Las 8 plazas del mundo que hay que visitar al menos una vez en la vida
Las plazas son el corazón y el alma de una ciudad, siendo una buena representación de su historia, cultura e identidad.
Desde la ruidosa Times Square hasta la sagrada Plaza de San Pedro, repasamos las 8 plazas que deberías ver sí o sí en tus viajes.
El monumento español más valorado por los extranjeros
Hacer turismo implica visitar todo tipo de espacios allá donde viajemos. Uno de los mejores son las plazas de las ciudades, ya que no solamente son espacios abiertos que pueden alejarnos del bullicio y trasiego de las calles más transitadas, sino que a menudo son el corazón y el alma de una ciudad, siendo una buena representación de su historia, cultura e identidad. A continuación vamos a repasar las ocho plazas que creemos que deberías ver al menos una vez en tu vida de turista para que tu viaje valga la pena y sea más inmersivo.
Plaza de San Pedro, Roma (Vaticano)
La Plaza de San Pedro, en el corazón de Roma pero perteneciente al país más pequeño del mundo, Ciudad del Vaticano, es una de las plazas más sagradas del mundo. Centro espiritual y ceremonial de la Iglesia católica, suele ser lugar de encuentro de millones de peregrinos al año que recorren su superficie oval de un máximo de 320 metros de longitud y 240 metros de ancho (35.300 m²).
Sin embargo, dejando de lado la espiritualidad, también es una maravilla a nivel arquitectónico. La plaza es famosa por su impresionante columnata, diseñada por el famoso arquitecto Gian Lorenzo Bernini. En ella podemos encontrar 284 columnas y 88 pilastras que albergan 140 estatuas de santos realizadas en 1670 por los discípulos de Bernini.
En el centro de la plaza destacan dos fuentes, una de Bernini (1675) y otra de Maderno (1614), así como un impresionante obelisco de 25 metros de altura y 300 toneladas de peso que fue trasladado desde Egipto en el año 37 d.C. por orden del emperador Calígula, que lo mandó instalar en su circo, el que posteriormente sería conocido como el Circo de Nerón, donde supuestamente murió San Pedro.
Ya que visitas la Plaza, haz turismo por la Basílica de San Pedro, sube a lo alto de su cúpula para disfrutar de unas espectaculares vistas panorámicas de Roma y visita los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina.
Times Square, Nueva York (Estados Unidos)
El cruce de calles más famoso del mundo es un destino imprescindible si hablamos de plazas que hay que visitar al menos una vez en la vida (en persona, que en el cine la habrás visto en infinidad de ocasiones). Esta plaza neoyorquina, antes conocida como Plaza Longacre y en la que hace apenas dos siglos solamente había una mansión y unas cuantas tierras de cultivo, se ha convertido en todo un icono de la “Gran Manzana”.
Los turistas de una de las ciudades más visitadas del mundo pueden sentir el corazón de Nueva York y perderse entre luces y neones, deslumbrantes carteles publicitarios, teatros de Broadway con los mejores musicales y obras de teatro de éxito en teatros como el New Amsterdam Theatre y el Lyceum Theatre. Si no te importa moverte entre multitudes de personas, también podrás visitar muchas tiendas (no te deberías perder M&M’s World y Hershey’s Chocolate World), restaurantes y lugares de entretenimiento. Por supuesto, si viajas en Navidad, no te pierdas la entrada del año nuevo en Times Square.
La Plaza Naqsh-e Jahan, Ispahán (Irán)
Catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la también conocida como Plaza Real (Meidan Eman) y plaza del Imán es uno de los tesoros en cuanto a plazas históricas de origen árabe. En su extensa superficie de 89.600 metros cuadrados, que la convierte en una de las plazas más grandes del mundo, vamos a poder visitar una serie de obras maestras arquitectónicas, como la Mezquita del Imán, la Mezquita del Jeque Lotfollah y el palacio de Ali Qapu. Todos ellos son grandes ejemplos de los logros artísticos y culturales de la época dorada de Persia.
La plaza también actúa como un testimonio vivo de la rica historia y el patrimonio cultural de Irán y no solamente un viaje al corazón de la cultura y la historia persas. Alrededor de la plaza hay bulliciosos bazares y caravanserais donde los visitantes pueden comprar artesanías tradicionales, alfombras y especias.
Plaza de San Marcos, Venecia (Italia)
La Piazza San Marco, situada en el corazón de Venecia, es su gran atractivo además de los canales. Data del siglo XII y desde entonces ha sido no solamente el corazón geográfico, sino el centro de la vida social, religiosa y política veneciana durante los siglos siguientes hasta hoy. A nivel arquitectónico, esta plaza veneciana cuenta con joyas como la Basílica de San Marcos, un impresionante ejemplo de arquitectura bizantina, y el Palacio Ducal, que muestra el estilo gótico veneciano.
Los visitantes pueden disfrutar de eventos culturales como el Carnaval de Venecia y escuchar a las orquestas tocando en los cafés mientras saborean la cocina tradicional italiana. Como curiosidad, es el punto más bajo de Venecia y, como resultado, es el primero en inundarse durante las tormentas que provocan la crecida de los canales o incluso las fuertes lluvias.
Plaza de España, Sevilla (España)
En cuanto a plazas nacionales, nos vamos a quedar con la sevillana Plaza de España. Construida para la Exposición Iberoamericana de 1929 y diseñada por el reconocido arquitecto sevillano Aníbal González, esta gran plaza es una auténtica obra maestra arquitectónica que combina varios estilos, principalmente renacentista y mudéjar, en una creación impresionante de ladrillo, cerámica y hierro forjado. Su diseño semicircular, bordeado por un canal y magníficos edificios en cada extremo de la plaza, la convierte en uno de los lugares más fotografiados de la ciudad hispalense.
Su situación dentro de los frondosos terrenos del Parque de María Luisa hace de este enclave un destino ideal para combinar con un relajante paseo por los jardines o la visita a los monumentos cercanos. La plaza tiene la forma de un enorme semicírculo, con un diámetro de unos 200 metros. Los edificios que la rodean se utilizaron originalmente como pabellones de la exposición, pero hoy en día sirven como oficinas e instituciones gubernamentales.
En el corazón de la plaza, encontrarás una gran fuente diseñada por Vicente Traver, que se suma a la elegante simetría del espacio. A lo largo de la fachada curva, 48 zonas de ornamentos de azulejos representan las provincias de España, cada una con el escudo de armas de la provincia y un mapa. Si tienes curiosidad, las dos que faltan son una de Canarias, ya que cuando se construyó sólo tenía una provincia y no dos como ahora, así como la propia Sevilla. Los cuatro puentes que cruzan el canal simbolizan los reinos históricos de España (Castilla, León, Aragón y Navarra), lo que agrega una capa adicional de simbolismo al sitio.
Plaza de la Ciudad Vieja, Praga (República Checa)
Praga es considerada por muchos como la ciudad más bonita de Europa y, seguramente, gran parte de esa consideración la tiene la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga y su encanto medieval. Cuenta con calles adoquinadas, edificios coloridos y el emblemático Reloj Astronómico, que data del siglo XV. Cada hora en punto, multitudes se reúnen para presenciar el espectáculo mecánico de este reloj, cuya historia está repleta de leyendas sobre el destino de su creador.
Además del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja donde está construido el reloj en su torre gótica de 60 metros de altura, la plaza está repleta de edificios de interés entre los que destacan la Iglesia de Nuestra Señora de Týn o la Iglesia de San Nicolás. Además, esta plaza alberga vibrantes festivales y mercados durante todo el año y está rodeada por interesantes callejuelas que merece la pena pasear, siendo un lugar perfecto para comprar artesanías, deleitarse con deliciosa comida callejera y probar vino local.
Plaza Roja, Moscú (Rusia)
Puede que la situación geopolítica haga que no sea el mejor momento para visitar Moscú, pero con la esperanza de que la paz vuelva a reinar muy pronto, una de las plazas más famosas que al menos deberías visitar una vez en la vida es esta, que además está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La Plaza Roja es un símbolo de la historia y la identidad rusa cuyo nombre original, Krásnaya Plóshchad, se traduce del ruso como "roja", aunque la palabra también significa "hermosa". Ha sido testigo de importantes acontecimientos como coronaciones, desfiles militares y manifestaciones políticas.
Además, la plaza está rodeada de impresionantes joyas arquitectónicas, entre las que destacan las coloridas cúpulas de la Catedral de San Basilio y el Mausoleo de Lenin. Estas estructuras visualmente impactantes simbolizan el rico patrimonio cultural y religioso de Rusia. La Plaza Roja acoge diversos festivales y celebraciones, incluidos los desfiles del Día de la Victoria y los famosos fuegos artificiales de Nochevieja. Tampoco te pierdas el muro más alto del Kremlin con la torre Spasskaya con el reloj, la Catedral de Kazán, la Casa de la Moneda, el ayuntamiento Zemsky prikaz, el histórico centro comercial GUM, el Monumento a Minin y Pozharski o el Museo Histórico Estatal.
Plaza de la Concordia, París (Francia)
La Place de la Concorde es nuestra selección dentro de las varias y muy bonitas plazas que hay en la “Ciudad del Amor”, pero podríamos decir que esta es de las más emblemáticas de París, además de la la segunda más grande de Francia. Diseñada originalmente en el siglo XVIII como un homenaje al rey Luis XV, se convirtió en el escenario de importantes acontecimientos durante la Revolución Francesa, como las decapitaciones de Maria Antonieta, Luis XVI o Robespierre.
Gran parte del encanto que encontrarás en la Plaza de la Concordia tiene que ver con el hecho de que en el centro de la plaza se encuentra el Obelisco de Lúxor, de más de 3.000 años de antigüedad, un regalo de Egipto a Francia en el siglo XIX. Dos fuentes monumentales lo flanquean y ofrecen impresionantes vistas de lugares emblemáticos, como los Campos Elíseos con el Arco del Triunfo al final y la Torre Eiffel.
Por si fuera poco, la plaza actúa como puerta de entrada a los Jardines de las Tullerías, jardines y paseos muy bien cuidados, perfectos para pasear y hacer pícnics, y el Museo del Louvre de fondo.