Acusado de coser a puñaladas a Ana Enjamio: La Fiscalía pide 27 años de prisión para César

  • Acusado de dar 28 puñaladas en el abdomen a la joven el 16 de diciembre de 2016

  • "Si Ana no está conmigo no estará con nadie", comentan que decía César, obsesionado

  • El acusado se fue después a casa de sus padres, se duchó y cambió de ropa, y se deshizo del arma del crimen

La Fiscalía pide penas de hasta 27 años de cárcel para el presunto asesino de la joven ingeniera Ana Enjamio, César A. O. El juicio por el asesinato de Enjamio comienza este lunes, 9 de diciembre, en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra. El juicio fue pospuesto por problemas de configuración del jurado.

La acusación popular, ejercida por la Xunta de Galicia, pide 33 años de prisión para el acusado. El ministerio público considera probado que César A. O., compañero de trabajo y exnovio de Ana, la “hostigó” durante meses desde que la víctima decidió romper la relación para volver con su antigua pareja, hasta que finalmente la asesinó asestándole 28 puñaladas en el abdomen el 16 de diciembre de 2016 en el portal de su domicilio.

El acusado, que llegó a apuntarse en el mismo gimnasio que la víctima para seguir viéndola, instaló una aplicación en el móvil para controlar sus llamadas y mensajes, se presentaba en su casa, incluso de madrugada, para reprocharle que se viera con otro chico y le hubiera dejado. Estaba completamente obsesionado.

"Si Ana no está conmigo no estará con nadie"

De hecho, apunta en su escrito el Ministerio Público, César comentó a sus allegados que había roto su familia para estar con ella (estaba casado y tenía dos hijos cuando inició la relación) y que, si Ana no estaba con él, tampoco estaría con el otro chico.

El grado de acoso llegó hasta tal punto que la joven dejó su vivienda por temor y se fue a vivir temporalmente con el chico con el que había retomado amistad, antes de trasladarse definitivamente a una vivienda compartida en la Avenida de Madrid.

La madrugada del 16 de diciembre de 2016 ocurrió lo peor. Esa noche, se producía el reencuentro de ambos en una cena de empresa. César siguió con su obsesión y estuvo permanentemente pendiente de Ana, llegando a seguirla a ella y a su grupo de amigos cuando salieron a dar una vuelta después de la cena.

Según los compañeros de trabajo, el acusado desapareció sin despedirse, al darse cuenta de que Ana iba a regresar a su casa. La intención de la joven fue irse a casa en el coche de una amiga, junto a otras personas que la acompañaban. César se desplazó a toda prisa a las inmediaciones del piso donde vivía Ana y una vez allí, le rajó las ruedas de su coche, que estaba aparcado en la zona.

Entonces la esperó, según el informe de la fiscalía, con toda premeditación y alevosía. Cuando la joven desprevenido entraba en el portal la atacó sin piedad. 12 de sus puñaladas la alcanzaron en el corazón, no tuvo escapatoria. El acusado se fue después a casa de sus padres, se duchó y cambió de ropa, y se deshizo del arma del crimen, del teléfono de Ana y de las ropas que vestía cuando la atacó.