El brutal choque entre Íñigo y Aroa incendia la casa de ‘Gran hermano 20’: “Es lamentable”
La discusión, llena de reproches, comparaciones y ataques personales, termina con los concursantes evitando hablarse
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La convivencia en ‘Gran Hermano 20’ ha vuelto a estallar, con Aroa e Íñigo de nuevo como protagonistas. Esta vez los protagonistas han protagonizado los enfrentamientos más intensos de la edición. Un choque que llevaba días fraguándose y que terminó con ambos completamente desbordados.
El regreso de Aroa a la casa ya había generado roces. Ella misma decía sentirse “contenta y tranquila”, pero la tensión no tardó en aparecer. Íñigo, por su parte, estaba dispuesto a “controlarse más y saltar menos”, pero su convivencia con Aroa, según él mismo admite, es explosiva: “Ella es muy madre y yo soy muy bruto”
El detonante del enfrentamiento
La discusión arrancó cuando Íñigo comenzó a explicar por qué no quería seguir acudiendo a ver a Patri en la zona exterior de la casa. “Estoy hasta los hue***”, decía, hastiado del tono victimista que según él recibía en cada visita. Aroa intervino para dar su opinión… y ahí todo se torció.
Íñigo, que ya estaba irritable, terminó comparándola con Patri: “Sois iguales, solo que os lleváis 12 años”. Una frase que Aroa recibió como un ataque directo: “Hombre, es que me la has metido doblada”.
La conversación empezó a subir de tono. Ella se defendía, él se desesperaba, y Mamadou intentaba mediar sin éxito. Cada frase era gasolina sobre el fuego.
Aroa dijo sentirse “dolida” por la comparación, mientras Íñigo insistía en que ella no escuchaba y que todo lo sacaba de contexto. El tono se volvió cada vez más duro:
Íñigo: “No te autoengañes, que está mal”.
Aroa: “Tú eres el sabelotodo”.
Íñigo: “No seas tan lamentable”.
Aroa: “¡Qué pereza, qué negatividad, los chakras!”
Uno de los momentos más tensos llegó cuando Aroa adoptó un tono irónico y él estalló: “A mí no me hables condescendiente, que si quieres te gano por goleada”.
Tras la bronca, Aroa se desahogó con sus compañeras: “Estoy tranquila y contenta, y simplemente que me ponga a compararme… las comparaciones son odiosas”. Mientras tanto, Íñigo seguía indignado: “Es que tiene que saltar para ganar protagonismo”.
