Crimen Guardia Urbana: Los testimonios de los testigos acorralan a Rosa

  • Rosa primero culpó a la mafia, luego a Rubén, su ex marido y después a Albert

  • Confesaba que quería tener un hijo con Pedro, que la iba a dejar pero que quería a Albert

  • Rosa preguntó a las presas por un sicario y por las huellas que dejaba un cadáver calcinado

Le llaman el crimen de la Guardia Urbana porque tanto el asesinado como los dos sospechosos pertenecían a este cuerpo. Rosa Peral, acusada de acabar con la vida de su pareja, Pedro, mientras mantenía otra con Albert, preguntó a una compañera presa si podía averiguar en Internet si a un cadáver calcinado se le podía determinar las causas de la muerte.

La presa ha señalado que Rosa le confesó que "Albert le echó gasolina" al cuerpo. Hablaba Rosa "con odio sobre Albert, pero me dijo también que todavía le quería". Rosa también le preguntó si conocía a algún sicario. En ese momento decidieron actuar. "Hablamos con la directora del centro penitenciario y le dije que Rosa tenía ganas de hacerle daño a Rubén (su exmarido)", ha explicado.

Rosa decía que quería a Albert y quería tener un hijo con Pedro

La declarante ha dicho que Rosa le dijo que "Albert y Pedro habían mantenido una pelea". Sobre la relación de Rosa Peral y su pareja, la testigo ha contado que ella le contó que "tenían problemas y que Pedro quería abandonarla". En este sentido la testigo ha contado también que Rosa le dijo que "Albert estaba celoso por Pedro". Pese a que engañaba a Pedro con Albert Rosa le dijo que "ella le dijo que quería tener un hijo con Pedro".

Las testificales han arrojado luz sobre los cambios de versión de Rosa a medida que avanzaron los días posteriores al crimen: en un primer momento dijo que sospechaba de la "mafia", luego trató de salpicar a su exmarido y, más tarde, a Albert.

Rosa Peral, la agente de la Guardia Urbana de Barcelona acusada de asesinar a su pareja sentimental Pedro Rodríguez en mayo de 2017, ha mantenido en el juicio que ella sospechaba de la "mafia" antes de incriminar a su amante, Albert López, también policía y enjuiciado por el homicidio.

El fiscal pide hasta 25 años de cárcel, son culpables de "urdir un plan" y asesinar con alevosía a su compañero, cuyo coche apareció calcinado con su cadáver dentro en las inmediaciones del pantano de Foix (Castellet, Barcelona).

El tercer pilar de la historia lo ha construido otro agente del cuerpo, Issam O., adscrito a la unidad de tiro, que entabló amistad con Rosa después del crimen y sobre quien la Fiscalía conjetura que fue doblemente manipulado.

La acusación sostiene que Rosa podría haberse acercado a él para conseguir la bala que faltaba en su pistola -aunque el testigo lo ha negado-, así como para manipularlo e infundirle sospechas sobre Albert.

"Yo no me sentí así", ha aseverado Issam, quien ha admitido no obstante que, "evidentemente", no tuvo "toda la información" sobre lo sucedido.

El agente ha detallado que Rosa le insinuó que Albert podría estar detrás del asesinato de Pedro porque era una persona "violenta y agresiva", que la había estado amenazando y que "tenía mucho miedo explícito" de que la hiriera si lo delataba.

"Tengo miedo de que tome represalias, de que diga 'voy a ir a por ti' o me incrimine. Que se le vaya la castaña", le dijo Rosa en una conversación telefónica entre ambos que se ha escuchado durante el juicio y en la que la acusada asegura: "Si lo cuento, vendrán a por mí y a por las niñas (sus hijas). Y si no lo cuento, me puede perjudicar".

En estos momentos Rosa asegura que Albert es el verdadero asesino de Pedro, que solo accedió a ayudarlo a quemar el cadáver de su novio porque la amenazó con herirla a ella y a sus hijas y que prueba de su culpabilidad es que se tuvo que cortar la barba porque se la había chamuscado durante el incendio.