Vivir en una caravana: la opción para muchos trabajadores en Baleares expulsados del mercado del alquiler
Son más de un centenar de caravanas aparcadas unas junto a otras donde malviven trabajadores de Palma que no tienen acceso a pisos en alquiler
El sector hostelero se lanza a construir viviendas para sus trabajadores: "Es un todo incluido para los trabajadores"
Conseguir una vivienda en alquiler a precios accesible es una misión imposible en lugares turísticos como Baleares. A los trabajadores no les queda otra opción que hacinarse en una caravana. Una visita a Son Hugo, en Palma de Mallorca nos da una idea de la cantidad de los que han sido expulsados del mercado del alquiler porque el parqué de viviendas están destinados a los turistas. Y a los demás solo les queda esto. La información en vídeo del periodista Pelayo Ortiz.
Todos los que viven en esta barriada improvisada reconocen que la cantidad de caravanas se ha triplicado convirtiéndose este de Son Hugo en el mayor asentamiento de estos vehículos de Palma de Mallorca. Aparcadas unas junto a otras alojan a trabajadores que no están aquí por disfrute, que era el uso originario de estas soluciones con ruedas para pasar unos días despreocupados. Ahora es la vivienda de muchos, cada vez más personas que tienen un sueldo, muchas veces normal, pero que no les llega para alquilar una vivienda e incluso ni siquiera una habitación.
"Se van unos, vienen otros", porque tampoco es una solución a largo plazo, aunque algunos no han podido salir de aquí y ya acumulan años viviendo en apenas 10 metros cuadrados o incluso menos.
Eduardo nos cuenta su experiencia aquí en Son Hugo: "Soy pintor náutico", asegura y a la pregunta de por qué vivir así, responde: "Como todos para abaratar costes, esto es más asequible con mucha diferencia.
La historia de Charo, de Magda, de Sergio: vivir en un espacio reducido porque no tienen más alternativas
El sueldo tampoco le llega a Charo que trabaja "limpiando colegios" y a la que no le ha quedado otra que vivir así, "desde hace dos años". "Estuve mirando pisos, no encontré para compartir y los 5.000 euros disponibles que tenía me daban" para esto. Nos enseña del espacio que dispone para vivir y no parece un lujo: "Es pequeñita, super pequeñita", cuenta.
Con el mismo problema, sobrevive Magda: "Soy limpiadora y cuidadora de viejecitos" y con su sueldo no puede ni siquiera pagar una habitación en un piso compartido. Tiene su casa aparcada en plena Costa del Sol, Málaga...
De estas personas, algunas se resignan e incluso le ven el lado positivo a esta realidad: "Te ahorras muchos gastos como la luz". Sergio está aún peor: tiene un trabajo de tres días como lavaplatos y mientras malvive sobre ruedas que no es suya, porque tiene un préstamo que pagar.
Está reconstruyendo su vida y "la caravana todavía la estoy pagando". Admite que quisiera tener "algo estable, fijo", pero mientras tanto sigue aquí esperando otra alternativa.