Mario, el trabajador con discapacidad intelectual que ayudó a respirar a 5.000 enfermos del COVID-19

  • Un Centro Especial de Empleo de la Comunidad de Madrid fabricó 5.000 caudalímetros, un aparato esencial para que los pacientes con problemas de oxígeno de Ifema pudieran respirar bien

  • Jonan Basterra, enfermo de coronavirus , le da las gracias a Mario, uno de los trabajadores, en una emotiva llamada

  • Todas las personas que hicieron los caudalímetros tienen algún tipo de discapacidad, la mayoría, intelectual

La emoción se siente en cada segundo de la conversación. La llamada es a tres. Por un lado, Jonan Basterra, un superviviente de la COVID-19. Por otro, Mario Miranda, un trabajador con discapacidad intelectual. En medio, un periodista de NIUS, como testigo de un agradecimiento sincero.

JONAN BASTERRA: “Hola Mario, yo te quería dar personalmente las gracias. Estuve 10 días en Ifema luchando contra el coronavirus. Y tanto yo como el resto de pacientes que pasamos por allí, hemos podido respirar gracias a vosotros. Todos teníamos oxígeno y lo regulábamos con el caudalímetro, el aparato que tú y tus compañeros habéis hecho. Y para nosotros, que nos llegara el oxígeno era vital. Nos ha salvado la vida. Y ha sido por el esfuerzo y el trabajo de gente como tú. Así que gracias. De corazón”.

MARIO MIRANDA: “Pues muchas gracias Jonan por ese agradecimiento. Esto me da mucha fuerza. Estoy feliz, muy contento y me siento orgulloso de lo que estamos haciendo. Además, tú te has curado y estás en casa. Me alegro de que estés bien porque este virus está golpeando muy fuerte”.

Lo que ha unido a Jonan y a Mario es un aparato que, antes de la llegada del coronavirus, muy poca gente conocía. Es el caudalímetro, un dispositivo que regula el flujo de oxígeno que sale de las botellas (o balas medicinales) y que facilita que el paciente pueda respirar. Cuando las autoridades estaban poniendo en marcha el hospital de campaña en Ifema, pidieron con urgencia 5.000 camas con dotación de oxígeno y el mismo número de caudalímetros. El encargo para hacer estos últimos le llegó a Afanias Gráfica, el Centro Especial de Empleo de la Comunidad de Madrid del que forma parte Mario.

JONAN BASTERRA: “Que tengas muy claro que vuestro trabajo ha sido muy importante para nosotros. Los 4.000 pacientes que hemos pasado por allí los hemos usados y no nos han fallado ni una sola vez”.

MARIO MIRANDA: “Menos mal que han funcionado bien los caudalímetros (se ríe)”.

JONAN BASTERRA: “Sí, sí. Yo pasé dos días muy malito y durante esas 48 horas estuve con el caudalímetro a tope, a 12 litros de oxígeno por hora. Y gracias a eso salí adelante. Me curé y por eso estoy ahora aquí”.

MARIO MIRANDA: “Pues me alegro porque hemos trabajado muy duro, con mucho agobio. Es que los querían para ‘ya’. Además, nosotros sabíamos que se iban a usar en Ifema, para gente que lo necesitaba de verdad”.

El reto de llegar a tiempo

Era un reto descomunal. Hacer 5.000 caudalímetros, en el menor tiempo posible, cuando a lo largo de un año suelen fabricar unos 15.000. “Y todo esto llega cuando el Gobierno decreta el cierre de todas las actividades productivas excepto los servicios esenciales. Así que de repente nos convertimos en una pieza básica del Estado en la lucha contra el coronavirus”, asegura Alejandro Martín, director de Afanias Gráfica. “Fue una locura ponerlo todo en marcha. Lo hizo un equipo de 13 personas, todas con discapacidad intelectual, trabajando de forma intensiva, sin parar, doblando turnos… Por eso cuando abren Ifema y ahí están nuestros caudalímetros, sentimos una emoción tremenda. Ha sido nuestro granito de arena en esta crisis. Hemos respondido a lo que se pedía y cuando se nos pedía. Hacerlo ha sido una obligación moral y nuestro compromiso con la sociedad”, explica con orgullo Martín.

MARIO MIRANDA: “A mí se me caían las lágrimas de emoción cuando veía imágenes de Ifema en la tele y sabía que había funcionado lo que estábamos haciendo”.

JONAN BASTERRA: “Es para estar satisfechos y además es muy bonito cuando ves que todo el mundo ayuda y en Ifema ha sido así”.

MARIO MIRANDA: “Yo lo que quiero es que cuando todo esto pase, la gente no se olvide de nosotros, de los que tenemos una discapacidad. Somos personas con nuestras movidas y nuestras cosas, pero podemos trabajar como cualquiera”.

JONAN BASTERRA: “A mí me lo habéis dejado muy claro. Sois trabajadores muy válidos y todo ha funcionado muy bien. Ifema no habría sido posible sin vosotros. Habéis dado la talla en tiempos difíciles”.

La valía de los trabajadores con discapacidad

Los Centros Especiales de Empleo, subvencionados por la Comunidad de Madrid, tienen que tener al menos un 70 % de trabajadores con algún tipo de discapacidad. Juan Antonio Butragueño es uno de ellos. “Hace unos años no se nos tenía en cuenta para nada. Ahora parece que un poco más. Hemos demostrado que podemos hacer un trabajo como cualquier otro y es reconfortante que valoren lo que hemos hecho. Ifema nos ha dado mucho impulso”. “Para ellos ha sido un subidón brutal de autoestima”, explica el director de Afanias Gráfica. “De nuestros 70 trabajadores, 50 tienen alguna discapacidad, casi todos, intelectual. La única diferencia es que para ellos la rampa de aprendizaje ha podido ser un poco más lenta, porque necesitan repetir el hábito. Pero una vez que lo logran, son capaces de conseguir cualquier cosa. Son muy profesionales”.

JONAN BASTERRA: “Mario, tú y tus compañeros os merecéis los aplausos, igual que los sanitarios. Nos habéis dado oxígeno cuando lo necesitábamos. Habéis permitido que se hayan liberado camas de hospitales masificados por haber dotado a Ifema de esos caudalímetros. Así que mucho ánimo, que sigáis trabajando igual y tened mucho cuidado para no contagiaros”.

MARIO MIRANDA: “Gracias a ti por esta llamada”.

Jonan se emociona en la despedida. Él estuvo 10 días ingresado en Ifema con una neumonía bilateral. Pero ya puede decir que ha vencido a la COVID-19. Mario se enfrenta ahora a otro reto. Su Centro Especial de Empleo está fabricando componentes para los respiradores que monta la empresa Hersill. El Gobierno les ha encargado 5.000. Ya han logrado enviar a los hospitales de toda España unos 2.000. “Nosotros hacemos esto todos los días, la diferencia es que ahora la gente lo está viendo”, reflexiona Alejandro Martín. Y Mario añade una última cosa. “Que no se olviden de nosotros, que existimos”.