Sergey y Vladislav, millonarios rusos y asesinos de su familia el mismo día a más de 3.000 km de distancia

Los crímenes de Lloret de Mar y de Moscú, ocurridos este martes en dos ubicaciones separadas por más de 3.000 kilómetros de distancia, presentan similitudes. Los presuntos autores eran multimillonarios rusos y están acusados de asesinar supuestamente a su mujer y su hija antes de suicidarse. Una macabra coincidencia, un misterio.

Los acusados son Sergey Protosenya, empresario ruso acusado del crimen en Lloret de Mar (Girona, España) y Vladislav Avayev, exfuncionario del Kremlin y exvicepresidente del banco Gazprombank acusado del crimen en Moscú (Rusia).

Sergey Protosenya y Vladislav Avayev, presuntos asesinos rusos

Sergey Protosenya, un contable y accionista de 55 años vinculado a la empresa de gas ruso Novatek, fue hallado muerto ahorcado el martes en el jardín de su domicilio, ubicado en la calle Aiguablava de la urbanización Els Pinars de Lloret de Mar.

Dentro de la vivienda se encontraban los cadáveres de su mujer Natali y su hija, de 15 años, supuestamente apuñaladas por el hombre con un arma blanca. El acusado se habría suicidado tras cometer el crimen.

La comitiva oficial realizó el levantamiento de los cadáveres en la localidad catalana a las 20:30 horas, justo la hora en la que los medios de comunicación informaron sobre el asesinato del exvicepresidente del banco Gazprombank, Vladislav Avayev, su mujer Yelena y su hija María, de 13 años. En este caso, el exfuncionario del Kremlin habría asesinado a tiros a su familia antes de suicidarse.

La voz de alerta la dio un hijo en ambos crímenes

En ambos casos, fue un hijo de una de las víctimas quien alertó a las autoridades de que su madre no respondía a las llamadas. La voz de alarma en Lloret de Mar la dio el hijo de la familia, que se encontraba en Francia y llamó a un amigo por no poder localizar a Natali.

Este, junto a la ayuda del jardinero de la finca, entró en el domicilio. En el caso del crimen de Moscú, fue la hija mayor quien encontró a su familia fallecida al regresar a casa al no cogerle nadie el teléfono, según fuentes locales.

Los presuntos autores de estos crímenes guardaban además un denominador común. Ambos, Sergey Protosenya y Vladislav Abayev, mantenían vínculos con la empresa Novatek, además de tener un alto poder adquisitivo y ser de nacionalidad rusa.