El altísimo riesgo de perder el submarino y la orografía imposible, las razones del fin de la búsqueda del Ángeles Alvariño

  • Tras perder la señal del movil, Tomás Gimeno navegó tres minutos y volvió a apagar los motores

  • Las corrientes hacían casi imposible encontrar el cinturón de plomo

  • Después de cubrir 700 metros a la deriva y no encontrar cuerpos, la zona se vuelve escarpada e imposible

Se acabó la búsqueda de los cuerpos de Tomás Gimeno y su hija Anna en las profundidades. Los participantes en este odisea lograron el milagro de encontrar el cuerpo de Olivia, dejando al menos el consuelo a su madre, Beatriz, de lo que había ocurrido en realidad con sus hijas. No habían sobrevivido. El cuerpo de Anna, según las investigaciones, se salió de la bolsa en la que se encontraba pero su destino había sido el mimos que el de su hermana. Ese consuelo dramático, al menos, lo tenía la madre. Pero las dificultades del terreno y el riesgo de perder el Liropus para nada han provocado que la autoridad judicial diera luz verde a autorizar en los próximos días el cese de las operaciones de rastreo del buque oceanográfico Ángeles Alvariño. Lo ha explicado el Tribunal Superior de Justicia de forma pormenorizada en una nota donde se refleja que tanto la instructora como el responsable de operaciones de la embarcación, de que es “imposible” continuar con el rastreo ante lo escarpado del terreno submarino.

La madre de las pequeñas Olivia y Anna ha lanzado un mensaje en las redes. El mensaje de la familia de las niñas de Tenerife tras la suspensión de la búsqueda ha sido claro. "Beatriz jamás olvidará que no está sola"

Tomás Gimeno volvió a navegar tres minutos tras perder la señal del móvil

El informe del responsable de operaciones del barco califica de “completamente inabordable” la exploración en la zona en donde hipotéticamente podrían localizarse nuevos resultados. “En el transcurso de la búsqueda, la Policía Judicial pudo recopilar y analizar nueva información, y su resultado fue descubrir que en la larga deriva de tuvo la embarcación tras la pérdida de señal del móvil, durante un corto periodo de tiempo, sus motores volvieron a funcionar y realizó una navegación de unos tres minutos. El punto donde paró de nuevo los motores se convierte en el punto más probable donde Tomás hubiera podido arrojarse al mar. A partir de este punto se diseña una nueva área de búsqueda, centrándola sobre ese mismo punto. Se establece un área de búsqueda de 500 metros en torno a él. Y se delimita la línea de deriva estableciendo una calle de 500 metros de anchura, 250 a cada lado de la misma, sobre la que buscar. La deriva comienza en las coordenadas 28° 22.7153' N y 016° 12.6818' W y con un rumbo al 220º.

Mediante el uso del robot submarino se realizaron 176 líneas y tránsitos quedando delimitado el polígono entre las coordenadas 28° 22.9026' N 016° 13.1761' W y 28° 22.2693' N 016° 12.4063' W Con una distancia total recorrida de 60.006 metros y una superficie explorada de 611.903 metros.

Esta línea de deriva fue tomada como base, y la exploración se fue extendiendo a ambos lados de la misma. En las posiciones 28° 22.6342' N 016° 12.8263' W y 28° 22.6570' N 016° 12.8174' W aparecieron dos biberones de buceo (las estrellas de la imagen) que se pudo verificar que pertenecían a Tomás, señala la nota del tribunal.

Ese tipo de botellas da un suministro de aire muy limitado, y se especula con la posibilidad de que los utilizara en su intento de suicidio para asegurar que alcanzaba la profundidad necesaria para no tener vuelta atrás. En torno a la zona de aparición de los biberones se establecieron líneas de búsqueda separadas cinco metros para poder tener la certeza de que en la zona no quedó ningún objeto, por pequeño que fuera.

No se encontró el cinturón de plomos y se teme que se pudiera desplazar por las corrientes

Se buscó también sin descanso, señala la nota del Tribunal, el cinturón de plomos, lo que confirmaría que quedó a la deriva, pero no pudo hallarse. Dadas las corrientes en el fondo, no se puede asegurar que un cuerpo lastrado con un cinturón de buceo no se desplazaría rodando pudiendo llegar a un lugar no determinado y, por tanto, fuera de la capacidad de búsqueda de que disponemos. No teniendo ya nuevas pistas se siguió buscando sobre la línea de deriva en dirección a 35 líneas perpendiculares a la misma con una separación de 20 metros. Esto se correspondería con un deriva de 35 minutos pudiéndose asegurar al 100 % que el cuerpo no se encuentra en esta zona. Ya se habían cubierto 700 metros de la deriva.

"Altísimo riesgo de perder el submarino"

A partir de este punto, el fondo cambia considerablemente pasando de ser una zona idónea para la búsqueda a todo lo contrario. Se convierte en una zona muy escarpada con gran cantidad de barrancos y grietas. En dos ocasiones, el informe señala que se han producido enganches serios del umbilical con las rocas del fondo, en una ocasión siendo necesario casi una hora para poder liberarse. Es una zona crítica para poder operar el vehículo submarino por el altísimo riesgo de pérdida del mismo.

Además, el informe indica que la peligrosidad para el vehículo de la orografía hacía que la búsqueda fuera bastante menos eficaz pues por la cantidad de grietas y barrancos y la profundidad de los mismos, en ocasiones de centenares de metros, no permitían asegurar en absoluto que en las zonas ya miradas no esté el cuerpo de Tomás o algún otro objeto procedente de la embarcación. Básicamente se complica mucho la misma al pasarse de trabajar en dos dimensiones y sobre una superficie definida, a trabajar en tres dimensiones y en condiciones muy difíciles.

Dificultad de buscar en un punto exacto el cuerpo de Tomás Gimeno

Una vez pasados los primeros minutos tras la parada del motor, que si que se considera un punto donde pudiera haber saltado al mar Tomás Gimeno, en el resto de la deriva existen las mismas probabilidades en cualquiera de sus puntos, siendo esta además muy baja. Lo más probable, señala el informe, es que saltara en la zona de aparición de los biberones y posteriormente lo arrastrase la corriente. La longitud de la deriva se estima en 14 km y el avance de exploración del rov sería de una línea perpendicular por hora en las mejores zonas, lo que equivale a 20 metros de avance por hora. La exploración de los 14 km de deriva con este método es completamente inabordable. Si bien para buscar en zonas más localizadas el rov es la herramienta ideal, no lo es cuando se trata de zonas muy amplias y tan poco delimitadas”.