Lo que cuesta morirse en España

  • El coste mínimo de un fallecimiento son 3.500 euros

  • Dos de cada tres muertes están cubiertas por los seguros de decesos

Seamos claros, a nadie la apetece pensar en su propia muerte. Sabemos que, como los impuestos, es algo ineludible, pero qué caray, lo vamos dejando y dejando hasta que el viaje se hace inevitable. Si es usted de esas, o de esos, que cruza los dedos al leer estas líneas, sepa que vamos a intentar darle respuesta a todo lo que quiere saber sobre lo que cuesta morirse en España, y no ha querido preguntar

La llamada

Puede sonar a cualquier hora desde cualquiera de los hospitales españoles. Tener en ellos a alguien que avise inmediatamente de un fallecimiento es fundamental para una funeraria. “Claro, tener contactos en los hospitales es importante, sí”, nos dice José Antonio Ortega, propietario de una de las mil cuatrocientas treinta y cinco empresas que se dedican al negocio. “Es muy importante a la hora de conseguir un volumen importante de servicios”, avisa.

José Antonio lleva trabajando en su empresa familiar del Puerto de Santa María desde los 19 años y sabe que acudir rápido a ofrecer sus servicios a las familias es necesario, pero ojo, no suficiente. “A pesar de llegar el primero, puedes perder muchos servicios por el tema económico. A nosotros nos han dicho, 'espérese un momento que nos hemos citado con dos funerarias más' …cien o doscientos euros pueden hacer cambiar la decisión”.

La competencia es fuerte, y más desde que las compañías de seguros desembarcaron en el sector nos dice. “Las grandes se lo quieren quedar todo” señala . Y las cifras parecen darle la razón. Cinco empresas facturan mas de sesenta y cinco millones de euros, más que las otras mil cuatrocientas treinta juntas

“Los consumidores también en esto son cada vez más exigentes”, observa. “Piden sobre todo mejores precios. El servicio puede ser más o menos igual, pero hoy en día se mira mucho más el precio”, señala José Antonio mientras nos acompaña a su almacén. Allí, están los protagonistas del presupuesto de cualquier funeraria, los ataúdes.

Los consumidores también en esto son cada vez más exigentes. Hoy en día se mira mucho más el precio"

Una hilera de ferétros

La verdad es que entrar en el almacén impresiona un poco. Algo menos porque la mayoría se apilan protegidos por cajas de cartón. Pero basta echar un vistazo al muestrario para sentir cierta incomodidad.

Los más baratos -señala con el dedo a dos cajas situadas a la izquierda- normalmente los cobramos entre 525 y 590 euros, y desde ahí, hay de ochocientos, hay del capricho que quieras, pero de esas vendemos pocas, la gente busca precio”

Mientras uno de sus tres empleados, de riguroso traje y corbata como requiere el oficio, nos muestra un ataúd de 3.000 euros, José Antonio nos resume la más económica de las facturas.

Conducción fúnebre, féretro, sudario, trámites administrativos…mil seiscientos, mil setecientos euros

Suma y sigue

Esos mil setecientos euros son sólo la primera parte de la minuta. Tanatorio y cementerio esperan a los familiares con sus respectivas facturas. Los hay de la Iglesia, los hay públicos, y también los hay privados”, nos dice José Luis Ferrer, gerente del Cementerio Mancomunado de la Bahía de Cádiz. “Hay unidades de enterramiento que valen más de cien mil euros”.

Los servicios pueden ir desde la gratuidad, para las personas sin recursos, acreditadas por los servicios sociales, hasta más allá de lo cien mil euros"

También quien en vez de una especie de adosado para el más allá, decide aumentar la factura con peticiones especiales. “Me llamó mucho la atención una familia que contrató un servicio de helicóptero y en un determinado sitio arrojaron las cenizas, y luego fueron a comer y a brindar por el fallecido, que previamente había señalado quien podía acudir a la celebración por su memoria”, recuerda sonriendo.

Pero helicópteros, o lujosos monumentos funerarios aparte, el común de los mortales pasa con mucho menos. Una sala en el tanatorio, trescientos setenta y cinco euros, una cremación, seiscientos treinta y cinco, la inhumación y un nicho para cinco años, más o menos lo mismo. Sumen unas flores y estamos en otros 1.500 euros.

El pago de la factura

Parece fácil hacer un 'simpa'. Al fin y al cabo, dirán algunos, no se le puede cobrar al fallecido. “La familia tiene que asumirlo, es como el deber de alimento, igual que el padre lo tiene, los hijos tienen el deber de hacerse cargo de los gastos del fallecimiento”, apunta José Luis Ferrer. “Pero vamos es un deber que la mayor parte de las veces está cubierto por los seguros de decesos, un producto típicamente español, el seguro de los muertos, que decía la gente, que es mayoritario, es de los seguros más extendidos, en torno al sesenta por ciento, en algunas poblaciones pequeñas, incluso más del setenta”.

Así que no si tiene seguro esa es una opción para hacer más llevadero el inevitable gasto. Puede que no la mejor, dicen las asociaciones de consumidores, que señalan que lo pagado en cuotas puede superar con creces esos tres mil quinientos euros.

La otra posibilidad es dejarle la factura a la familia. No, no hace falta que lo decida ahora, a nadie le apetece pensar en su propia muerte. Mejor dejarlo hasta que el viaje se haga inevitable.