Lidia juega en segunda división andaluza y vive en la calle

  • Lidia y su pareja María están sin hogar y sin ayuda

Lidia tiene 23 años y juega al futbol. Su club, el Rio San Pedro de Puerto Real, disputa la segunda división andaluza. Todos los lunes, miércoles y viernes, un coche la recoge en Cádiz para acudir al entrenamiento. Cuando termina, la devuelve a la capital gaditana. ¿Una estrella del futbol? No, una chica sin hogar.

"Empecé a jugar en agosto, entonces vivía con mi pareja en una habitación, pero luego nos quedamos en la calle. Mi club sabe en que situación estoy", cuenta Lidia. "Los días que entreno, se ponen de acuerdo con las otras chicas para llevarme y traerme. También, como cuando entreno no me da tiempo a ir a los comedores sociales, me dan cena para mi y para mi pareja. La verdad es que me ayudan".

"Siendo tan joven como es, en la situación en la que está, nos vamos sacrificando, y así conseguimos que venga a entrenar", dice Diego Cano, su entrenador.

Le sirve, incluso, como una vía de desahogo, para que no esté tan agobiada con el tema que tiene", dice su entrenador

El "tema" es que Lidia y su pareja María, de 21 años, no tienen donde vivir. Lidia recibe 205 euros por orfandad. Y no hay mucho más. Hace tres semanas que duermen en una tienda de campaña, junto a otros sin hogar, frente a la bahía de Cádiz. Al abrigo de un edificio abandonado que pronto ocupará la Universidad.

"Estamos regular". María, la pareja de Lidia mira hacia sus pertenencias. "Nos levantamos, vamos a desayunar por turnos al comedor, luego a veces a buscar ropa o algo de trabajo. Comemos también y cenamos por turnos. Y luego aquí, a la tienda. Se hace muy larga la tarde".

"Dentro de la tienda tenemos mantas en el suelo para que por lo menos no tengamos el suelo justo en la espalda, pero vamos, nos levantamos muchas veces que nos duele todo" cuenta Lidia.

Tan mal que, se lamenta Lidia, muchas veces le cuesta entrenar.

"Hay veces que no me puedo mover, me duelen la espalda, las piernas, y con el frío va a peor"

"Físicamente se le nota que no descansa. Descansa, pero no descansa de la misma forma que descansan las demás y se le nota el bajón físico comparado con el resto", dice su entrenador. "Pero con la voluntad que pone, con como enfoca su problema en el futbol como desahogo, ese bajón físico lo sustituye con las ganas y con la ilusión"

Lidia es defensa central. Su vida en la calle le hace a veces ser más dura "Un poquito, un poquito", dice, mientras una sonrisa asoma a una cara, que contempla una ciudad de la que forma parte, pero en la que no encuentra ayuda para salir de esa tienda de campaña. "Ni María ni yo tenemos ayuda ninguna, lo único mi pensión de orfandad".

"Desde el club nos hemos puesto en contacto con el ayuntamiento de Puerto Real, pero ningún ente público se moja o se involucra en el caso" dice preocupado Diego Cano. "Nos preocupa, porque está en la calle, no deja de haber mala gente en la calle y miedo te da, pero siempre estamos en contacto con ella para saber como está".

Lidia se calza las botas y se pone su equipación. Hoy hay entreno. No quiere seguir siendo una jugadora sin hogar.