Redes sociales

Marta y Luis, dos hermanos gaditanos que rompen barreras y enseñan a mirar bien: "No está enfermo, solo tiene parálisis cerebral"

Marta y Luis, dos hermanos de San Fernando, Cádiz
Marta y Luis, dos hermanos de San Fernando, Cádiz. Redacción
  • Marta y Luis, dos hermanos de San Fernando, Cádiz, rompen prejuicios mostrando a través de las redes sociales que la parálisis cerebral no define a una persona

  • A través de su complicidad enseñan que la inclusión empieza al dejar de mirar con pena y empezar a ver a la persona, no a la discapacidad

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CádizHay historias que al ser contadas no buscan ni emocionar ni dramatizar, sino que simplemente buscan despertar a quien la escuche. La de Marta y Luis, dos hermanos de San Fernando (Cádiz), es una de ellas. Una historia que no nace desde la pena, ni tampoco desde lo extraordinario. Nace desde lo cotidiano, desde una familia que decidió que la parálisis cerebral no iba a ser un límite, sino una forma distinta de andar la vida.

Luis tiene 21 años y una parálisis cerebral que afecta a su movilidad, pero no a lo que realmente lo define, que es su curiosidad, su inteligencia y su manera luminosa de estar en el mundo. Marta, su hermana mayor, tiene 25 y es psicóloga. Quizá ese camino profesional empezó mucho antes de elegir carrera, cuando siendo niña aprendió a observar, a interpretar miradas, a leer emociones que no siempre se expresaban con palabras.

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Ella desarrolló, cuando no le correspondía, una sensibilidad y madurez especial para enfrentarse a todo el que consideraba que su hermano no encajaba. Sin embargo, para ella siempre fue exactamente eso, su hermano.

Una denuncia necesaria: mirar sin miedo

Desde hace un tiempo, los dos juntos, forman una pareja de lo más activa en redes sociales. Allí, en esa venta abierta al mundo, enseñan la realidad de su día a día. Lo bueno, pero también lo malo. Y por eso uno de sus videos de ha viralizado: "Mi hermano no está malito. No necesita curarse ni que le tengáis lástima".

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Es el grito desesperado de una joven que está cansada de que a su hermano "le miren diferente". Lo viven demasiado a menudo. Miradas compasivas, gente que se santigua al verlo, madres que apartan a sus hijos como si la parálisis cerebral pudiera contagiarse... Para Marta, esos gestos hieren porque reducen a Luis a su condición física, como si su vida valiera menos. "Nosotros, en la mayoría de las ocasiones, nos lo intentamos tomar con humor, porque sabemos que esto ocurre por el desconocimiento y la ignorancia que tienen las personas hacia la parálisis cerebral", dice resignada en ese video junto a su hermano.

Y esa ignorancia es exactamente lo que más les duele. Por eso explican, una y otra vez, que la parálisis cerebral no es una enfermedad, que no es progresiva ni contagiosa. Que es una condición neurológica, no una condena. Y que lo único realmente peligroso es seguir mirándole con miedo.

Una infancia sin límites y una vida llena de experiencias

"No hace falta admirar ni compadecer a las personas con discapacidad. Basta con tratarlas como a cualquiera", dice. Porque la diversidad funcional no es un mundo aparte, es parte del mundo. Y Luis lo demuestra cada día. Es un joven con sueños, con una vida plena, con sentido del humor y con un entorno que lo respeta y lo impulsa.

La familia nunca permitió que la parálisis cerebral marcara la lista de lo que Luis podía o no podía hacer. Así, "ha montado en parapente, ha esquiado, ha grabado un corto y ha vivido experiencias que muchos jóvenes sin discapacidad nunca se han atrevido a probar", dice Marta orgullosa.

"Luis no echa nada de menos, porque no conoce otra vida", explica. "Esta es su vida, y es feliz". Y se ve en sus videos y en sus fotos. Se nota cuando bailan juntos, cuando Luis sonríe escuchando música, Camilo y Evaluna son sus artistas favoritos, cuando hacen cualquier plan cotidiano que podría ser insignificante para otros, pero que para ellos es sencillamente natural.

Una complicidad que no necesita palabras

Marta dice que con Luis tiene una conexión que no puede explicarse. "Con la mirada nos entendemos", afirma. Y no es una frase hecha. Es una realidad construida durante años de complicidad y amor entre hermanos que se han acompañado en cada etapa. En la infancia, la adolescencia... "nos peleamos como todos los hermanos", confiesa.

Pero por si esa conexión fuese poco, Luis se comunica a través de una tablet con un sistema de comunicación aumentativa. Tiene dos pulsadores, uno para avanzar entre opciones y otro para seleccionar. Él decide el ritmo, elige lo que quiere decir y marca la conversación. La tablet pone la voz, pero la intención es suya. De hecho, gracias a ella, en uno de sus videos explica que "me gusta ver en la tele fútbol y series, salir con amigos, ir a restaurantes y hacer videollamadas"

Y esta es su lucha, la de ambos. Marta insiste en lo importante, en que Luis es un joven de 21 años con deseos, aficiones y humor propio. Su parálisis cerebral no lo define; solo le exige un modo diferente de comunicarse y moverse.