La realidad del autismo: "Sufrimos doble 'bullying', acoso en la escuela y rechazo en el trabajo"

  • Cada tres minutos nace una persona con autismo en España. Un trastorno que afecta a 450.000 personas en nuestro país

  • Este 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo

  • Una fecha en la que este colectivo denuncia la grave discriminación que sufre

El día en que a Ignacio Pantoja le diagnosticaron autismo sintió alivio. Tenía 18 años y entendió por primera vez por qué había tenido tantas dificultades en su vida. "Se me quitó un peso enorme de encima, comprendí que tenía un problema que la gente no aceptaba. Supe que yo no era culpable de estar solo".

La soledad es el sentimiento que ha presidido toda la vida de este joven de 36 años. "Aparte del apoyo de mis padres y de mis hermanos me recuerdo siempre solo", lamenta.

Es cierto que hay niños con TEA (trastorno del espectro autista) que no sienten la necesidad de relacionarse y tienden al aislamiento, pero no es el caso de todos, no es el caso de Ignacio. "Yo siempre he querido tener amigos, pero mi paso por el colegio y por el instituto fue un infierno, la verdad", confiesa a NIUS.

Pregunta. Entiendo que te excluían por ser diferente...

Respuesta. Sí, no me relacionaba con nadie. El que se acercaba era para reírse de mi, para burlarse o para humillarme. Me llamaban anormal, subnormal, retrasado, me pegaban...

P. Sufriste un bullying de libro: maltrato físico y psicológico...

R. Claro, pero entonces, en los años 90, el bullying no se tomaba como un problema. Se decía que eran cosas de chiquillos. Pero son chiquilladas que te dejan marcado de por vida. En la adolescencia la situación empeoró aún más. Se intensificó el maltrato, el acoso, la intimidación... Me hacían arrodillarme ante ellos. Me daban bofetadas. Me escupían en la comida. Me obligaban a enseñar mis partes íntimas en público. Me robaban el dinero y destrozaban mis cosas. El maltrato habitual de un niño autista.

Su testimonio lo avalan los datos. "Una de cada dos personas con autismo sufre acoso escolar en el sistema educativo", denuncia Jesús García Lorente, director de Autismo de España. "El bullying afecta a más del 50% de nuestros estudiantes, y si no tienen discapacidad intelectual asociada llega hasta el 80%", destaca. "Es una barbaridad y es una lacra absoluta. Son cifras intolerables que no nos podemos permitir".

Cuenta Ignacio que tan harto estaba de que le acosaran que suspendía aposta para repetir, con la ilusión de que al año siguiente le tocara en una clase donde no le trataran tan mal. "Pero los profesores se daban cuenta y no me dejaban suspender, me decían que tenía capacidad para salir adelante", recuerda.

Entre las personas a las que se diagnostica TEA hay grados de afectación muy diversos. "Hay gente muy gravemente afectada, con una discapacidad intelectual muy severa, que no tiene lenguaje, y otros más leves como Ignacio, pero que sufren un rechazo a veces mayor, porque como lo que les pasa no se aprecia a simple vista, no se comprende y se les aparta", lamenta García Lorente.

A Ignacio le gusta definirse como un luchador y tiene razones para sentirse así. A pesar de tenerlo todo en contra ha logrado graduarse en Biología por la UAM. Tiene un máster en Neurociencias por la Universidad de Salamanca y en la actualidad es estudiante de Farmacia en la Complutense de Madrid.

P. Un currículum educativo que muchos querrían para sí...

R. Y que de poco me vale, porque a mis 36 años sigo sin encontrar trabajo. Sigo viviendo en casa y dependiendo económicamente de mis padres, y me veo así por los restos porque ninguna empresa se atreve a darme empleo porque tengo TEA. El problema es el desconocimiento, la ignorancia, no saben con qué se van a encontrar si te contratan, se piensan que tienes algo así como una enfermedad mental y les da miedo.

P. ¿Qué les dirías?

R. Que me den, que nos den, una oportunidad, que hay infinidad de trabajos que podemos hacer, que muchos de nosotros estamos preparados pero seguimos excluidos de la sociedad.

El bullying que sufría de niño ahora lo recibo desde el mercado laboral. No me quieren contratar. Piensan este tiene un problema raro mejor no le doy empleo. Prefieren contratar a alguien con una discapacidad física, a un sordo o a un ciego por ejemplo, porque entienden mejor lo que les pasa. Las personas con mi discapacidad sufrimos una discriminación tremenda, porque no es visible. Y la situación es grave, porque mis padres no van a poder mantenerme eternamente.

Su relato lo vuelven a corroborar las cifras. "Solo el 10% de personas con autismo tiene trabajo. El 90% está desempleado", confirma el director de Autismo España. "No tienen opciones de vida independiente. Se les están arrebatando derechos fundamentales", insiste.

Por eso han decidido que el lema de la campaña en este Día Mundial de Concienciación sobre el autismo sea Puedo AprenderPuedo Trabajar. Puedo Trabajar"Queremos destacar las dificultades que tienen las personas con autismo en estos dos ámbitos, que aparte de ser derechos básicos, están afectando totalmente su desarrollo vital", recuerda. "Estamos hablando de las dos partes del ciclo vital que más duran: la educación, toda la infancia y la adolescencia. Y el empleo, toda la parte adulta".

"Estos dos ámbitos están afectando de manera sustancial a su capacidad definitiva de desarrollarse plenamente como personas", apunta. "Se les está arrebatando esa posibilidad".

Se trata de derechos recogidos en los organismos internacionales y también en nuestra propia Constitución pero que "están lejos de aplicarse en la realidad", lamenta García Lorente.

"Una de las razones por las que las personas con TEA tienen menos posibilidades de encontrar trabajo es porque la legislación laboral en España no reconoce en ningún momento a las personas con autismo como especialmente vulnerables al empleo, se reconocen otros colectivos de la discapacidad y el del autismo no", explica García Lorente. "¿Y eso por qué es? porque es una legislación muy antigua, de más de 15 años, una época en la que el autismo no tenía el impacto que tiene ahora", aclara. "En estos momentos el número de casos se ha disparado porque ha mejorado mucho la capacidad de detección y diagnóstico".

No es un problema que afecte a unos pocos. "Se estima que hay unas 450.000 personas con autismo en España. Estamos hablando de que cada tres minutos nace una persona con autismo en este país. En otros países ya se ha declarado como problema de salud pública", asegura García Lorente.

"Estamos hablando del trastorno más prevalente junto al Alzheimer, con la diferencia de que el TEA afecta durante toda la vida, desde que naces hasta que mueres, y la esperanza de vida de una persona con autismo es la misma que la de una sin este trastorno", recuerda.

"Por eso la concienciación en un día como hoy es tan importante", recalca García Lorente.

P. Ignacio, ¿Cómo concienciarías tú a la sociedad de vuestro problema?

R. Explicándoles quiénes somos, cómo somos. Consiguiendo más visibilidad. Yo lo he intentando escribiendo artículos, dando conferencias, charlas, entrevistas como esta, e incluso he publicado un libro sobre mi vida que titulé Los autistas también queremos estar cerca.

Tienen que darnos más oportunidades a las personas que estamos dentro del espectro, a expresarnos, a reinvidicarnos, y que no sean siempre los psicólogos, los médicos, los que lo hagan, porque nosotros tenemos voz propia. Es importante que nosotros hablemos, que contemos nuestra experiencia.

Visibilidad para los invisibles, reivindico en un día como hoy. Porque solo cuando nos conozcan podrán aceptarnos e integrarnos plenamente en esa sociedad de la que ahora se nos excluye.

P. ¿Y cómo te gustaría formar parte de esa sociedad? ¿Cómo te imaginas en el futuro?

R. Trabajando de farmacéutico en una provincia pequeña. En un lugar menos hostil que Madrid, donde llevo viviendo toda la vida. Eso me encantaría.

P. ¿Te has puesto una fecha para conseguirlo?

R. Uff... no. Es algo que veo cada vez más imposible, y ahora con la pandemia todavía más. Se me está haciendo tan pesado esto de no poder ir a la universidad, de no poder tener una rutina, de no poder ver a mis compañeros, de no poder ver a nadie... Me siento muy aislado, muy agobiado en casa, más solo que nunca.

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