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Los chimpancés, más parecidos a los humanos de lo que crees: "Son capaces de hacer cosas que nosotros no"

Fundación Mona
Chimpancés de la Fundación Mona.. J.Brull
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Se estima que quedan entre 150.000 y 250.000 ejemplares de chimpancé común en todo el mundo y entre 29.500 y 50.000 ejemplares de bonobo, según las cifras de la organización WWF. Su situación es límite, tanto que están en peligro de extinción. El chimpancé central es el más numeroso de las subespecies de chimpancé común, con una población de unos 130.000 individuos, mayormente en Gabón, Camerún y el Congo. Sin embargo, su hábitat se ha visto reducido por varias razones: la principal de ellas es la desaparición de los bosques por la minería, ganadería, tala y otras formas de explotación de los recursos naturales están contribuyendo a disminuir las poblaciones en el África tropical. Además, la deforestación está muy avanzada también en el África occidental, donde solo quedan pequeñas áreas de bosque primario.

La caza es otro de sus mayores enemigos. En los países del centro y oeste de África es común cazar a estos animales para comerlos. Además, a veces caen en trampas destinadas a otros animales, de manera accidental, y las crías son capturadas con vida para venderse como mascotas. Algunas de ellas acaban, años después en santuarios, en zoos o el organizaciones que velan por los derechos y el cuidado de primates y otros animales. Es el caso de la Fundación Mona, uno de los santuarios de primates que existen en España y que está localizada en Cataluña.

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Desde 2001, cuando la veterinaria Olga Feliu decidió abrir la Fundación tras haber estado trabajando en otros centros de rescate, la Fundación Mona se ha dedicado a rescatar y rehabilitar a chimpancés que han tenido un pasado cruel. Es el caso de Suzie, la chimpancé con 54 años que fue rescatada en 1995 de Alicante, junto con otro chimpancé, Jimmy. Con él vivió en unas jaulas en una casa hasta el 2016, cuando su único compañero murió.

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"En 2010 fue la primera vez que oímos hablar de ello, y no pudo ser hasta el 2021 cuando por fin, entre varias organizaciones, pudimos convencer a sus propietarios de que el mejor lugar para una chimpancé es en compañía de sus congéneres", explican desde la Fundación. Su vida cambió al llegar aquí donde se encargaron de que empezara a socializar y tener una actividad lo más similar a la que tendría en su propio hábitat.

"Hay que tener en cuenta que estos animales dedican entre el 60% y 70% de su tiempo a desplazarse para encontrar comida", subraya Olga a la web de Informativos Telecinco. Necesitan movilidad, una jaula es una cárcel para ellos, de ahí, que desarrollen en muchas ocasiones conductas lesivas y trastornos que en la Fundación tratan de subsanar.

A Suzie le encanta la compañía de los demás del grupo, pero siempre haciéndose respetar. En su momento tuvo una especial predilección por África, que le despertó una especie de instinto protector muy fuerte y le ayudó a perder el miedo a los nuevos chimpancés. Ahora comparte su vida con Caline, Mayumba y Hugo. Esto es importante, porque no todos los chimpancés pueden estar juntos, en la Fundación se encargan de organizar los grupos más adecuados para cada uno de ellos.

Actualmente viven aquí unos 14 chimpancés, y también macacos que están separados de los chimpancés, y prevén la llegada de tres más este año. La mayoría se queda de por vida, porque esto es un santuario. Esa es la diferencia principal de un centro de recuperación, donde los animales rehabilitados son recolocados en otros lugares. Y, ¿qué esperanza de vida tiene un chimpancé? Pues pueden alcanzar los 60 años. Así que una vez llegan la fundación, ya no se marchan.

La Fundación Mona y su trabajo de rehabilitación

En España, como en Europa, no se permite la comercialización de animales salvajes. Está prohibido, por eso, cuando se intercepta alguna especie como los chimpancés, terminan en centros de rescate, ya que es el Estado quien se hace cargo, así lo establece la ley. Ahora mismo, en España hay unos 87 chimpancés repartidos en lugares como Primadomus y la Fundación Mona. "Cada uno de los chimpancés que llegan a la fundación tiene una historia personal, hay que ver si han estado solos, sin han sido maltratados físicamente, o en qué tipo de espacios han vivido. Cuando llegan disponemos de un protocolo de resocialización. Nuestro objetivo -que se cumple al 100%- es que puedan vivir en un grupo social", nos cuenta Olga Feliu, la fundadora y directora del santuario.

La cuarentena les permite adaptarse, no solo al entorno sino a sus cuidadores y a las dietas, porque para ellos todo es un trauma. "Por ejemplo, el caso de Víctor es significativo. Es un chimpancé que trajimos de Francia, era obeso porque le daban gofres para comer, estaba enganchado al azúcar. Tenía mucha ansiedad con la comida, así que costó mucho conseguir que comiera bien". Tras este proceso, les presentan al grupo donde van a vivir; disponen de cámaras para ir haciendo el seguimiento. Hay veces que se pueden producir disputas, pero si el grupo se queda estable, entonces, ese chimpancé se quedará en él.

La fundación, además de ser un centro de rescate y rehabilitación, también realiza formaciones y voluntariados, y ofrece apadrinamientos. Está abierta a grupos y colegios para que puedan conocer más de cerca a estos animales, aunque eso sí, con todo el respeto que merecen. En la visita ya avisan: nada de lanzarles besos, ni hablarles, ni echarles comida. Uno de los mitos más extendidos, es que los chimpancés comen plátanos. Es verdad que cuando están en libertad pueden comer en las plantaciones pero no es su alimento básico. "Comen carne, hacen cacerías organizadas de pequeños mamíferos, incluso de pequeños primates, etc., pero eso es así en libertad'.

Los chimpancés, más cerca de los humanos de lo que creemos 

Cada 14 de julio se celebra el Día Mundial del Chimpancé, un día idóneo para conocer más de cerca a estos animales tan fascinantes, y que tampoco son tan distintos a nosotros. Según explican en la Fundación Mona, son nuestros parientes más lejanos. De hecho, compartimos capacidades cognitivas y son capaces de resolver situaciones con más habilidad que los humanos. Así lo demostró un estudio de la Universidad de Kioto, publicado en la revista Current Biology.

En este estudio se pudo certificar que los chimpancés jóvenes podían recordar muchos números a simple viste. "Son capaces de memorizar la posición de los números de forma ordenada en segundos, y no hay nadie, ningún humano que haya sido capaz de hacerlo. Además, tienen la capacidad de recordar dónde están los árboles frutales, en qué momento florecen y dan fruta; tienen una capacidad de orientación muy alta. Luego nos parecemos en otras cosas como que se contagian entre ellos los bostezos, las hembras tienen la regla como nosotras, tenemos un periodo de gestación prácticamente igual...", añade Olga Feliu.

Por lo tanto, son capaces de reconocer y recordar tanto aquellos que les hicieron daño como a sus cuidadores. Seguro que has podido ver algún vídeo viral en el que un chimpancé abraza a un cuidador que hace tiempo que no ve. "Recuerdo una vez, cuando rescatamos a Waty, una chimpancé que venía de un circo de Italia. A los pocos meses de estar con nosotros, nos llamó el entrenador y nos dijo que quería verla de nuevo. En cuanto ella lo vio a él -ella estaba en la instalación exterior-, empezó a hacer los gestos que hacía en el circo".

¿Se puede saber si un chimpancé está triste o alegre? "Sí, claro que se puede saber. Cuando están alegres se les ve jugando y sonriendo". Pero, atentos, porque la sonrisa de un chimpancé no es como la hemos visto en miles de películas y anuncios de publicidad. "Cuando un chimpancé sonríe enseñando todos los dientes -como los humanos- te está diciendo que tiene mucho miedo, que tiene pánico. En cambio, para reír, normalmente, tienen el labio superior tapado, los dientes superiores tapados y solo se ven los inferiores".