16 años y un chico de 14, además de herir a otros 3 alumnos que hubieron de ser trasladados al hospital. Pero el daño se extendió a todos los alumnos y todos los familiares a los que psicológicamente la tragedia les ha devastado. El país, en sí mismo, tiene un grave problema con esta situación.

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Según recoge LA Times, desde la masacre en Parkland, Florida, el 14 de febrero de 2018, – donde 17 personas fueron asesinadas en la Escuela de Secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Estados Unidos ha habido 92 tiroteos masivos, contando tan solo aquellos en los que ha habido al menos cinco personas heridos, además del tirador, y al menos dos muertos. De ellos, cuatro fueron en centros educativos.

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La salvadora de Addison, una profesora del coro

En el Saugus High School de Santa Clarita, la cifra de víctimas mortales pudo ser todavía más alta. Lo evitaron intervenciones como las de una profesora del coro que, en medio de los 16 segundos de terror, intervino de inmediato para poner a salvo a los alumnos con ella. Refugió a 40 estudiantes a los que escondió detrás de un piano. Y en medio del pánico, en el aula en el que se encontraban apareció Addison, una de las heridas. Entró tropezando, y rápidamente la docente se empleó aplicando presión sobre su herida, consolando a la joven, que ahora, afortunadamente, se recupera en el hospital tras ser intervenida quirúrgicamente, tal como informa Daily Mail.

Sin tiempo de reacción

La policía investiga ahora cuál pudo ser la motivación del atacante, qué es lo que le llevó a cometer tan atroz acto, y para ello analizan el contenido de los discos duros de su ordenador y analizan sus escritos, entre otras cuestiones. De momento, no hay pistas. Ni siquiera se sabe si tenía algún objetivo concreto o disparó simplemente al azar. Todo fue muy rápido. No hubo tiempo de reacción, subraya la policía, que indica que solo tardaron dos minutos en llegar al lugar una vez recibido el aviso. Para entonces, el tirador ya estaba en estado crítico con una herida de bala autoinfligida en la cabeza. Ya había sembrado el terror y se había cobrado sus víctimas.

Según compañeros y vecinos, Nathaniel, a diferencia de otros perfiles asociados a los últimos autores de tiroteos en institutos, no tenía ningún problema de marginación, bullying o presentaba comportamientos agresivos. No apreciaban nada sospechoso en él, pero en el seno de su familia había problemas. Sus padres se habían separado hacía tiempo, y en 2013, así como en 2015, su padre fue arrestado por conducir bajo los efectos del alcohol. Además, ese último año también le detuvieron por intento de agresión a su esposa. En 2017, su progenitor falleció. Según compañeros, citados por LA Times, le echaba mucho de menos y seguía lidiando con su ausencia.