La historia tras el ‘crimen de Reyes’: una joven de 24 años apuñalada y una desaparición no resuelta en Langreo hasta 34 años después
El homicidio se produjo en la noche de un 6 de enero de 1991, aunque su desaparición no se denunciaría hasta cuatro años después
Identifican, 34 años después, a la víctima del ‘crimen de Reyes’, una joven apuñalada y enterrada en cal viva en Langreo
Bautizado como el ‘crimen de Reyes’ por ocurrir un 6 de enero, y de un ya lejano 1991, las autoridades han necesitado exactamente 34 años hasta poder poner nombre y apellidos a los restos de la víctima: una joven de 24 años, vecina de Avilés, que fue apuñalada y enterrada en cal viva en Langreo, Asturias.
El caso permaneció completamente oculto hasta 1995, año en la que su madre denunció su desaparición. La progenitora, como contó, llevaba ya cinco años cuidando de su nieta. Fue entonces cuando se activaron los mecanismos para dar con su paradero, pero ninguna pista condujo a nada concluyente sobre ella, quedando su desaparición sin resolver y su muerte en el más completo anonimato durante tres décadas.
El ‘crimen de Reyes’ y su autor
Por el caso abierto del ‘crimen de Reyes’ se detuvo a un responsable: un hombre que murió el pasado año, en enero de 2024, y que fue juzgado en 1997 después de que quien fuese su pareja le delatase. Fue ella la que, tras una discusión, contó que aquel 6 de enero de 1991había matado a una mujer.
Tras ser descubierto, el hombre relató a la Policía en Langreo que había recogido a la víctima cuando hacía autostop en Oviedo. Entonces, manifestó que ella le había intentado robar y que se produjo un forcejeo entre los dos, momento en que él la acuchillo, metiéndola seguidamente en el maletero y circulando hasta Barros, Langreo, donde le contó lo sucedido a su pareja, comprobando entre ambos que la víctima había fallecido desangrada en el interior del vehículo.
Ante esa situación, y con la pareja asustada, la enterraron en cal viva en un tendejón para, semanas después, y según informa La Nueva España, arrojar parte de sus restos en el río Nalón, lo que, en suma, hizo que éstos permaneciesen ocultos hasta octubre de 1995.
En el juicio, el responsable del ‘crimen de Reyes’ se expresó variando sus versiones sobre lo sucedido, especialmente en lo referente a que ella intentó robarle: “"Iba circulando con el coche y me agredió una señorita que había cogido haciendo ‘autostop’. No discutimos, pero, de repente, ella me dio una puñalada en el dedo. Tras esta agresión, la expulsé del coche y salí despedido. Hubo un forcejeo y ella volvió a agredirme. La empujé contra el coche y la metí en el maletero para llevarla a comisaría. Abrí el maletero en los túneles de Riaño cuando la chica dejó de insultarme. Vi que no se movía. Me fui a casa".
En su declaración, además, dijo que no fue él el que enterró a la joven, sino que fue su pareja, quien dijo lo contrario.
La víctima del ‘crimen de Reyes’, identificada
Ahora, 34 años después de aquello, la Guardia Civil ha logrado definitivamente identificar los restos de aquella joven que fue asesinada. Aunque las autoridades no han querido revelar su nombre, han precisado que, gracias a los avances en las pruebas y los análisis de ADN logrados en todo este tiempo, así como a una investigación que, tras una década, no había cesado, se ha conseguido resolver el caso.
Dado que la víctima, –la joven de Avilés en paradero desconocido– quedó registrada en los archivos policiales de personas desaparecidas, que son revisados regularmente cuando se aporta alguna pista o indicio nuevo que permitan la localización de las mismas, la Guardia Civil pudo seguir trabajando hasta dar con la clave del caso.
Tal como ha explicado la Benemérita en una nota de prensa, en una de las revisiones llevada a cabo en mayo del pasado año, y fruto de la evolución del análisis de nuevos métodos de identificación, los agentes contactaron con la familia para tomar muestras de ADN para aportar algún dato nuevo que permitiera cotejarlo con algún cadáver sin identificar o posteriores identificaciones.
Tras ello, en junio, los agentes volvieron a tomar una muestra de ADN a la hija de la desaparecida, ya que la abuela había fallecido; una prueba que resultaría resolutiva porque, paralelamente, los agentes habían establecido un vínculo entre el ‘crimen de Reyes’ y un retrato robot de la mujer avilesina a través de una noticia de un medio regional. Esta imagen, comparada con un retrato de la desaparecida aportado por los familiares, les llevaron a comprobar que tenían características que podían permitir una correlación.
Por eso, combinando esas sospechas con la mejora de la técnica de análisis respecto a 1995, ahora, 34 años después, las autoridades han podido identificar los restos, confirmar las sospechas y cerrar definitivamente el ‘crimen de Reyes’.