Los causantes del fuego: del pirómano al incendiario

Informativos Telecinco 18/02/2019 23:59

“Se sabe quiénes son. Es una cosa que se sabe. Algunos vienen ya de tradición”. Son las palabras del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla al referirse con indignación a los responsables de provocar los incendios que asolan a la comunidad autónoma. Cientos de efectivos, –hasta 700–, han tenido que aunar esfuerzos para luchar contra las llamas, que llevan cinco días causando estragos a pesar del trabajo titánico de los efectivos.

Por eso, Miguel Ángel Revillla ha querido insistir en la importancia de que cualquiera que conozca a los responsable se lance a denunciarlos. “No es ser un chivato, sino solidario con el patrimonio natural de todos”, ha recalcado, calificando a los culpables de “enfermos, psicópatas y verdaderos terroristas”.

No obstante, la realidad es que detrás de la mayoría de los incendios que se producen en España no están los pirómanos, sino los incendiarios. Es importante matizar la diferencia porque es muy notable y, además, se tiende a confundir con mucha frecuencia el término, equiparándolos.

Un incendiario es alguien “que incendia con premeditación, por afán de lucro o por maldad”, mientras un pirómano es aquella persona “que padece piromanía”. Esto es, según el Diccionario de términos médicos de la Real Academia Nacional de Medicina, “un comportamiento caracterizado por la reiteración de actos o intentos de prender fuego a objetos o provocar incendios, sin motivo aparente, junto con una insistencia constante sobre temas relacionados con el fuego y la combustión”. Además, agrega: “puede existir también un interés anormal en los aspectos relacionados con la extinción de incendios, que se plasma a veces en la realización de llamadas inmotivadas a los bomberos”.

Estamos, por tanto, ante términos muy diferentes. El pirómano sufre una enfermedad y está obsesionado con el fuego y lo que tiene que ver con él; el incendiario, en cambio, no padece una enfermedad asociada específicamente a ello, sino que actúa con distintos motivos premeditados.

¿Cuál es el perfil del pirómano?

De acuerdo al ‘Informe sobre investigaciones científicas relativas al perfil psicosocial del incendiario forestal' publicado en la Memoria de la Fiscalía de Medio Ambiente, los responsables de los incendios forestales suelen ser menores de 47 años, analfabetos, sin antecedentes policiales y con problemas de salud, y suelen trabajar en actividades relacionadas con la construcción, de las que suelen ausentarse regularmente, presentando así un rendimiento que oscila entre bajo o regular.

Más allá, refiere el informe, normalmente viven en el medio rural, aunque en diferentes ciudades a aquellas en las que producen el incendio. Además, no conocen al propietario del terreno incendiado y cuando son detenidos su reacción suele reflejar miedo. Se manifiestan asustados, nerviosos, y admiten ser responsables del incendio.

El perfil de los incendiarios

De acuerdo a dicho informe, existen además tres tipos de perfiles de incendiario en función del tipo de fuego, que clasifican en: ‘fuegos sin sentido’;’ por infracción’; e ‘instrumental’.

Los primeros los cometen personas que comprenden un intervalo de edad situado entre los 36 y los 46 años. Suelen ser personas solteras, asociales y con un rendimiento escolar bajo. Además, habitualmente viven en casa con su familia y, o bien son desempleados, o bien se dedican al ámbito de la construcción, la industria o la administración de servicios.

Más allá, no es raro que ellos mismos participen en la extinción del fuego que han provocado especialmente en los que realizan al anochecer, y además, en términos generales, dentro de este perfil los incendiarios suelen presentar problemas de salud o haber estado en tratamiento psicológico, al igual que antecedentes penales.

Por su parte, en el caso de los denominados ‘incendios por infracción’, que suelen ser diurnos, el perfil de incendiario que recoge el informe hace referencia a personas de menos de 36 años o de más de 46 que habitualmente viven en un ámbito urbano. Suelen colaborar con las labores de extinción, estar comprometidos en matrimonio, y poseer estudios que pueden llegar a ser de grado superior, sin necesidad de haber experimentado problemas de rendimiento escolar.

Así mismo, tampoco suelen tener problemas de salud, y en lo que se refiere a su vida profesional habitualmente poseen trabajos cualificados, contando con buenos ingresos. Sectores industriales, administración o nuevamente, la construcción, suelen ser algunos de los ámbitos laborales en los que se les sitúa.

Finalmente, el estudio, –que no obstante precisa que no ha de utilizarse “para identificar a nadie” dado que contempla características variables y generales que marcan “tendencias no exclusivas”, por lo que “no facilitan la individualización”–, distingue también al incendiario por lo que denominan como ‘fuego instrumental’, esto es, el que se produce preferentemente durante el día, sea mañana o tarde, y cuenta con un solo foco.

En este caso, quien lo ha provocado no ayuda a su extinción, y suele tener una edad superior a los 60 años o, por otro lado, responder a un individuo de entre 14 a 35, con buenos resultados académicos, si bien, en general, no han superado los niveles elementales.

Así mismo, concluye el informe, como característica relevante pueden tener antecedentes penales y vínculos personales con el propietario del terreno en el cual han provocado el fuego.