128 solicitantes de asilo político duermen en el suelo en Valencia a la espera de ser atendidos

  • Hacen cola para conseguir turno en la comisaría

  • Huyen de sus países, algunos amenazados de muerte

  • Algunos aseguran ser víctimas de abusos y estafas para conseguir el ansiado asilo político

"No es justo. Llevamos tres días y tres noches durmiendo en la calle, en una silla o un parque. Somos seres humanos y necesitamos ser mejor tratados", cuenta Zulma. Llegó a España de Venezuela para pasar unas vacaciones y decidió quedarse por la inestable situación que se vive en su país. Su caso es solo uno más entre las 128 personas que esperan junto a la Comisaría de Zapadores en Valencia, para obtener una cita que les permita solicitar el asilo en nuestro país.

Familias con niños, mujeres y hombres solos, parejas que esperan pacientes con lluvia, frío y mucho agotamiento. Vienen sobre todo de América del Sur: Bolivia, Venezuela, Colombia; o de países subsaharianos. "Estamos aquí porque vivir en nuestros países es difícil y peligroso, hay mucha violencia, algunos estamos amenazados", explica Zuleima. Llegó hace 20 días de Colombia donde tuvo que dejar a sus hijos y a toda la familia por miedo a perder la vida.

La policía atiende un máximo de 30 casos diarios

Durante los últimos cuatro días, la comisaría ha atendido a una media de 30 solicitantes de asilo político diarios. Las personas que esperan llevan cuatro días en la calle para no perder su turno. "Llevamos cuatro o cinco días durmiendo en el parque, con el frío, el viento y la lluvia. Agradecemos que nos atiendan, pero nos gustaría que fuésemos más al día porque se hace bastante dura la espera y ya traemos mucho sufrimiento por la situación de nuestros países", dice Antonio.

Estamos aquí porque vivir en nuestros países es difícil y peligroso, hay mucha violencia, algunos estamos amenazados", explica uno de los solicitantes.

Duermen en la calle para no perder el turno de espera, pero les obligan a desalojar las inmediaciones por lo que ellos mismos se han organizado. "En esta lista tenemos a 128 personas, así no perdemos el turno para solicitar el asilo en la comisaría", cuenta Carlos, uno de los que coordinan a los casi 150 solicitantes.

Estafas y espera

Después de salir de una situación difícil en sus países quieren solicitar asilo, un techo y un trabajo, pero no encuentran, según nos cuentan, demasiadas facilidades. Reclaman un mejor trato y agilidad en la administración para conseguir regularizar su estancia en nuestro país, tal y como como nos cuenta Zuleima. "Yo vine a España por la violencia que sufrí en Colombia. Nosotros solo queremos trabajar para que los que vienen detrás tengan menos difícil que nosotros el camino. Cuando vine aquí pensaba que sería más fácil conseguir asilo".

Algunos incluso aseguran ser víctimas de abusos y estafas para conseguir el ansiado asilo político. "Se aprovechan de que necesitamos el empadronamiento para el asilo y hay personas que nos piden dinero para empadronarnos en sus viviendas, hasta 100 y 200 euros. He tenido que dormir cinco días en el cauce del río y en parques mientras hacemos la espera, pensé que esto sería menos complicado". Es la situación que vive Christian a la espera del asilo.

Cuando tu país es tu infierno

"Huyo del infierno, dejé Colombia por estar amenazado de muerte. Yo aparecía en televisión representando al colectivo LGTBI. Por ello me agredieron por la calle y estuve 10 días ingresado en el hospital, casi me matan". Es la historia de Andrés, que tuvo que huir de su país por miedo a perder la vida.

Esta es la realidad de cientos de personas que solicitan el asilo político en la ciudad de Valencia. Cuando creían que lo más difícil había terminado, dejar sus países por miedo, aún les queda la incertidumbre y la preocupación de obtener el asilo político.

"Agradecemos a España que nos reciba, de verdad, pero nos gustaría que esta situación difícil para nosotros no nos la hiciesen tan complicada". Dice Zulma, cansada y triste por lo que ha vivido y por lo que está viviendo. Ella tiene suerte su hija y su yerno la esperan en la acera de enfrente para llevarla a dormir a casa, los demás, una noche más dormirán en el parque, un cajero o tirados en la acera mientras siguen haciendo la espera.