El reloj de los españoles: tardamos 102 minutos en comer y no somos más ociosos que el resto

Informativos Telecinco 14/09/2018 16:43

La Comisión Europea (CE) confía en la "racionalidad" de los países de la Unión Europea (UE) para decidir con qué horario quieren quedarse si sale adelante la propuesta comunitaria de abolir los cambios estacionales de hora para el año próximo.

El tiempo es definido como una magnitud física mediante la cual medimos o separamos los acontecimientos, unos acontecimientos que varían mucho dependiendo de la cultura o el país en la que vives.

Los sociólogos Cecilia Díaz, catedrática de la Universidad de Oviedo, y Javier Callejo, catedráticos de la UNED, han hablado con Informativos Telecinco para ofrecernos datos de cómo empleamos el tiempo los españoles, con unas características muy propias en algunos aspectos.

Cuando se le pregunta a Javier Callejo por el horario de un español medio en el día a día, explica que no hay un español medio, “todo depende del grupo en el que se encuentre, si es un trabajador remunerado, emplea 7 horas de media en el trabajo, mientras que si es una persona que no trabaja, el ocio es lo que más tiempo ocupa en su día a día. La edad es un factor importante. Lo que sí nos une a los españoles es la alimentación, es decir, el tiempo que empleamos en total para la comida con una media de 102 minutos, pero no somos los que más porque Italia, Grecia y Francia, son países que también emplean mucho tiempo en las comidas. Con los que más nos podemos diferenciar es con Gran Bretaña, con los ingleses existe una diferencia muy notable”

Cecilia Díaz asegura que comparando los horarios de las actividades principales de los individuos: comida, trabajo doméstico, trabajo remunerado y ocio, el horario más concordante es el de la alimentación.

“El tiempo estándar de los españoles dedicado a comer y cenar (el que siguen la mayoría de los españoles) es de 54 minutos comiendo y 53 minutos cenando. Hay pocas variaciones, aunque dedican algo más de tiempo los que comen más temprano. Los que van tarde se apuran más. Podemos encontrarnos esta distribución de porcentajes en función del horario de las comidas en España: un 25% de españoles come temprano (antes de la una) un 48% come entre las 2 y las 3; un 18% come a partir de las 3. Cenas: Un 9% come antes de las 8; un 42% come entre las 8 y las 9 y media; un 37% come a partir de las 9 y media”

La mala fama de los españoles no es real

Javier Callejo afirma que el empleo del ocio no es exclusivo de los españoles, ni mucho menos; “todos emplean tiempo en el ocio, no somos los que más tiempo empleamos en ello, lo que sí es que tenemos un peor reparto de media. La jornada laboral de los varones trabajadores en España termina extremadamente tarde en relación con otros países, el 35% de estos varones termina su trabajo de 20:30 a 21:00. En cuanto a las mujeres, la cifra baja hasta el 20% de las mujeres trabajadoras. Por ello las cenas son tan tardías en España”

Cecilia Díaz señala que la gente hace un esfuerzo muy grande para coincidir y para ajustarse al horario de las comidas: “estamos ante un horario muy sincronizado entre la población adulta. Esto se debe a que es un horario que, en cierto modo, podemos manejar (cosa que no sucede con el horario laboral) y que además la comida supone relación personas y principalmente en el hogar (un espacio de dominio personal). Es curioso que es la única actividad en que la asincronía horaria entre hombres y mujeres no se da, luego estamos ante una actividad que es igual para todos, lo que indica también que hombres y mujeres comen juntos”

Fuente: Díaz-Méndez y Callejo a partir de la Encuesta de Empleo del Tiempo.

No perdemos el tiempo

“La pérdida de tiempo no existe, se disfruta o no, eso es una cuestión ideológica. La concepción de que hay que aprovechar el tiempo es una visión productivista. Existe un tiempo más satisfactorio o menos satisfactorio, puedes estar sentado mirando la tele apagada, que algo se está haciendo”, así concluye la entrevista Javier Callejo, un hombre que valora y estudia el tiempo.

Cambiar la hora en el centro del debate

La propuesta de poner fin a los cambios de hora dos veces al año responde a los resultados de la consulta pública planteada por la CE más popular hasta la fecha, en la que 4,6 millones de europeos participaron y un 84% se pronunció a favor de terminar con esa práctica.

Uno de los principales argumentos de los encuestados para rechazar el cambio de hora fue su impacto negativo en la salud, según el comisario europeo para la Unión Energética, Maros Sefcovic, quien agregó que estudios recientes confirman que el ahorro de energía por cambiar los relojes es "marginal" si se compara con las políticas actuales de eficiencia energética. Aunque previamente había señalado que esa encuesta sobre el cambio horario no constituía un referendo, Bruselas finalmente le ha concedido el peso suficiente como para presentar con rapidez una propuesta legislativa que espera sea de aplicación ya en 2019.

Consiste en suprimir los cambios de hora y que los países, de acuerdo al principio de subsidiariedad, elijan si se quedan con el horario de invierno o el de verano, lo que podría implicar un profundo cambio en el mapa de horarios de la UE. El último cambio obligatorio a la hora de verano, según la CE, tendría lugar el domingo 31 de marzo de 2019, momento a partir del cual los Estados miembros que quisieran volver a la hora de invierno podrían efectuar un último cambio el domingo 27 de octubre de 2019.

A partir de esa fecha no se podrían realizar más cambios

Teniendo en cuenta además la latitud y que los países del norte de Europa podrían ser más proclives a mantener el horario de invierno y los del sur a quedarse con el de verano, el mapa horario en la UE -que actualmente cuenta con tres franjas- podría fragmentarse aún más. Por ello, la CE ya ha pedido a los Estados miembros que son vecinos que se coordinen para no perjudicar un funcionamiento coherente del mercado interior. En la consulta orientativa de la CE, el 56% de los encuestados se decantó por mantener todo el año el horario de verano, frente al 36 % que prefirió el de invierno y un 8 % que dijo no tener una opinión sobre el asunto. Para abril del año próximo, los Estados miembros deberán enviar una notificación a la Comisión sobre si quieren mantener el horario de invierno o el de verano.