Cáncer

Anastasios, el padre que superó un cáncer y pudo cumplir su gran sueño: "Gracias a la investigación estoy aquí"

Anastasios Katselis recibió una terapia CAR-T hace seis años. Cedida
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Hace casi siete años que la vida de Anastasios Katselis se puso patas arriba. Por entonces, con 38 años, buscaba poder tener a su tercera hija cuando supo que tenía un linfoma folicular no Hodgkin, un tipo de cáncer hematológico. Tras varios intentos con tratamientos convencionales sin resultado, un ensayo clínico basado en terapia CAR-T le devolvió las esperanzas y hoy puede abrazar a sus tres hijas gracias a ello.

Pero comenzemos por el principio.

Todo empezó a finales de febrero de 2018, cuando Anastasios se dio cuenta de que "tenía un bulto en la parte derecha del abdomen" al tumbarse, lo que le hizo pensar que "podría tratarse de una hernia". Se puso en manos de los profesionales y en una ecografía observaron "una masa dentro del abdomen bastante grande, de unos 15 centímetros, que no podían identificar". Al poco tiempo, llegó el diagnóstico.

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Alrededor de 2.000 personas son diagnosticadas cada año en España con un linfoma folicular. Este comienza en los folículos de los ganglios linfáticos, donde se encuentran glóbulos blancos que combaten los gérmenes. Para combatir las infecciones sufren cambios genéticos, y en estos casos se produce 'un error' que los convierte en cancerígenos.

El caso de Anastasios es poco habitual, ya que la edad promedio de diagnóstico es de aproximadamente 60 años. Este tumor tiende a crecer lentamente (es indolente) y a menudo no se detecta hasta que afecta a varias partes del cuerpo. "En mi caso, como el bulto solo se notaba al tumbarme, no me había dado cuenta. No tuve ningún otro síntoma".

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A la cuarta fue la vencida

Dice un conocido refrán español que "a la tercera va la vencida", sin embargo, para Anastasios no fue a la tercera, pero sí a la cuarta.

El primer intento fue con quimioterapia, con la intención de preparar su cuerpo para un trasplante de médula ósea. "Al principio parecía que todo iba bien, pero la enfermedad empezó a repuntar otra vez, así que el trasplante quedó descartado", recuerda durante una entrevista con la web de Informativos Telecinco.

El segundo tratamiento consistió en una quimioterapia más intensa, pero "tras dos ciclos vieron que no había ninguna mejora".

El tercer intento fue con otra línea de quimioterapia, pero "de nuevo sucedió lo mismo". "No se lograba reducir la enfermedad al nivel necesario para poder realizar el trasplante. Nos quedamos sin opciones de tratamientos convencionales", explica.

Y por fin, una cuarta esperanza surgió. "Mi médico me dijo que debía valorar la opción de participar en un ensayo clínico. Me propusieron probar la terapia CAR-T que, aunque en ese momento apenas se había utilizado en pacientes con linfoma folicular, pensaron que podía funcionar en mi caso". Este ensayo se llevó a cabo en la Unidad CRIS de Tumores Hematológicos, ubicada en el Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid).

Su experiencia con CAR-T

"Cuando llegó el momento estaba muy ansioso, después de todos los fallos, tenía muchas ganas de someterme a este tratamiento", confiesa. El proceso, cuanto menos, le sorprendió. "Al ser un tratamiento innovador, no sabía qué esperar y me asombró que algo muy sencillo".

La terapia CAR-T es un tipo de inmunoterapia que modifica las propias células inmunitarias del paciente para atacar el cáncer. Primero se extraen las células T del paciente, luego se alteran genéticamente en el laboratorio, y finalmente se infusionan de nuevo en el paciente.

Anastasios no olvida aquel 24 de julio de 2019, el día de la infusión. Ingresó unos días antes por precaución y, cuando llegó el momento, le sorprendió la sencillez del procedimiento. "No me lo podía creer cuando vi que llegaban con una pequeña bolsita", recuerda. Le administraron el tratamiento a través de un catéter y, en cuestión de minutos, todo había terminado.

"Ya está, ahora a esperar", le dijeron los profesionales.

Una experiencia completamente distinta a la quimioterapia

La terapia CAR-T supuso para Anastasios un cambio radical respecto a todo lo que había vivido el año anterior con las distintas quimioterapias. Era un concepto totalmente nuevo, tan diferente que al principio le costaba creer en su eficacia. "Me preguntaba cómo podía ser que algo tan simple, a priori, pudiera tener un efecto mucho mayor que todo lo que me habían hecho hasta entonces", relata.

Para su sorpresa, no tuvo ningún efecto secundario. "Me dijeron que podía aparecer alguno, pero en mi caso no tuve nada. Fue muy distinto a la quimioterapia, con la que noté un gran cambio físico y me sentía débil y agotado. Vivía en un primero y me costaba subir las escaleras".

Las sesiones de quimio, además, le exigían pasar una semana entera al mes en el hospital. "Con la segunda y tercera línea tenía que ingresar cada mes para recibir el tratamiento. Me afectó mucho psicológicamente tener que dejar mi casa y a mis hijas, que entonces tenían cinco años, y pasar tantos días encerrado en una habitación".

"Estás libre de enfermedad"

"El momento en que me dijeron que estaba libre de enfermedad... era algo que llevaba mucho tiempo esperando", rememora. La noticia llegó en los primeros días de la pandemia, pero la alegría fue tan grande que nada más importaba. "No me preocupaba estar confinado, sentía una felicidad tan grande", admite.

Aquella pequeña y casi mágica 'bolsita' había cumplido su promesa.

Aun así, durante un tiempo tuvo que aprender a convivir con la incertidumbre y el miedo a una recaída. "Te preguntas: ¿y si vuelve la enfermedad?, pero con el paso del tiempo vi que todo iba bien, y hoy estoy convencido de que es una etapa superada", cuenta.

Desde entonces acude únicamente a revisiones periódicas. "Después de seis años, los médicos me transmiten que las posibilidades de recaer son muy bajas", afirma con alivio.

"Gracias a la investigación estoy aquí"

Desde su experiencia, Anastasios está mucho más concienciado sobre la importancia de la investigación. "Si no hubiera tenido esta oportunidad, posiblemente no estaría contándote esto. Tuve la suerte de poder entrar a un ensayo clínico y gracias a la investigación estoy aquí, pero todavía hay mucha gente que se queda atrás".

También, gracias a la investigación, ha podido tener a su tercera hija, su gran deseo. "Antes de que me detectaran la enfermedad estábamos intentándolo y después de todo esto decidimos que queríamos seguir adelante. Nació hace año y medio. Estoy muy agradecido".

Casi 26.000 casos para 2025

Hace poco más de cinco años que se aplicaron los primeros tratamientos CAR-T en España, siendo Anastasios uno de los primeros. Desde entonces, estas revolucionarias terapias celulares han transformado la vida de muchas personas con tumores hematológicos.

En España, las previsiones para 2025 apuntan a 25.770 nuevos diagnósticos de cáncer hematológico -datos de REDECAN—, lo que sitúa a este grupo de enfermedades como el quinto tipo de cáncer más frecuente en nuestro país.

Los cinco retos que marcarán el futuro del cáncer de sangre

Actualmente, CRIS Contra el Cáncer, entidad de referencia en investigación oncológica, lidera varios proyectos centrados en los cinco grandes retos para mejorar el tratamiento de los cánceres de la sangre.

Cada uno de estos desafíos cuenta ya con líneas de investigación activas en las Unidades CRIS —como la del Hospital Universitario 12 de Octubre, donde fue tratado Anastasios—, situadas en hospitales públicos y en centros de investigación de referencia. El objetivo es ofrecer nuevas opciones terapéuticas a los pacientes con leucemias, linfomas y mielomas.

"El cáncer de la sangre ha experimentado una auténtica revolución gracias a las terapias celulares, pero todavía estamos lejos de poder ofrecer soluciones a todos los pacientes. Persisten importantes retos clínicos y científicos que debemos abordar con urgencia si queremos que los avances lleguen de forma real y efectiva a toda la población", explica Joaquín Martínez, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Universitario 12 de Octubre y director científico de CRIS Contra el Cáncer.

Entre las principales líneas de trabajo de la organización destaca la detección temprana de recaídas mediante tecnologías de última generación, una estrategia que busca adelantarse a la progresión del linfoma folicular y de otros tipos de cáncer hematológico.

También se está investigando en regiones poco conocidas del ADN con el propósito de comprender mejor las causas de las recaídas en pacientes con leucemia linfoblástica aguda tipo B, una enfermedad en la que el 90% de las personas que recaen no logran superarla.

Otro de los grandes objetivos de CRIS es desarrollar pruebas sencillas, basadas en muestras de sangre, que permitan identificar de forma temprana y ultra precisa a las personas con mayor riesgo de padecer la enfermedad, lo que abriría la puerta a intervenir antes de que aparezcan los síntomas.

Paralelamente, la entidad trabaja en la creación de una nueva generación de terapias CAR-T, diseñadas para ofrecer respuestas más prolongadas incluso en aquellos pacientes que no responden a los tratamientos actuales.

Además, se investiga en el desarrollo de terapias CAR-NK, una innovadora aproximación que, en lugar de utilizar linfocitos T, emplea células NK —un tipo de célula inmunitaria— con el objetivo de potenciar la respuesta del sistema inmunológico frente al cáncer.

"Hay mucha gente que tiene sueños"

Anastasios lanza un mensaje claro: la investigación no puede detenerse. "Hay mucha gente que tiene sueños, y esta enfermedad los frena. Pero hoy hay más esperanza que nunca", asegura. Por eso pide que se siga avanzando "para reducir los tiempos y acercar los tratamientos a todas las personas que los necesitan cuanto antes". Y recuerda a quienes no tuvieron su misma suerte: "Incluso en mi ensayo hubo gente que se quedó atrás. Por ellos, hay que seguir".