Tres meses de deberes oliendo esencias para recuperar el olfato tras la covid

  • En la nariz hay neuronas que regulan el olfato, que son atacadas por el coronavirus pero pueden regenerarse

  • El olfato se puede entrenar oliendo esencias durante un rato mañana y noche, y apuntando el resultado en un cuaderno

Arantxa tuvo covid en marzo de 2020, y 14 meses después sigue con secuelas: su sentido del olfato ha cambiado. Hasta agosto del año pasado no olió nada, cuando antes de la infección ella era la típica persona con un olfato muy desarrollado. Y de un tiempo a esta parte, aunque ya reconoce olores, nota que otros no: "la patata ni la huelo ni la saboreo, ni el olor a quemado, ni el olor a gas", cuenta a NIUS preocupada por el peligro que puede representar. Arantxa sufre hiposmia: pérdida de parte del sentido del olfato. Una secuela de la covid-19 y de otras infecciones víricas.

"Alrededor del 90% de los pacientes de parosmia y de hiposmia (pérdida parcial de olfato) se recuperan", afirma Jesús Porta, vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología. Algunos, la mayoría, sin necesidad de intervención médica. "Espontáneamente las células olfativas se suelen regenerar en unos dos meses. Por eso se espera al menos ese tiempo para empezar el entrenamiento olfativo. Si en dos meses el olfato no se ha recuperado por sí solo, se necesita rehabilitación", explica Secundino Fernández, especialista de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra.

El coronavirus se adhiere a las neuronas olfativas

¿Cómo afecta la covid al olfato? Secundino Fernández explica que "las células olfatorias primarias, el bulbo olfatorio, son las únicas células del sistema nervioso central que están en contacto con el aire. Y se ven afectadas por el virus, que encuentra en ellas la puerta de entrada al sistema nervioso central: la proteína del virus se adhiere muy intensamente a las células olfatorias primarias, quedan más dañadas".

En la nariz hay células del sistema nervioso central, como un pequeño trozo de cerebro, que el coronavirus ataca directamente. Estas células tienen la capacidad de regenerarse

El neurólogo Jesús Porta ahonda en el mecanismo de ataque del SARS-CoV-2 al olfato: "Este virus, cuando entra, tiene la facilidad de atacar el neuroepitelio olfativo, que es lo que sujeta. Es decir, es como que en la nariz tenemos un trozo de cerebro muy pequeñito que genera el sentido del olfato. Y el virus lo ataca".

Así que el coronavirus provoca en las personas, respecto del olfato, varios efectos:

  • Hiposmia, pérdida parcial del olfato. Estos pacientes huelen menos que antes, pero siguen notando con cierta intensidad el olor, o algunos olores si y otros no. A ellos va especialmente orientada la rehabilitación olfativa.
  • Parosmia, gente que percibe los olores diferentes. Tiene dos tratamientos: neurológicamente se pueden administrar fármacos que bloquean determinados receptores, y también se puede trabajar estimulando el olor de lo que se ha distorsionado. Por ejemplo: si alguien huele el limón de otra forma a como le olía antes de tener covid, se le pide que huela limón a diario y se concentre en recordar cómo lo notaba antes de la infección.
  • Anosmia total. Se suele producir como defensa del cerebro ante el virus: éste detecta que el organismo está siendo atacado a través de las células del olfato, y destruye todas esas células. "Estos pacientes no puede hacer rehabilitación, porque las neuronas del olfato quedan totalmente destruidas. Pero hay que tranquilizar: solamente hay descritos cinco casos así en todo el mundo", explica Porta.

Entrenamiento olfativo

Así que sí, como si de un músculo se tratara, el sentido del olfato se puede entrenar. Es una técnica que se usa desde hace años, y que se hace con enfermos de covid. Los pacientes con pérdida o distorsión del olfato huelen cada día durante unos minutos diferentes esencias para recuperar el sentido.

El otorrino Secundino Fernández relata que este trabajo de smell-training:

  1. Se le proporcionan al paciente cuatro olores, que representan las 4 familias principales de fragancias. Todos los días tienen que dedicar 20 minutos o media hora a oler cada esencia. Hay que hacerlo dos veces al día durante tres meses. Al cabo de tres meses se les vuelve a hacer un test olfativo.
  2. Y a la gran mayoría se les dan otros tres meses con otras cuatro familias de fragancias. Los que han mejorado, para seguir haciéndolo, y los que no, para intentar darle un empujón a la rehabilitación.

Durante las dos fases los pacientes tienen que hacer deberes: tienen que anotar en un cuaderno lo que sienten y huelen. "Por ejemplo: no he notado nada en el bote 1 que es el cítrico, en otro noto acidez, en otro escozor. Esto nos sirve a nosotros para ver su evolución, pero también les sirve a ellos para tener disciplina en este trabajo", explica Fernández. Lo enseñaba la escritora Laura Freixas en redes sociales:

Y los resultados suelen ser buenos, explica el otorrino de la Clínica Universidad de Navarra: "Cuando terminan la primera tanda de 3 meses un 60% refiere mejoría, algo que se corrobora con el test de olfación (comparándolo con el previo)".

No hueles, no saboreas, no detectas peligros

Arantxa está en la primera de las fases: "Me han mandado oler fresa, menta, clavo y limón". El primer mes tiene que hacer pruebas de olores con los ojos cerrados, e identificar lo que son. Está contenta, porque los dos últimos consigue reconocerlos perfectamente.

Pero el suyo es uno de esos casos en los que además de haber perdido el olfato de algunos olores, otros han cambiado, así que tiene más deberes que hacer. "El puerro y la cebolla me huelen y me saben diferentes", dice. "Y también la carne roja, los huevos o el cordero", añade. Y, al estar el olfato y el gusto íntimamente relacionados, también le saben diferente. O no le saben. Por eso su otorrino le ha pedido que huela las cosas cuyo olor ha cambiado para ella, y se concentre en recordar cómo la hacían sentir antes.

"No sabes las ganas que tengo de comerme una tortilla de patatas y saborearla", confiesa a NIUS esta madrileña de 37 años. Sabe que es una afortunada por tener sólo esa secuela de la covid, "y puede parecer una tontería estar preocupada por esto", se lamenta. Pero lo cierto es que la anosmia "afecta al día a día. No huelo cuando se queman las cosas o se sale el gas, a no ser que esté muy cerca, o la comida en mal estado. Y eso es un peligro".