Los ganadores de la 'batalla del termostato' en el trabajo son más productivos

  • El rendimiento intelectual y físico de ellas es más sensible al frío que el de ellos

  • Regular la temperatura al alza para aumentar la productividad total

  • La temperatura de la mayoría de los edificios está diseñada para el bienestar de un hombre

Si durante los cambios de tiempo repentinos de calor a frío o viceversa te paras a observar unos minutos la gente que camina por la calle, te darás cuenta que la gente no tiene muy claro como vestirse. Las bermudas y las mangas cortas conviven con las botas y las chaquetas. Algo parecido ocurre en las oficinas y entornos de trabajo donde se libra una auténtica batalla por el termostato y es que nunca llueve a gusto de todos. Sin embargo, la temperatura en tu lugar de trabajo no es un asunto banal, diversos estudios demuestran que influye muy directamente en la productividad.

Las variables que te hacen encasillarte en el grupo de los "calurosos" o los "frioleros" son muy diversas: la edad (con el paso de los años disminuye la tolerancia a los cambios de temperatura), el peso, la altura, el género, las mujeres (el metabolismo de los hombres es un 30% más rápido que el de las mujeres), el estado de ánimo, la capacidad de adaptación cardiovascular y metabólica, el estado nutricional (tener hambre o haber comido correctamente), el consumo de bebidas alcohólicas, la actividad física o el estado de algunos órganos endocrinos.

No todos nos adaptamos igual al frío o al calor y muchas veces, esta adaptación se transmite de generación en generación. Los humanos tenemos una gran capacidad para adaptarnos a corto y largo plazo a climas muy diversos; llegando incluso a sufrir cambios a nivel genético que se transmitirán a la próxima generación.

Ellos, con la camisa sudada, ellas, con un suéter

En las oficinas la mayoría de las discrepancias sobre el calor se producen entre hombre y mujeres. Ellos, con la camisa sudada, ellas, con un suéter. Esto tiene una base fisiológica, y es que las mujeres tienen el metabolismo más lento que los hombre, producen menos energía y les cuesta más mantener la temperatura interna necesaria.

Esta percepción diversa de la sensación de calor o frío entre géneros también influye y marca la diferencia en la productividad de las personas. Un estudio publicado en la revista PLOS One, determinó que con temperaturas bajas, las mujeres rinden peor, son menos productivas pero que si estas temperaturas iban ascendiendo y las mujeres se iban sintiendo mejor su rendimiento aumentaba considerablemente. El rendimiento intelectual y físico de ellas es más sensible al frío que el de los varones.

En el experimento participaron 543 estudiantes de Berlín que se sometieron a diferentes pruebas durante una hora. Los resultados revelaron que los hombres obtenían mejores notas que las mujeres en matemáticas y lengua cuando las pruebas se hacían en habitaciones frías. En cambio, si la habitación se calentaba, las mujeres empezaban a mejorar hasta igualar a sus colegas varones con los números y a igualarlos en los ejercicios de lenguaje. Además, los investigadores también pudieron determinar que con el aumento de las temperaturas ellas hacían más en el mismo tiempo.

Pero hay más, el ciclo menstrual de las mujeres modifica la termorregulación de estas; de manera que dependiendo de la fase en la que se encuentren, la temperatura corporal y las respuestas térmicas son diferentes. También, se conoce que la temperatura de la mayoría de los edificios está diseñada para un hombre de alrededor de 40 años y unos 70 kilos y que hasta en verano irá a trabajar a la oficina en traje de chaqueta. Variables que se suman a la disputa de la temperatura entre sexos.

Con los resultados sobre la mesa, los autores del estudio recomendaron regular la temperatura al alza de los espacios de trabajo para mejorar la productividad en general. La temperatura ideal de confort para ellas es de unos 25ºC, mientras que la de ellos sería de 22ºC por lo que una temperatura media de uso 23-24ºC sería la idónea.

Por su parte, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo da manga ancha en este tema, cumpliendo el Real Decreto 485/1997 encargado de regular las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, marca una temperatura de entre 17 y 27 ºC para trabajos realizados en oficina, y de entre 14 y 25 ºC, en locales en los que se realizan trabajos ligeros.