Primer protocolo para evitar ataques de orcas a los barcos: "Arriar velas y parar el motor"

  • Las orcas se interesan por las partes móviles, en especial el timón, si el barco se para deja de interesarles

  • Son animales protegidos por lo que golpearlas o arrojarles objetos es punible

La primera vez que se notificó que unas orcas habían tocado un velero fue en el Estrecho, en julio del año pasado. Posteriormente hubo más hacía el sur de Portugal, y de ahí, subiendo por la costa atlántica, hasta Galicia, donde en setiembre, se registraban más interacciones entre embarcaciones y estos mamíferos marinos.

A partir de ahí el camino inverso. En octubre de nuevo en Portugal, en enero de este año en Marruecos. Hasta llegar a la semana pasada, cuando las orcas se aproximaban a dos veleros en el Estrecho.

"No estamos seguros de que sean los mismos animales, porque no tenemos buenas fotografías para comprobarlo", explica Alfredo López, biólogo de Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA). "Los navegantes en ese momento están preocupados, y la calidad de videos y fotografías aún no nos ha permitido saberlo. Alguno si que es, pero no sabemos si son todos, o no"

"No estamos seguros de que sean los mismos animales"

Analizando esos encuentros está el Grupo de Trabajo Orca Atlántica (GTOA), un grupo no gubernamental en el que participan también las autoridades de España y Portugal. Tras meses de estudio creen que no es un comportamiento aislado.

"Hemos localizado al menos siete ejemplares diferentes que pertenecen a varios grupos", dicen desde el GTOA. "No es el comportamiento de un sólo grupo. Pensamos que puede estar extendido, sobre todo entre los ejemplares jóvenes"

¿Ataques o juegos?. Desde el grupo reconocen que los navegantes pueden vivirlo como una agresión, pero ellos prefieren hablar de interacciones: "El ataque supondría que las orcas pretenden hacer daño, y no se trata de eso. El fenómeno puede haber empezado como un juego y haberse transformado en una actividad rutinaria para ellas. La actividad no es romper nada, sino navegar y tocar el barco".

Pero la preocupación en los navegantes es comprensible. Las orcas pueden llegar a alcanzar las seis toneladas de peso, y esas interacciones suponer momentos de mucha tensión. El resultado es el primer protocolo de actuación para quienes pasen por una situación así. Para empezar, si es posible, parar el barco arriando velas y apagando motor. Se trata de moverse lo menos posible.

"Todas las partes móviles del barco, especialmente el timón, les llaman la atención", puntualiza Alfredo López. "Pasan un tiempo estudiando la estructura del timón, y entonces lo empiezan a mover posiblemente buscando la reacción del barco en el momento en que lo tocan. La experiencia nos dice que si el barco se para, y el timón no ofrece resistencia, ellas pierden interés".

La segunda recomendación, no gritar a las orcas, no tocarlas con bicheros, no arrojar cosas por la borda. Son animales protegidos y cualquier daño o que se les inflija es punible.

"Hay que evitar una reacción de miedo originada por el desconocimiento que nos puede llevar a pensar que tirándoles algo se van a ir"

"Además todo eso puede enfadarlas y, desde luego, aumentar su interés", precisan desde el Grupo de Trabajo Orca Atlántica. "Hay que evitar una reacción de miedo originada por el desconocimiento, que nos puede llevar a pensar que tirándoles algo se van a ir, y no es así".

Si después de todo eso, al navegante aún le quedan ganas, los científicos insisten en la conveniencia de tomar fotografías y vídeos que puedan ayudarles en sus estudios. Saber qué esta pasando con las orcas depende de ello.