Nadia Otmani, 20 años en silla de ruedas: su cuñado la pegó tres tiros por defender a su hermana

  • Uno de los disparos le dio en la cabeza y con los otros dos intentó rematarla

  • Salvó la vida y vivió una dura rehabilitación en Toledo

  • Nadia ha vuelto a dar la cara hoy por las víctimas al enfrentarse a Ortega Smith, que ni la miró

Hace 20 años, Nadia Otmani demostró valor y amor por su hermana. Jugándose la vida. Lo de hoy con su enfrentamiento ante Javier Ortega Smith, aunque en su rostro se mostrara la ira y algunas lágrimas no es nada. Ha sido un impulso. Ortega Smith ni se ha dignado a mirarle a la cara. Pero hace 20 años, entonces, Nadia demostró de qué pasta estaba hecha.

Su cuñado la pegó tres tiros por proteger a su hermana víctima de malos tratos y la dejó postrada en una silla de ruedas. El relato de los hechos lo contó la protagonista el 24 noviembre de 2012 a Virginia Drake en la revista Mujer Hoy y lo cierto es que el relato de cómo ocurrieron los hechos hiela la sangre. Nunca olvidará Nadia el día que decidió visitar en Madrid a Rashida, su única hermana. Era el 5 de octubre de 1997. El día en el que le cambió la vida.

Lo que prometía ser un reencuentro feliz, tras años de duras pruebas de la vida como la muerte de su padre de un tiro siendo escolta de Hassan II, se convirtió en tragedia. Cuando Nadia vio a su hermana Rashida, la encontró fuera de sí. Rashida había tenido una monumental bronca con su marido y le había echado de casa. Ambas salieron de la casa para tranquilizarse, Rashida con su pequeño de año y medio, Ismael, en los brazos. Pero entonces vieron a lo lejos al marido, que volvía. Rashida corrió con el niño en brazos mientras que Nadia no lo dudó. Se interpuso en el camino entre él y su hermana.

El primer tiro le dio en la cabeza, pero ya en el suelo recibió otros dos para ser rematada. Uno de ellos le afectó a la columna. Pero Nadia no murió. Siempre ha sido una superviviente que no reniega de su suerte. Tras los disparos, fue operada de urgencia y comenzó rehabilitación en Toledo. Su hermana nunca le había contado, como tantas, su odisea de malos tratos que incluyó un intento del marido, loco de ira, de lanzar a uno de sus hijos por la ventana.

En cuanto pudo denunció a su cuñado, pero sus tres tiros le salieron por nueve años de cárcel, y al segundo ya tenía el tercer grado. De la indemnización de 240.000 euros nadie ha visto un euro. Paradojas de la vida, tras ver todas las puertas cerradas como inmigrante, Esperanza Aguirre escuchó su historia y la ayudó a montar la Asociación Al Amal, con la que ayuda a otras mujeres de su tierra que hayan pasado por algo parecido. Nadia es licenciada en Gestión de Empresas y cree que España no es un país especialmente racista, pese a todo.

Hoy, pese a ello, no se ha podido contener. “Estaba sentada cerca, en la silla de ruedas, escuchando las barbaridades que estaba diciendo y le dije que no se puede hacer política con esta lacra. No puedes venir a reventar un acto para rememorar a las mujeres que han muerto o que siguen vivas sufriendo. No es lugar ni momento para hacer política con la violencia de género", ha explicado al programa Ya es Mediodía, de Mediaset. "Yo tengo que todo el pack", ha continuado Nadia.

No es la primera vez que Nadia acude a un acto contra la violencia de género, lleva colaborando desde 2005, bajo una labor de sensibilización y concienciación en numerosos ayuntamientos de España. Hoy pide que a las mujeres que luchan contra la violencia machista desde Vox les dejen hacer su trabajo, además, afirma que no cobran dinero, y sobre el consejo de mujeres, añade que no hay precio para pagar su labor. Además, elogia la labor del Ayuntamiento y apunta a que se está haciendo una labor codo a codo, sin color político, a excepción de Vox, que se ha negado a suscribir una declaración institucional contra la violencia de género.

"Yo tengo que todo el pack", ha dicho Nadia."Soy inmigrante marroquí, discapacitada, mujer víctima de violencia de género, feminista y musulmana. Esta gente puede hacer política con la inmigración, pero con la violencia de género, no. No lo puedo permitir", ha sentenciado. Lo que es Nadia es todo un ejemplo, el mejor en el día en el que todo el mundo debe poner su granito de arena para acabar con esta lacra. Ella lo ha hecho hoy, pero no ha sido la primera vez. Se jugó la vida por salvar a una maltradada. Necesitamos más gente como ella. Y menos asesinos.