Así se realiza la vibrante recogida de las "naranjas bordes" de las calles de Valencia

La imagen es cuanto menos espectacular. El tractor se coloca frente al naranjo y despliega una tela plástica similar a las alas de un murciélago abrazando el naranjo. Es en ese momento, cuando la máquina comienza a vibrar, el término más correcto es mimbrear, y las naranjas comienzan a caer.

Un sistema de recogida que provoca la sorpresa y admiración de los ciudadanos que pasan por la calle. La mayoría, móvil en mano, lo graban para compartirlo con sus amigos por Whatsapp o con sus seguidores en redes sociales. "Es muy llamativo", reconoce una joven que ha recogido el proceso en su teléfono. También, los vecinos que están en casa, al oir el ruido se asoman a los balcones.

"Nunca he tenido tantos espectadores mientras trabajo. La gente alucina", asegura José, el tractorista conquense que durante unos meses deja la campaña de la almendra y el pistacho para dedicarse a recoger naranjas en Valencia. "Es el único sitio en el que se trabajo en plena ciudad. Es un proceso más engorroso porque hay muchos obstáculos".

420.000 kilos de naranja amarga

La campaña comenzó el pasado mes de noviembre y durará hasta finales de febrero. Siempre, se relaliza durante estos meses para evitar que las frutas maduren y comiencen a caer al suelo. "El objetivo es evitar que se ensucien las calles y que suponga un peligro, tanto por los resbalones como por sí puede caerle a alguien en la cabeza", explica Sergi Campillo, vicealcalde de Valencia. 

Antiguamente, la recogida se hacía de forma manual, lo que suponía la utilización de muchos más recursos humanos y de más tiempo. Ahora con esta máquina, todo se realiza de forma más rápida y eficiente.

La tarea no es sencilla. En total, hay que recoger las naranjas de 9.000 árboles de toda la ciudad. En total está previsto que este año se cojan 420.000 kilos.

Naranjas amargas para abono

El dulzor de las naranjas de la huerta valenciana, nada tiene que ver con el sabor de estas naranjas bordes. Su intenso sabor amargo y su exposición a la contaminación de la ciudad las hacen no aptas para el consumo humano.

A cambio, los cientos de miles de kilos recogidos cada año se trasladan a la planta EMTRE de tratamiento de residuos y compostaje  de Hornillos (Valencia) donde se convierten en abono para el campo. Un compost al que pueden acceder de forma gratuita todos aquellos agricultores o particulares que deseen utilizarlo.

No obstante, estas naranjas también pueden tener otros usos, como para la elaboración de ambientadores, perfumes o productos cosméticos. Desde el Ayuntamiento de Valencia aseguran estar abiertos a propuestas de empresas para buscarles otra utilidad y porque no, un beneficio económico a estas naranjas de ciudad.