Loterías instantáneas vs. sorteos tradicionales: ventajas, riesgos y qué prefiere cada generación
Frente a la liturgia pausada de la Lotería, emergen con fuerza las llamadas loterías instantáneas o rascas
Un vendedor de la ONCE da un premio de 150.000 euros con un Rasca en su segundo día de trabajo
El ritual de comprar un décimo, guardarlo con mimo y esperar semanas o meses para el sorteo es parte del imaginario colectivo español. Pero frente a la liturgia pausada de la Lotería de Navidad o el Sorteo del Niño, emergen con fuerza las llamadas loterías instantáneas o rascas, que permiten saber en segundos si has ganado. La coexistencia de ambos modelos no es nueva, pero sí lo es la creciente diferencia de percepción entre generaciones, así como los debates que despierta sobre su impacto económico, psicológico y social.
Qué son las loterías instantáneas (y por qué crecen)
Las loterías instantáneas son juegos de azar en los que el resultado se conoce de forma inmediata, como las tarjetas “rasca y gana” o las versiones digitales de las mismas. En España, SELAE (Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado) no realiza este tipo de sorteos, pero otras organizaciones como ONCE sí que los ofrecen, aunque también proliferan en apps y plataformas privadas.
Según datos del Anuario del Juego en España (2023), el volumen de ventas de este tipo de productos ha crecido un 25 % en los últimos cinco años. La facilidad de acceso, el bajo precio por participación (entre 1 y 5 euros) y el componente emocional del “premio rápido” explican su éxito entre los más jóvenes.
Sorteos tradicionales: más emoción, menos inmediatez
Los sorteos tradicionales como la Lotería Nacional, el Euromillón o el Gordo de Navidad requieren una espera entre la compra del billete y el resultado. Para muchos, eso no es una desventaja, sino parte del encanto. El sorteo se convierte en un evento social, familiar y mediático. Comprar en grupo, intercambiar números o escuchar en directo el canto de los niños de San Ildefonso aporta una dimensión cultural que va más allá del juego.
Además, las probabilidades de premio suelen ser mayores que en otros juegos rápidos. Sin ir más lejos en la Lotería de Navidad, el 70 % de lo recaudado se reparte en premios, mientras que en los rasca suele rondar en torno al 50 % o menos.
Generaciones enfrentadas: lo rápido frente a lo simbólico
Según una encuesta, los menores de 35 años tienden a preferir los juegos rápidos e individuales, mientras que los mayores de 50 valoran más el componente social de los sorteos tradicionales. Esta brecha refleja también distintas formas de relacionarse con el riesgo, el tiempo y la recompensa.
“La inmediatez es clave para los jóvenes, pero también puede favorecer conductas problemáticas si no hay control”, advierte la psicóloga especializada en adicciones Ana González-Pinto. En su opinión, los productos instantáneos apelan más directamente al circuito de recompensa del cerebro, lo que los hace potencialmente más adictivos.
Riesgos y regulación de las loterías instantáneas
La OCU y FACUA han alertado sobre la falta de regulación específica en algunos juegos instantáneos, especialmente los que se venden en gasolineras, estancos o supermercados sin supervisión. También denuncian que estos juegos, al ser de bajo coste y alta frecuencia de sorteo, pueden inducir al juego compulsivo, sobre todo entre personas vulnerables o jóvenes que los perciben como inofensivos.
En contraste, los sorteos tradicionales suelen tener una frecuencia menor, un coste más alto por participación y están más ligados a fechas señaladas, lo que limita el riesgo de uso compulsivo.