Pasó cuatro kilómetros andando por un terreno agreste y escarpado, con una orografía sumamente compleja, antes de que dos vecinos de Adeje, Tenerife, le encontrasen. Estaba sudoroso, tembloroso, muy nervioso y desorientado. Al verle, intentaron que el pequeño les explicase qué sucedía, que les dijese si se había perdido y dónde estaba su casa para poder ayudarle. Fue “por señas” como se comunicaron, porque el niño, que además estaba en estado de shock, solo hablaba alemán.
Deduciendo que algo le había pasado, le llevaron entonces a la policía, tal y como ha explicado, en exclusiva para Cuatro al Día, una de las vecinas que lo encontraron.
“Íbamos por el sendero de ‘La Quinta’ y vimos a un niño subiendo todo el soportal. Paramos y le preguntamos que de dónde era y dónde estaban sus padres, y él dijo que no lo sabía, que estaba perdido, pero era alemán y no lo entendía muy bien. Fue por señas, más o menos”. “Cogimos al niño y le preguntamos que dónde estaba su casa para llevarle allí. Le recogimos y le llevamos a la policía”, ha explicado.
Las autoridades recurrieron entonces a un intérprete y, –con ayuda también de los psicólogos para que el niño contase lo sucedido–, finalmente el pequeño relató los hechos de los que había sido testigo: su padre, Thomas Hendrick, alemán de 43 años, había discutido con su madre, Silvia, de 39, y después presuntamente la había agredido a ella y a su hermano mayor, de 10 años, quien intentó previamente separarles.
El pequeño huyó entonces despavorido tras ver lo que acababa de pasar e inició ese camino de 4 kilómetros antes de ser encontrado. Lo hizo por un terreno que los expertos definen como escarpado y “de muy difícil acceso”. “Una zona de montaña” en la que hay “mucho camino, cuevas y barrancos”, tal y como ha precisado Roberto Librizzi, monitor de parapentes, en Cuatro al Día.
Los hechos acontecieron este martes a alrededor de las 17 de la tarde y desde entonces, las autoridades pusieron en marcha un amplio dispositivo de búsqueda formado por más de 100 personas tratando de encontrar a la madre y el hijo mayor. Hoy, miércoles, la peor de las noticias se ha confirmado: tras un rastreo complicado por las características del terreno y la densa niebla, los cadáveres de ambos eran localizados en el interior de una cueva entre el denominado Barranco del Burro y el Barranco del Infierno.
El padre llevó a su mujer y a sus hijos de cinco y diez años a una zona a la que solo se suele acceder cuando se conoce bien el terreno. Se sitúa a unos 1.000 metros de altitud y es, por esa razón, muy poco transitada por los vecinos. Sin embargo, Hendrick, que vivía desde hace poco en Tenerife, llevó a ese lugar a su familia, que habrían ido a pasar las vacaciones de Semana Santa con él, dado que ellos residían en Alemania.
Desde el primer momento, tras el relato de su hijo menor, se convirtió en el principal sospechoso de lo que las primeras hipótesis apuntan como un presunto delito de violencia machista. Las autoridades le encontraron una hora después del espeluznante relato del pequeño, tan tranquilo en su casa. Tenía marcas en la cara; signos de que efectivamente podría haber habido una pelea. Fue detenido, y así permanece. La causa ha quedado bajo secreto de sumario.
En los registros no constan denuncias previas de maltrato. Estaban en proceso de separación, aunque los niños no lo sabían.
Las diligencias se están tramitando bajo competencia del Juzgado de violencia sobre la mujer número 1 de Arona, según han informado fuentes judiciales.
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