Caso Asunta: incógnitas del crimen 10 años después

Este jueves se cumplen 10 años del asesinato de Asunta, de 12 años, un caso que marcó la historia de la crónica negra en España y que se estudia en las facultades de Derecho y Criminología. La niña fue adoptada en China en el año 2001, con apenas un año de vida, por el matrimonio conformado por la abogada Rosario Porto Ortega y el periodista Alfonso Basterra Camporro, quienes terminarían matando a la pequeña 12 años después, el 21 de septiembre de 2013, según consta en la sentencia del crimen cuya investigación se denominó 'Operación Nenufar'.

Los padres adoptivos de Asunta Basterra Porto (llamada Yong Fang de nacimiento) fueron condenados el 30 octubre de 2015 a 20 años de cárcel tras demostrarse que planificaron de manera conjunta su asesinato. El jurado popular declaró a ambos culpables a través de una prueba indiciaria, es decir, una serie de indicios.

Rosario y Alfonso, los asesinos de Asunta

Rosario mostró contradicciones en el relato de los hechos, se descubrió una imagen en la que aparecía con la niña, cuando dijo que la dejó en casa, y trató de manipular unas cuerdas en su vivienda de Teo al ser acompañada por los agentes tras denunciar la desaparición de su hija, siendo las mismas que aparecieron junto a su cuerpo.

Alfonso, mientras, dijo haber estado todo el día en casa, pero fue visto por una excompañera de Asunta junto a la misma, poco antes de desapareciera. Además, se comprobó que compró una gran cantidad de Orfidal los días en los que la pequeña sufrió mareos y malestar, coincidiendo las fechas. Los análisis toxicológicos, a partir del cabello de la víctima, certificaron que la estuvieron administrando el citado medicamento con Lorazepam desde al menos tres meses antes de su muerte, sin ser prescrito por el médico.

La muerte de Asunta, según la sentencia

Los agentes concluyeron que Asunta fue sedada de forma intensa el día de su muerte. Comió junto a su familia, le administraron la sustancia, y fue llevada por su madre -con la colaboración de su padre- desde Santiago hasta la casa que tenía Rosario en el concello de Teo, donde no activaron la alarma como solían hacer.

Allí, la asfixiaron con lo que podría ser un clínex, después de atarle las manos, para que no pudiera defenderse. Posteriormente, se desplazaron en coche y depositaron el cuerpo sin vida de la pequeña en una cuneta en la zona de Cacheiras.

El asesinato de Asunta, las incógnitas del crimen

Los padres denunciaron su desaparición a las 22:00 horas del día 21 -cuando la autopsia data la muerte sobre las 20:00 o incluso antes-. El cuerpo fue hallado el día 22 por un viandante sobre las 01:30 horas. Tanto la madre como el padre se declararon inocentes en todo momento.

Rosario, desde que fue encarcelada, comenzó a publicar esquelas por la muerte de su hija desde prisión, hasta que el 15 de noviembre de 2020 se quitó la vida ahorcándose en su celda. Alfonso, mientras, sigue en prisión en la actualidad, pero no disfruta de sus permisos el fin de semana en libertad, cuando podría hacerlo.

A pesar de la resolución y la "verdad jurídica", el caso sigue despertando numerosas incógnitas, llegando a la actualidad. Recopilamos las siguientes:

El móvil del crimen

Esta sería la mayor incógnita y nunca se pudo resolver, el porqué del crimen. Se han manejado muchas teorías. Si fue un móvil económico dirigido por el padre o la madre por la herencia que recibió Asunta, si fue por un tema amoroso, debido a los encuentros de Rosario con su amante Manuel o a si la pareja buscaba estar solo el uno para el otro, o si fue por la mala relación de los padres con su hija, a la que adoptaron en 2001, cuando estos procesos en el país asiático tuvieron mucha relevancia en España -en la opinión pública-.

El ataque a Asunta la noche del 4 al 5 de julio

Asunta ya sufrió un asalto en el que trataron de asfixiarla semanas antes de su asesinato. Aquella noche, alguien trató de acabar con su vida. Rosario dijo en su declaración ante los agentes que era muy despistada, por lo que solía dejarse por error las llaves de casa puestas. De repente, comenzó a oír ruidos, fue a la habitación de su hija y vio a una persona agarrando a Asunta, parecía un varón. Ella se abalanzó y él, con el rostro tapado y guantes, huyó del lugar tras golpearla.

Asunta, traumatizada, llegó a contar lo vivido a una amiga y la madre de esta. Esta mujer llamó a 'Charo' para preguntarle, pero le dijo que eran "cosas de niños". Al parecer, Rosario fue a denunciar, pero le pidieron un parte de lesiones del hospital. Entonces, nunca llevó a su hija a revisión. Además, una vecina suya de toda la vida en la casa de Doctor Teixeiro afirmó que su perra siempre ladraba cuando pasaban desconocidos. Y esa noche, no lo hizo.

También otras voces destacan que, además de dejarse por despiste las llaves de casa puestas, se tendría que haber también dejado las del portal. Se llegó a especular con que pudo ser Alfonso, pero todo apunta a Rosario. No se esclareció este episodio.

El ordenador de Alfonso y su segundo teléfono móvil

Rosario Porto fue acompañada por varios agentes a su vivienda de Santiago nada más denunciar la desaparición de Asunta, pero Alfonso quedó en libertad. Este desestimó ser acompañado y dijo que iría a realizar pesquisas sobre el paradero de su hija donde su exmujer, pero fue a su vivienda de la calle de la República Argentina. Allí estuvo 15 minutos. Una vez sospecharon de él, en los dos primeros registros a su domicilio no se encontró ni su segundo teléfono móvil ni su ordenador, el cual apareció tres meses después en un tercer registro propuesto por su defensa. La instrucción considera que manipuló el ordenador. No encontraron huellas suyas, solo de Asunta.

Poco después se determinó que entraba desde hace tiempo en páginas pornográficas con mujeres asiáticas. Un detalle que fue polémico durante el juicio fue una foto mostrada ante la sala en la que la pequeña aparece maquillada y con mallas. El padre se indignó con el fiscal al interpretar que sugirió una controversia sexual. No obstante, esa imagen con aquel disfraz se tomó sobre las 00:20 horas de un día en el que la niña participó en una coreografía celebrada a las 09:00 horas. La instrucción no indagó más en este ámbito.

El testimonio de Clara Baltar

¿Debió tomarse en consideración? ¿Podía estar Asunta en dos lugares a la vez? Esta joven, que fue compañera de clase de Asunta durante dos años, decidió declarar ante los magistrados después de que Alfonso Basterra dijera ante el fiscal que en la tarde del 21 de septiembre de 2013 no salió de casa. Clara afirmó que iba con un amigo aquel día y que, tras entrar a una tienda, se cruzó con Asunta y su padre por la calle. Insistió en que no fue en otra fecha y que los vio a las 18:23 horas.

No obstante, la cámara que hizo cambiar la primera declaración de Rosario, al mostrar a la madre con su hija -cuando dijo que no estaban juntas-, mostraba a Asunta cerca de una gasolinera, lejos de donde estaba Clara, a las 18:21 horas. No se esclareció cómo pudo ser que la niña pudiera estar en dos lugares a la vez. La instrucción dedujo que Alfonso podría haber entrado al parking cercano a su casa -donde las imágenes de las cámaras no quedan registradas- y entregarle después la menor a Rosario.

La presencia de Alfonso en la casa de Teo

El Tribunal Supremo ratificó en dos ocasiones las condenas de los padres de Asunta, pero en una de ellas destacó que Alfonso pudo no estar en la vivienda donde se le dio muerte a la pequeña. Rosario aparece en la imagen de la gasolinera con una menor con camiseta blanca, pero en la parte trasera del vehículo no se puede determinar si había alguien, ya que los cristales estaban tintados.

Los agentes apuntaron a que el padre podía ir tumbado u oculto. ¿Pero cómo volvió desde Teo a Santiago si solo fueron con un coche y una vecina vio a Rosario montada sola? Además, alguien tuvo que ayudar a Rosario a colocar el cadáver de Asunta. Ella medía alrededor de 1,50 metros y su hija pesaba 42 kilos. No había rastros de tierra en las zapatillas, ni en el coche y se comprobó que no la arrastraron hasta la cuneta. La depositaron con cuidado. Se especuló con que pudiera haber colaborado un tercero, pero todo apuntó a Alfonso. Se determinó que, estuviera o no, fue un plan preconcebido con él.

Manuel, el amante de Rosario

¿Por qué no declaró en calidad de testigo? Es reseñable que la primera vez que Rosario lo deja con él, el 4 de julio, alguien intenta matar a la niña en su casa de madrugada. Y después, al verle otra vez el 20 de septiembre, asesinan a Asunta al día siguiente, el 21.

En este punto se llegó a sugerir que 'Charo' pudo sufrir el Síndrome de Madame Bovary, que provoca la búsqueda de relaciones idealizadas. De ser el caso, podría haber pensado en un futuro solo con el vecino de Vedra. Este extremo nunca se confirmó, ni se realizó ningún interrogatorio al respecto.

La actitud de Alfonso con Rosario en los calabozos

A pesar de no ser pareja, tras ser detenidos, Rosario y Alfonso mantuvieron varias conversaciones que, tras ser filtradas, generaron mucha polémica. Fueron obtenidas de forma ilegal -y el jurado popular no pudo utilizarla como prueba-, pero dejaron constancia de varias cosas. El que fuera periodista no mencionaba a Asunta, hablaba de un futuro para ambos y se dirigía a Rosario en modo imperativo. Le decía "mi vida", pero luego le chistaba o le mandaba callar cuando Rosario comenzaba a hablar de que su "mente calenturienta" les iba a dar muchos problemas, entre otros comentarios.

La que fuera abogada, mientras, llegó a decir que mataba bichos con cojines, pero que no iba ahogando a la gente con ellos. Él la había avisado en voz alta de que les estaban grabando las cámaras de los calabozos y que debían confiar en la inocencia del uno y del otro, que era lo que iban a decir y la clave de su "éxito". Siempre dijeron en su declaración que no habían retomado su relación sentimental, solo que se llevaban bien. Ella señaló ante el fiscal que la llegó a agredir.

Las cuerdas en la casa de Teo

Antes de ser detenida, una vez se decide registrar por primera vez la vivienda de Montouto, en Teo, la que era segunda residencia de Rosario y en la que -según la sentencia- mataron a Asunta, la madre de la niña le dijo a un agente que quería ir al baño. Este le dio permiso pero, extrañado, la acompañó a escasa distancia. Fue entonces cuando vio que no fue al servicio, sino a manipular una papelera de otra habitación: en esta, encontraron unas cuerdas -que coincidieron tras su análisis en laboratorio en el material genético de las que aparecieron junto al cuerpo de Asunta-, un clínex y otros pañuelos. Varias fuentes recogen que esas cuerdas no se encuentran, aparentemente de forma fácil, ni en Santiago ni en Teo.

El comentario de Alfonso tras denunciar la desaparición de Asunta

Pasadas las 01:00 horas del 21 de septiembre, varios agentes fueron al piso de Alfonso, donde en la cocina "no estaba nada dispuesto para la cena" -a pesar de que el padre esperaba a Asunta para cenar-. En la calle, el periodista le dijo al agente que lo acompañaba que "pensaba que la niña iba a aparecer fallecida" y que "lo único que él quería es que no hubiese sido agredida sexualmente", algo que a la Policía le pareció "un poco extraño".

Los polvos blancos que reveló Asunta

Los análisis toxicológicos revelaron que Asunta fue drogada meses antes de ser asesinada, pero los condenados por el crimen -como muchos otros culpables- denunciaron su inocencia frente a la sentencia. Alfonso compró Orfidal el 5 de julio y el 7 tuvo un mareo Asunta, después compró el 17 y la niña tuvo un segundo mareo. El 16 de septiembre compró una vez más y el día 18 Asunta faltó al instituto. Tres días después, apareció sin vida.

La profesora de violín de Asunta declaró en jucio que vio a la menor chocar contra la pared y que se extrañó de las explicaciones del padre. Dijo que no le habían dado nunca nada, salvo un "flis flis para la nariz". La niña también le dijo a una profesora que no le estaban diciendo la verdad, que su madre le había dado unos polvos blancos que sabían muy mal. Alfonso dijo que fueron al pediatra por un episodio de alergia y que le recomendaron para su hija un antihistamínico. La persona que le atendió no recuerda si lo hizo o no, pero no consta ninguna receta y ni que se le diagnosticara nunca ninguna alergia a Asunta.

El semen en la camiseta de la menor

Este punto levantó una enorme controversia. En una parte de la camiseta de Asunta, además de otra parte que fue de estudio sin llegar a confirmarse, se encontraron restos de semen. Este hecho hizo pensar en la implicación de una tercera persona entonces. Se analizó y correspondía a Ramiro Cerón Jaramillo, un vecino de la Comunidad de Madrid. Los agentes investigaron y comprobaron que el joven nunca estuvo en Galicia.

Los restos de ADN llegaron hasta la camiseta de Asunta en el laboratorio de la capital, donde se analizó una muestra de Ramiro por un presunto caso de agresión sexual. En la sentencia se determinó que hubo una intoxicación por el material que utilizó el personal -sin que los trabajadores llegaran a poder certificarlo- y que era imposible que pudiera haber participado en el crimen. En la desimputación fue clave que no existieran restos de Ramiro en el cuerpo de Asunta: la única explicación es que la muestra estuvo en el mismo frigorífico y fue a parar a la camiseta.

Las imágenes sobre la iluminación en el lugar del hallazgo del cuerpo

Un vecino de Teo afirmó que pasó por la cuneta en la que encontraron a Asunta, antes de que apareciera, y que no estaba su cuerpo. Las autoridades consideraron que pudo no ver a Asunta hasta que otro viandante alertó de su localización sobre las 01:00 horas. Los agentes acudieron al lugar de los hechos y comprobaron con una cámara la luminosidad de la zona, pero las imágenes provocaron en la defensa de los entonces acusados numerosas críticas.

El vecino que puso en duda la hora a la que se depositó el cuerpo en la pista forestal no prestó declaración, se descartó la posibilidad que planteaba tras las pesquisas realizadas.

La muerte de los padres de Rosario

La Guardia Civil quiso investigar la muerte de los padres de Rosario, pero la cremación del matrimonio lo impidió. Los progenitores de la abogada, Francisco Porto y Socorro Ortega, gozaban de buena salud y fallecieron por causas naturales con apenas siete meses de diferencia un año antes del asesinato de su nieta. El padre era letrado y su madre profesora de universidad. Eran muy conocidos y contaban con un importante patrimonio económico, lo generó sospechas tras su muerte y tras el crimen de Asunta.