Las profecías del fin del mundo

María Martins 01/01/2012 13:00

Ya solamente dentro de la cultura maya, la del 2012 no es la única. Debemos recordar que según ésta, la humanidad deberá decidir desaparecer como especie pensante que amenaza a la tierra, o por el contrario, evolucionar hacia la integración armónica.

1999 es la fecha en que el mundo comenzó a experimentar cambios fundamentales para indicar el rumbo que el planeta tomará en ese preciso momento. Lo que sí apuntan, es que una llamarada gigante saldrá del sol, indicando, como mínimo, un punto y a parte en la humanidad.

Una ola de calor que aumentará la temperatura del planeta de repente, es la segunda de las profecías mayas que llegan a asustar, ya que afirmaron que dicho aumento llegará a ocasionar cambios sociales y geológicos de manera repentina, algo que no podemos negar que haya empezado a ocurrir.

Tercera teoría, el derretimiento de los polos, como consecuencia del calentamiento global. La misma, anuncia multitud de erupciones y un aumento de la radiación del sol. Ambas cosas, no han dejado de ocurrir en los últimos años.

Y así, hasta siete. No se sabe exactamente cómo han llegado a estas conclusiones, y por supuesto, nadie puede saber si realmente el 22 de diciembre de 2012 se acabará el mundo, pero como mínimo, estas profecías ya cumplidas, o por lo menos, encaminadas a ello, hacen replantearse la existencia mundial.

Las profecías bíblicas también son bastante conocidas, debido a la creencia de que La Biblia incorpora un código interno. El día del juicio final es la más famosa. La idea de la llegada de un anticristo que provocará tornados, plagas, terremotos, guerras… que ocasionará un verdadero desastre desencadenando en el fin del mundo. Lo que nos da esperanzas respecto a esta profecía, es que La Biblia asegura que esto ocurrirá cuando nadie se lo espere, y según como está todo hoy en día… a nadie le sorprendería.

Este pensamiento, podría enlazarse con la profecía de los tres anticristos, que corresponden a los nombres de Napoleon Roy (Que podría haber sido Napoleón), Hister (quien guarda un cierto parecido con Hitler) y un tercero todavía por llegar, que responderá al nombre de Mabus. Éste sería el encargado de acabar con la humanidad.

En lo que coinciden todas las profecías nombradas hasta ahora, es en la idea de los fenómenos devastadores, ‘Los secretos de Fátima’ es otra de ellas. En 1917, tres niños tuvieron una aparición mariana en la que supuestamente, la virgen les diría las claves del fin del mundo, esto ha sido guardado en secreto durante muchísimos años, ahora se sabe que éste es el elemento principal del Apocalipsis.

A todo esto, ¿Qué ocurre con Nostradamus? Predijo el fin del mundo para 1999, tras un eclipse solar del que nunca se saldría… como es evidente, se equivocó.

La llegada de Gochihr, es según el zoroastrismo, el hecho que marcará el fin, bajo la forma de un cometa que golpeará la tierra. Por otro lado, según la tribu norteamericana de los Hopi, llegarán hombres blancos apropiándose de las tierras, contaminando mares… Y ante esto nos queda pensar, ¿profecía cumplida sin que desembocase en el fin del mundo? Los aztecas, creyeron en su día, en un eclipse solar que durará eternamente, esto, es debido a que hace más de 500 años dejaron de ofrecerle energía al sol, que solo podía recargarse con corazones humanos obtenidos a través de sacrificios.

No podemos olvidarnos de las pirámides egipcias como foco de sabiduría ancestral, que esconden los secretos y explicaciones de multitud de acontecimientos futuros. Interpretándolas, se ha averiguado que en 1936, debería nacer el anticristo con el que no se acabaría el mundo, pero con él comenzaría una época nefasta para la humanidad. El fin de los tiempos, lo marcan entre 2001 y 2030, por lo que si la teoría maya resulta fallida, ya podríamos empezar a buscar una nueva fecha apocalíptica, de la mano de la cultura egipcia.

Tras todo esto, llega el momento de pensar, de replantearse si el próximo año será el último de todos los tiempos... Valorar las diferentes teorías es una forma de hacerlo. Pero para los más escépticos, esto podría servir para recapacitar en la forma que la propia humanidad destruye el mundo día tras día.