Un niño con Altas Capacidades "no tiene una patología, sino una capacidad maravillosa"

Esperanza Buitrago 08/11/2018 13:50

El concepto de Altas Capacidades (AACC) es muy amplio y, a veces, el desconocimiento de los padres y la falta de formación del profesorado lleva a que estos niños no sean diagnosticados, o lo que es peor, sean diagnosticado erróneamente como una persona con Asperger, Autismo, TDAH o simplemente se les acusa de vagos. Un padre que sospeche que su hijo tiene un talento debe comentarlo con el profesor. Aunque, hay gabinetes privados especializados, son los equipos de orientación de los colegios quienes deben determinar si un alumno es de AACC.

Los expertos señalan que el ámbito de las AACC engloba a los niños superdotados –un término que muchos prefieren descartar porque les parece malsonante- que son aquellos que destacan por encima de la media en todas las áreas; a los niños con un talento específico en un área concreta; y a los niños con un talento complejo, aquellos que destacan en varias áreas sin llegar a la sobredotación.

Tienen ideas originales y divergentes, aprenden más rápido y distinto a los demás niños y razonan mejor

Cuantitativamente, un niño con altas capacidades es aquel que tiene un coeficiente intelectual (CI) igual o superior a 130. Sin embargo, para psicólogos y pedagogos, esta sería una definición incompleta. Estos pequeños no solo destacan por su capacidad de aprender, sino también por su forma de hacerlo. Además son extremadamente sensibles y, a veces, les cuesta relacionarse.

¿Qué pistas pueden advertir a los padres?

Los padres pueden observar que su hijo tiene un mayor vocabulario, una mejor expresión verbal, son muy sensibles y vulnerables, no aceptan bien las críticas, se plantean temas trascendentales como la religión o la muerte y observan mucho su entorno y se plantean cuestiones sobre lo que le rodea, nos explica Maite Garnica, pedagoga. Además, son personas muy creativas.

El profesor no debe fijarse en sus notas. No todos los alumnos con AACC tienen un buen resultado académico, de hecho, algunos sufren fracaso escolar. El Ministerio de Educación reconoce que entre un 35 y un 50% fracasa escolarmente y un 70% tiene bajo rendimiento escolar. Son niños con “ideas originales y divergentes, aprenden de forma más rápida y distinta a los demás niños y razonan mejor que otros de su edad. También tienen dificultades sociales para relacionarse en el aula, a veces, porque simplemente no tienen los mismos intereses que los demás niños o porque son más inquietos”, explica Garnica, directora del centro CES.

¿A qué edad se puede determinar si un niño tiene AACC?

El diagnóstico de estos niños puede hacerse desde los tres años y a los seis debe confirmarse. Ya en la guardería empieza a hacerse más visible que son distintos a los demás, comenta Alicia Rodríguez, presidenta de AEST. En España, según los expertos, ni los profesores ni el sistema educativo están preparados para ayudar a estos niños. La AEST estima que hay al menos 180.000 niños y adolescentes sin diagnosticar. En “España hay un grandísimo problema con la detección. Hay niños que nunca serán diagnosticados”, advierte Garnica.

El profesor debe “detectar determinados indicadores” que debe poner en conocimiento de los psicólogos o pedagogos del colegio, que son los encargados de hacer el diagnóstico. Para Garnica el problema radica en la “carencia de formación de los profesores”. En cambio, Rodríguez dice que es una cuestión de “voluntad de ayudar”.

La LOMCE recoge que estos niños tienen unas necesidades específicas de apoyo educativo pero en la práctica no se cubren. Las administraciones autonómicas tienen equipos de orientación en los colegios para asistir a estos niños y sus profesores pero, según la presidenta de AEST, la mayoría alega que tiene muchos alumnos y no pueden trabajar en distintos temarios.

Sin embargo, los expertos señalan que los niños con AACC no tienen que tener temarios paralelos a los de sus compañeros. En clase, el profesor debe buscar “una metodología que le ayude a profundizar en los contenidos que están dando. Y la opción de adelantarle un curso no siempre es una buena. Habría que hacer un estudio del niño muy exhaustivo”, comenta la pedagoga.

También es “importante que los niños participen en actividades o talleres con otros niños de AACC para que se relacionen con otros iguales a ellos. A los padres les toca enriquecer el tiempo libre de su hijo con temas que le interesen, siempre normalizando la situación, teniendo en cuenta su desarrollo emocional y sin buscar unas expectativas excesivas que conviertan una capacidad en un problema”, puntualiza Garnica.

“Las AACC no es una patología, es una característica personal de la persona que se modifica”, recalca la directora de CES antes de insistir en la importancia de ayudar a los niños a desarrollar esa capacidad. Estos niños, explica Rodríguez, “no aprenden solos, aprenden a la primera pero necesitan una guía y sobre todo, un apoyo emocional. No lo saben todo, ni son autodidactas. Lo que ocurre es que tienen una edad mental superior a la edad cronológica pero son muy sensibles” y “si no reciben la ayuda que necesita en lugar de ser un activo para la sociedad, acaba siendo un lastre”. Según el Ministerio de Educación, en España hay 27.133 niños con Altas Capacidades.