Hermanos Pires Orrit, 21 años desaparecidos

INFORMATIVOS TELECINCO 09/09/2009 00:00

Los hermanos Pires Orrit desaparecieron de una habitación del hospital de Manresa la noche del 5 de septiembre de 1988. Unas mudas de ropa y unas gafas son el único rastro que dejaron. Dos días antes, el pequeño Isidro, de 5 años, había ingresado en el centro y esa noche su hermana, Dolores, de 17 años se había quedado para cuidar de él. La última persona que les vio fue un tío que acompañó a la joven al hospital. Después de eso, silencio. Hace 21 años que la madre, María Orrit, no sabe nada de sus hijos aunque está convencida que "se los llevó alguien cercano".

Como si se los hubiese tragado la tierra

A sus 17 años, Dolors era la mayor de 14 hermanos. Cuando desapareció con Isidro, hacía 2 meses que había fallecido su padre. La madre, María, intentaba salir adelante sin ayuda familiar y con su numerosa prole.

Vivían en un humilde piso en las afueras de Manresa. Allí fue a buscarla la policía la mañana de la desaparición. "Me preguntaron si estaba en casa el niño al que había que operar. Voy al hospital y no están. Ni el médico ni las enfermeras sabían nada".

La policía empezó la búsqueda. Rastrearon todo el recinto del hospital y las calles colindantes. Interrogaron a los médicos y enfermeras, pero ninguno de ellos los había visto salir. Para los investigadores era extraño que la joven de 17 años se hubiera marchado por iniciativa propia dejándose las gafas, sin las cuales prácticamente no veía y llevándose con ella a un niño de 5 años. Por la disposición de la habitación parecía como si se hubieran marchado precipitadamente.

Durante años la guardia civil, la policía nacional y la policía local se volcaron en la búsqueda de los dos hermanos. Se especuló con la posibilidad de que Dolors hubiera planificado una fuga con su novio, aunque enseguida se descartó. Según el fiscal Martínez Madero que instruyó el caso "también se pensó que pudiera tratarse de un caso de tráfico de órganos". Se barajó la posibilidad del secuestro y se interrogó el entorno de los niños. A medida que se conocía la historia familiar, la hipótesis que iba cobrando más fuerza era que algunos parientes se los hubieran llevado para ofrecerles una vida mejor, unas condiciones más favorables que las que tenían en el seno de una familia numerosa, sin recursos y sin padre. En su entorno había gente adinerada y algunos indicios conducen a los investigadores hasta Portugal. En el país vecino se vuelve a perder el rastro y el caso se archiva.

"Tiempo que pasa, verdad que huye"

El caso continuó archivado hasta que en 1992, David Martínez Madero llega como fiscal a Manresa, lo reabre y encarga la investigación a la Guardia Civil. Lo primero que encuentra extraño en el caso es que el niño "ingrese en el hospital por unas llagas en la boca". Se volvieron a investigar horarios y turnos del hospital, pero en el año 88 no había control de entradas y salidas ni tampoco cámaras de seguridad que pudieran captar a los desaparecidos. De nuevo la investigación lleva al entorno familiar: "vimos que era una familia posiblemente desestructurada". Tampoco en esta ocasión se dio con su paradero y se volvió a archivar. Para Martínez Madero, actualmente fiscal de la oficina antifraude de Cataluña "es uno de los dos casos que más me han marcado en mi vida profesional".

Una madre viuda y sin recursos

Tres años después de la desaparición, María Orrit, desesperada, se puso en contacto con el detective privado Josep María Oliver que se ofrece a llevar el caso gratuitamente. El investigador realizó una "autopsia psicológica", una técnica que se creó en Estados Unidos y que consiste en reconstruir el escenario de los hechos.

Primero se hace un dibujo robot de la habitación del hospital, se estudian los objetos y su disposición: "Las gafas se quedaron en la mesita de noche, igual que el pijama y la ropa de Isidro. Dolores tenía astigmatismo y no podía ver sin gafas, lo que confirma que fue una huída rápida y forzada. Tampoco hay signos de violencia, por lo que debió estar preparada por personas conocidas"

El detective consigue que el juez cite a declarar a familiares interesados en adoptar algunos niños. Además averigua que Dolores visitó un familiar el día antes de la desaparición. No se resuelve el enigma, pero Josep Oliver cree que "los dos hermanos están vivos y algún día les localizaremos".

Ahora Isidro tendría 26 años y Dolores 38. En estos años, el hermano gemelo de Dolores ha muerto en un accidente, los demás se han independizado y su madre ha rehecho su vida con la esperanza de volver a verlos porque está convencida que "están vivos en alguna parte".

15.000 desaparecidos cada año

Después de 12 años de lucha, los familiares de personas desaparecidas han conseguido mejorar la dotación de los cuerpos policiales en este ámbito. Se está creando una única base de datos de desaparecidos y cadáveres no identificados, que recoge todos los datos genéticos. Todos los cuerpos policiales del estado podrán consultar esta base, y dejaran de utilizar cada uno la suya propia. Así se acabará con casos como el de Juan Bergua, secretario de InterSoS, asociación de familiares de desaparecidos, que se sometió "a las pruebas de ADN 2 veces" para intentar localizar a su hija porque cada cuerpo policial tenía una base independiente. Tras 12 años de incesante búsqueda, Cristina no ha aparecido.

Otro logro es la creación de un protocolo de actuación. Así los agentes que recojan una denuncia de desaparición, la clasificaran según su gravedad y darán prioridad a los casos con menores y discapacitados. En esta misma dirección, se pondrá en marcha el teléfono 116000, una línea directa para asesorar a familiares de menores desaparecidos.

Además, hay 19 inspectores de policía especializados, repartidos por todo el territorio. Su premisa básica: las primeras horas son las más importantes en una investigación. Hay más posibilidades de hallar pruebas que permitan seguir el rastro de la víctima.

Aún así, haría falta "más dinero y más personal" en la búsqueda de desaparecidos según Juan Bergua. En España, hay 15.000 "familias que no descansan".